--> Vive un momento de euforia desmedida. Logra con facilidad pasmosa goles que valen triunfos y triunfos que valen una carrera deportiva. Juega desatado, como si por algún proceso mágico o alquímico su corazón bombeara sangre enriquecida con alegría sintetizada. Tiene planta de guerrero contemporáneo y actitud de líder campechano. Y en él confluyen tópicos desvergonzados que dejan a la altura del betún al andaluz sensato. Se siente un hombre afortunado el amigo Sergio Ramos. Hay tíos que nacen con genes privilegiados.
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Sergio Ramos. |
Es un individuo feliz, orgulloso de sí mismo y de los suyos. Llano, tranquilo,
el hijo perfecto, el yerno que todas las marujas desean. Uno lo imagina en el rol del torero cabrío que pone los cojones encima de la mesa como carta de presentación, y a partir de ahí ya vamos hablando. Es el heredero ufano de todos los defectos que le han sido heredados, y no siente la menor vergüenza por mostrarlos.
Es un buen chico, Sergio Ramos.
La gente no lo sabe, pero Sergio leía libros. Quizá no a Dostoievski ni a Saramago, pero el muchacho viajaba con un libro debajo del brazo. Le gusta aprender cosas si las cosas que se aprenden no son muy complejas y están bien explicadas. Es un tipo moderadamente curioso, aunque bastante despreocupado por lo que le queda lejano.
Compasivo, cristiano. Siente pena por los que lo pasan mal, aunque nunca se preguntará quién es el culpable de que haya tanto desgraciado, y desde luego nunca se reconocerá entre los malvados. Él es un futbolista desprendido: renunciaría a su riqueza si con su riqueza pudiera arreglar algo más que un simple descosido.
Vive su mejor momento, personal y futbolístico. Se echó por pareja a una buena chica de encefalograma parecido, madura a estas alturas, desengañada de según qué mundillos y desesperada por dar con un chaval honesto. La inspiración era esto, pensarán en la intimidad: una alegría serena pero desencadenada que bien podría confundirse con la 'rauxa' catalana, si la 'rauxa' catalana no les sonara a forastero.
Qué gran central es el feliz Sergio Ramos. Qué enorme, legendario futbolista sería con un poco más de cabeza. Aunque entonces, quizá sin tanta inocencia, dejaría de ser Sergio Ramos. Y no se habría desencadenado de esta manera.
Qué gran central es el feliz Sergio Ramos. Qué enorme, legendario futbolista sería con un poco más de cabeza. Aunque entonces, quizá sin tanta inocencia, dejaría de ser Sergio Ramos. Y no se habría desencadenado de esta manera.
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