"" marzo 2015 ~ El Chut <br> Expertos deportivos

"Que quien se calla cuanto me callé
no se podrá morir sin decirlo todo.".

José Saramago.

Aquí no dimite ni Dios

Perdonen la blasfemia, pero Dios también habría de dimitir de su cargo divino, si es verdad aquello que Alejandro Blanco afirmó en su condición de muy respetable presidente del Comité Olímpico Español. "Dios va con Madrid", dijo muy ufano. Qué cosas tiene el señor Blanco. Dios, ya se sabe, carga con demasiadas responsabilidades, y uno no puede pretender que se ponga siempre de su lado.

Ganó Wimbledon, perdió la “Batalla de los Sexos”

Este 25 de octubre se han cumplido 18 años del fallecimiento de una de las personas que más ha contribuido al progreso del tenis femenino y también a la igualdad de premios de la que tanto se habla en la actualidad.

Novelismo (I): “El germen de la traición”

Pateaban un balón de fútbol contra una pared, igual que cuando contaban apenas doce años. Se entendían sin palabras y agradecían mutuamente el silencio con el que se comunicaban. Pep Guardiola y Tito Vilanova hacían tiempo antes del entrenamiento de la mañana.

Mi futbolista favorito

Habría que recordar más a menudo la razón que convierte al fútbol en el más universal de los deportes: el fútbol es lo que es porque lo juegan niños de toda condición, y los ricos pocas veces son los mejores.

La decisión

"¿ Todos los días tomamos decisiones. Es inevitable. Prácticamente desde el primer momento, al despertar, cuando escoges poner primero un pie u otro en el suelo. La mayoría son nimias. "

23 marzo 2015

Sí, el Valencia puede pelear la Liga

--> Sí, el Valencia puede ganar la Liga. Hay poco de locura en la afirmación, tampoco de utopía. Quizás sí algo de magia, necesaria en cualquier caso para que en el deporte profesional se produzcan instantes extraordinarios, heróicos. Y la historia del fútbol español como el mundial está salpicada de esos inesperados momentos. Pero al señalar al equipo de Nuno como candidato al triunfo en el campeonato, lo primero es agarrarse a los números y la estadística para cimentar la argumentación, una forma más de callar a los amigos de la tradición, ajenos a lo imposible. Los mismos que la temporada pasada se empeñaron en negar lo evidente, hasta que el Atlético les cerró la puerta en las narices el 18 de mayo.

Un artículo de Jorge Segura (@jseguraclara)

Nuno Espírito Santo, entrenador del Valencia C.F.

     Por tanto, para los descreídos, vayamos con los datos. A diez jornadas para la conclusión del torneo, los valencianistas son terceros a 8 puntos del líder Barcelona y a 4 del Real Madrid, segundo. Una distancia difícil de enjugar, más aún tratándose de los rivales en liza, pero no imposible. El primer apunte al que pueden aferrarse los hinchas blanquinegros reside en los puntos que ambos se dejaron la temporada pasada en el tramo decisivo. Los madridistas perdieron 13 en el camino, por 9 de los barcelonistas. 
     Está claro que la actual desventaja con los blaugrana obligaría al conjunto de la capital del Turia a ganar prácticamente las 10 jornadas que le esperan. Ahí tendrá su gran pendiente, con un calendario terrible como visitante pero que, a la vez, puede ser el gran aliado en la necesaria remontada.
     El Valencia tiene cuatro salidas muy complicadas, comenzando en Bilbao y terminando en Almería, que presumiblemente se jugará el descenso en la penúltima jornada. En medio, las visitas al Bernabéu y Camp Nou. Es evidente que si quieren de verdad competir por el título, deberán ganar en ambos escenarios. Pero tampoco el Barça lo tendrá fácil, teniendo en cuenta que debe viajar a Sevilla, jugar en el Calderón y enfrentarse al Espanyol en Cornellà. En ese sentido, es indudable que el Real Madrid afronta el mejor calendario final. Jugará seis partidos en su estadio y sólo el viaje al Sánchez Pizjuán parece preocupante para los blancos.

