"" enero 2016 ~ El Chut <br> Expertos deportivos

"Que quien se calla cuanto me callé
no se podrá morir sin decirlo todo.".

José Saramago.

Aquí no dimite ni Dios

Perdonen la blasfemia, pero Dios también habría de dimitir de su cargo divino, si es verdad aquello que Alejandro Blanco afirmó en su condición de muy respetable presidente del Comité Olímpico Español. "Dios va con Madrid", dijo muy ufano. Qué cosas tiene el señor Blanco. Dios, ya se sabe, carga con demasiadas responsabilidades, y uno no puede pretender que se ponga siempre de su lado.

Ganó Wimbledon, perdió la “Batalla de los Sexos”

Este 25 de octubre se han cumplido 18 años del fallecimiento de una de las personas que más ha contribuido al progreso del tenis femenino y también a la igualdad de premios de la que tanto se habla en la actualidad.

Novelismo (I): “El germen de la traición”

Pateaban un balón de fútbol contra una pared, igual que cuando contaban apenas doce años. Se entendían sin palabras y agradecían mutuamente el silencio con el que se comunicaban. Pep Guardiola y Tito Vilanova hacían tiempo antes del entrenamiento de la mañana.

Mi futbolista favorito

Habría que recordar más a menudo la razón que convierte al fútbol en el más universal de los deportes: el fútbol es lo que es porque lo juegan niños de toda condición, y los ricos pocas veces son los mejores.

La decisión

"¿ Todos los días tomamos decisiones. Es inevitable. Prácticamente desde el primer momento, al despertar, cuando escoges poner primero un pie u otro en el suelo. La mayoría son nimias. "

29 enero 2016

De fútbol y periodistas

--> Ando revuelto, para qué lo voy a negar. Las reflexiones de la edad adulta ocupan mi tiempo y apenas dejan lugar para las cosas mundanas, las que tanto gustan a la gente, los asuntos cotidianos que amalgaman y organizan la idiotez como la idiotez nunca antes había sido organizada. Pienso, por ejemplo, en el motivo por el que no existen urólogos con alma. Lo pienso y sé que no debería, que Neymar ha llamado tonto (o bobo, o mierda, nadie lo sabe bien) a un periodista, y que claramente debería situarme del lado del futbolista si no quiero acabar siendo tonto (o bobo, o mierda, qué más da). Pienso que está de moda, en mi profesión, separarse con mucha dignidad de eso que Alves llamó genéricamente basura (sin concretar, por si acaso). Y concluyo que en todas las guerras siempre elegiré el bando del perdedor.

Un artículo de Sergio M. Gutiérrez (@sergiomguti)

Los Manolos. Deportes Cuatro.

    Dicen que los seres humanos, empujados por los nacidos en el nuevo milenio, estamos abandonando poco a poco la escritura para regresar al criptograma. Son cosas de mayores, ya lo sé, y no interesan a nadie. Pero permítanme un instante. Piénsenlo un momento. Comunicarnos sólo con criptogramas; sencillitos, claro, que no estamos para esfuerzos de desencriptado en el siglo de la pereza. La caca del Whatsapp, tres o cuatro caritas diferentes, el dedo pulgar como gesto de aprobación y el dedo corazón para mandar a tomar por...

     A quién le importan hoy los matices.

     El anatema general contra los periodistas, particularmente los deportivos, casa de maravilla con ese peligroso regreso a la (estúpida) simpleza de las cosas. Los periodistas son malos como los deportistas ganadores son buenos. Los políticos son horrendos, todos menos el mío. Los ricos se lo han ganado si soy de derechas, son unos ladrones si de izquierdas. Los guapos tienen músculos y las gordas son gordas y bien harían en adelgazar. Los vegetarianos comen jamón a escondidas y los perros no se matan, pero de los cerdos hasta los andares. Y yo no soy racista, pero.

     Bah, cosas de mayores. Cómo voy a ponerme a explicar que la gente no tiene ni puñetera idea de lo que el periodismo es.

     En qué momento diría alguien (y ya se quedó dicho para siempre) que un periodista sólo puede informar, que no debe interpretar, opinar, entretener, agradar, hacer el moñas, gritar, bajarse los pantalones o subir de cualquier otro modo la audiencia del programa que le paga un buen dineral. Cómo es posible que no se entienda que el entretenimiento también es periodismo, sobre todo si el periodismo que se ha de hacer es el deportivo. (Y el que tenga algo que objetar que venga y me diga con sus santos bemoles que los partidos de fútbol se ven sólo para estar informado. Anda ya.)

     Es más, quién dijo que un periodista no puede inventarse una noticia. ¿Por qué no, si su audiencia se lo pide y lo recompensa por ello? ¿Acaso no están llenos de ficción nuestros medios de comunicación? ¿En qué momento asumimos que los periodistas deportivos existen para contarnos la verdad? ¿Por qué triunfan entonces sólo los que no la cuentan, los que en mayor grado y de modo más grotesco la pervierten?

     ¿Saben cuál es el problema? No es que todo eso no sea periodismo. ¡Por supuesto que lo es! El problema es, siempre, la identificación del género periodístico que en cada momento se practica: informativo, interpretativo, opinativo, revoltijo de todos los demás, o bien simple espectáculo, debate nocturno de gañanes puestos hasta las cejas, radio algo menos nocturna para irse a la cama pensando en cuestiones más llevaderas que el asqueroso mundo que nos rodea... Todos son géneros periodísticos. Y todos son igualmente dignos. Porque todos han sido creados a imagen y semejanza de quien los consume.
   
      ¿Límites? Sí, la deontología (dicen). Quién sabrá en el mañana de los criptogramas lo que significa la palabra ésa, deontología. Si hasta suena a siglo pasado.

     

Escribe para 'El Chut': @sergiomguti

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