--> Ando revuelto, para qué lo voy a negar. Las reflexiones de la edad adulta ocupan mi tiempo y apenas dejan lugar para las cosas mundanas, las que tanto gustan a la gente, los asuntos cotidianos que amalgaman y organizan la idiotez como la idiotez nunca antes había sido organizada. Pienso, por ejemplo, en el motivo por el que no existen urólogos con alma. Lo pienso y sé que no debería, que Neymar ha llamado tonto (o bobo, o mierda, nadie lo sabe bien) a un periodista, y que claramente debería situarme del lado del futbolista si no quiero acabar siendo tonto (o bobo, o mierda, qué más da). Pienso que está de moda, en mi profesión, separarse con mucha dignidad de eso que Alves llamó genéricamente basura (sin concretar, por si acaso). Y concluyo que en todas las guerras siempre elegiré el bando del perdedor.
Un artículo de Sergio M. Gutiérrez (@sergiomguti)Seguir a @sergiomguti
Los Manolos. Deportes Cuatro. |
A quién le importan hoy los matices.
El anatema general contra los periodistas, particularmente los deportivos, casa de maravilla con ese peligroso regreso a la (estúpida) simpleza de las cosas. Los periodistas son malos como los deportistas ganadores son buenos. Los políticos son horrendos, todos menos el mío. Los ricos se lo han ganado si soy de derechas, son unos ladrones si de izquierdas. Los guapos tienen músculos y las gordas son gordas y bien harían en adelgazar. Los vegetarianos comen jamón a escondidas y los perros no se matan, pero de los cerdos hasta los andares. Y yo no soy racista, pero.
Bah, cosas de mayores. Cómo voy a ponerme a explicar que la gente no tiene ni puñetera idea de lo que el periodismo es.
En qué momento diría alguien (y ya se quedó dicho para siempre) que un periodista sólo puede informar, que no debe interpretar, opinar, entretener, agradar, hacer el moñas, gritar, bajarse los pantalones o subir de cualquier otro modo la audiencia del programa que le paga un buen dineral. Cómo es posible que no se entienda que el entretenimiento también es periodismo, sobre todo si el periodismo que se ha de hacer es el deportivo. (Y el que tenga algo que objetar que venga y me diga con sus santos bemoles que los partidos de fútbol se ven sólo para estar informado. Anda ya.)
Es más, quién dijo que un periodista no puede inventarse una noticia. ¿Por qué no, si su audiencia se lo pide y lo recompensa por ello? ¿Acaso no están llenos de ficción nuestros medios de comunicación? ¿En qué momento asumimos que los periodistas deportivos existen para contarnos la verdad? ¿Por qué triunfan entonces sólo los que no la cuentan, los que en mayor grado y de modo más grotesco la pervierten?
¿Saben cuál es el problema? No es que todo eso no sea periodismo. ¡Por supuesto que lo es! El problema es, siempre, la identificación del género periodístico que en cada momento se practica: informativo, interpretativo, opinativo, revoltijo de todos los demás, o bien simple espectáculo, debate nocturno de gañanes puestos hasta las cejas, radio algo menos nocturna para irse a la cama pensando en cuestiones más llevaderas que el asqueroso mundo que nos rodea... Todos son géneros periodísticos. Y todos son igualmente dignos. Porque todos han sido creados a imagen y semejanza de quien los consume.
¿Límites? Sí, la deontología (dicen). Quién sabrá en el mañana de los criptogramas lo que significa la palabra ésa, deontología. Si hasta suena a siglo pasado.
Escribe para 'El Chut': @sergiomguti
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