     Claro que a la senda liguera, merengues y culés deben añadir los envites europeos. Ambos estarán muy exigidos en sus eliminatorias de Liga de Campeones frente a Atlético y PSG, mientras que los valencianistas seguirán contando con la ventaja de jugar sólo un partido por semana, sin distracciones o desgaste físico.     

     Además de lo apuntado, la realidad es que el club jamás ha tenido un equipo tan bueno cuantitativamente como éste. Lo dicen los números, que casi nunca engañan. Jamás en la historia una plantilla de Mestalla tuvo 60 puntos en la jornada 28 de la Liga. Desde que se estableció la norma de que un triunfo equivalía 3 puntos en la temporada 1995-96, sólo los campeones de la campaña 2003-04 se acercaron a estos guarismos con 57 puntos y en la etapa de Unai Emery con 54 en la 2010-11.
     Más allá de los digitos, queda la parte anímica. Sin ella, cualquier cálculo, consideración o análisis es absurdo. El entrenador y los jugadores deben creer en que todo es posible. Aquí hay una importante diferencia en relación a los últimos grandes títulos que conquistó el valencianismo.
     En 2002, con circunstancias similares, tras analizar el calendario de los rivales y el propio, mirar los minutos jugados por los jugadores más desequilibrantes en todos los equipos y las estadísticas individuales y colectivas, Rafa Benítez se encerró en el vestuario de la ciudad deportiva de Paterna con sus jugadores. Tras una charla de hora y pico, mostrándoles esos datos que él y su grupo de trabajo habían analizado, les convenció de que eran capaces de ganar la Liga y que dependía de ellos pelearla. Al poco, salió y transmitió el mismo mensaje en rueda de Prensa y lo repitió a los periodistas que estábamos presentes al acabarla. "Es posible, pero hay que convencerse y convencer a la gente"... lo que ocurrió después ya es historia del club y leyenda del personaje que hizo factible el quinto título liguero.

A     hora, un número importante de aficionados, hastiados en los últimos años por la mediocridad del equipo y la imposibilidad de pasar del tercer puesto, está ya más que convencido de que, al menos, sí pueden discutirle el pan a madridistas y barcelonistas. No es que estuvieran predispuestos ante cualquier atisbo de mejoría del club, es que además han comprobado que sus jugadores han sobrepasado al actual campeón en la clasificación y en el cara a cara, fueron mejores que el equipo de Ancelotti y no inferiores al de Luis Enrique, pese a la derrota. Cabe pues creer en el éxito. Por lo vivido, los números y el empuje de la gente. Claro que creer no siempre es poder.


Escribe para 'El Chut': Jorge Segura (@jseguraclara)

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09 marzo 2015

Marcelino, el líder del Villarreal

--> Villarreal ya no es la misma quince años después. Demográficamente es un poco más grande y ha pasado de los casi 42.000 habitantes de entonces por los cerca de 52.000 actuales. No ha crecido mucho. Seguramente porque la emigración del campo a la ciudad sufrió un parón con la grave crisis económica actual. Cuando todo empezó en el año 2000, la industria de la cerámica azulejera estaba en pleno auge, lo que convertía el porcentaje de paro en inexistente. Había trabajo, bien remunerado y la gente vivía cómodamente, feliz. Al abrigo de todo aquello, construyó Fernando Roig su proyecto futbolístico. Tras adelantarse en 1998 a sus expectativas y estrellarse sólo un año más tarde, con el cambio de milenio el Villarreal CF subió a Primera como la espuma, de la mano de su ciudad y la privilegiada región empresarial.

Un artículo de Jorge Segura (@jseguraclara).



     Pocas instituciones deportivas habrán tenido una simbiosis tal con su entorno económico como la villarrealense. Durante años los éxitos de la comarca y el club fueron de la mano. Había dinero para casi todo, bien gestionado por otra parte. Así llegaron grandes figuras consagradas e inversiones en jóvenes talentos emergentes. La época dorada de los Palermo, Anderson, Arruabarrena, Riquelme, Sorín, Senna, Cazorla, Pires, Forlán, Rossi... ellos pusieron en el mapa geográfico a la localidad y en el futbolístico a la entidad. Tanto que se quedaron a un paso de la final de la Copa de la UEFA de 2004 o a un gol de jugar la de Liga de Campeones en 2006, tras perder sólo 2 de los 14 encuentros que jugaron en el torneo y después de eliminar a históricos como el Benfica o el Inter de Milán. Solo dos años después alcanzaron un histórico subcampeonato de Liga.

     Para entonces, verano de 2008, el club ya había comenzado un intenso trabajo de captación de jóvenes futbolistas y de construcción de una estructura de cantera que aligerara el gasto económico. La vertiente empresarial del presidente Fernando Roig ya le hacía atisbar que la crisis que comenzaba a entrar en todos los ámbitos sociales, terminaría agitando el fútbol. Así, ese esfuerzo en la base posibilitó el ascenso del equipo filial a Segunda y la estabilidad del primer equipo en la élite. Hasta 2011. Todo pareció derrumbarse con el descenso a Segunda, pero el trabajo previo que ya habían realizado hizo la reconstrucción más fácil. Eso y encontrar un entrenador a medida. El verdadero sucesor de Manuel Pellegrini. Porque aunque Juan Carlos Garrido tuvo buenos momentos al frente del primer equipo, no acabó de asentarse y las apuestas posteriores tampoco dieron sus frutos, hasta que Marcelino tomó las riendas del proyecto para acabar logrando el tercer ascenso de la historia amarilla.

     A partir de ahí, con la estructura de cantera como base, con jugadores como Manu Trigueros, Jaume Costa o Mario Gaspar girando en torno a las figuras de Bruno Soriano y Mateo Musacchio, García Toral mostró la temporada pasada el potencial de bloque de su equipo y el suyo propio. Ese técnico que a punto estuvo de comandar el Valencia en la primavera de 2008. 
      Convirtió al Villarreal en una combinación de fútbol de toque, rápido en el desplazamiento y vertical por las bandas, sin miedo a nadie hasta el límite de volver a meterlo en competición europea nada más regresar a Primera.
     Además de lo futbolístico, el técnico asturiano se ganó el respeto absoluto de Roig por decisiones de vestuario que refrendaron su mando en el grupo. Si Pellegrini cortó de raíz en su momento el intento de sublevación de Riquelme, al que decidió no poner más tras un intento de pulso, Marcelino comprendió que por el bien del equipo le tocaba hacer lo mismo con otros jugadores que habían sido trascendentes bajo su propio paraguas. El caso más evidente ha sido el del penúltimo referente de la primera gran época villarrealense, Cani. No hay lugar en ese vestuario para quien cree tener un estatus por encima del real. Incluso por caro que resultara el fichaje de Gio, tampoco a Marcelino le ha costado entender que la titularidad la merecía Vietto, emergente desde el incio de temporada y absoluta revelación de la Liga tras sólo unos meses en ella.

     Claro que el éxito fundamental de Marcelino y por tanto del Villarreal, radica en la capacidad que ha tenido de hacer sentir a 20 jugadores como titulares. Más allá de la decisión de guardar siempre su portería con Asenjo, cualquiera puede jugar en cualquier escenario. Centrado en la Copa hasta alcanzar por primera vez las semifinales y en Europa League hasta el cara a cara que le medirá con el Sevilla a partir del jueves, dio la sensación de poner siempre lo mejor en las eliminatorias. Todo hacía pensar que el glamour y escaparate del Bernabéu le llevaría a disponer también a los elegidos. Pero ahí surgió ese genio astur de Marcelino, quien se mantuvo fiel a la idea. Jugó con los ‘titulares’ de la Liga y consiguió un golpe de efecto que le ha hecho erigirse definitivamente en el líder, el comandante del submarino. 


Escribe para 'El Chut': Jorge Segura (@jseguraclara)



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