--> A mi Raúl siempre me ha parecido un excepcional jugador, digno de admiración. Inteligente, líder, resolutivo, solidario... un ejemplo en el campo. Pocos pueden presumir de tantas cualidades en la historia del fútbol. Incluso reconozco la injustica que se cometió con él cuando debió ganar el Balón de Oro de 2001 y en cambio se lo dieron a Michael Owen. No tengo dudas de su relevancia para el deporte del balón en España y a nivel internacional.
Escribe para El Chut: Jorge Segura.Seguir a @jseguraclara
En mi memoria retendré siempre goles maravillosos, empezando por el primero que marcó en la elite, frente al Atlético de Madrid y que le dedicó a Dani. Aquella fantástica jugada que inventó en la final de la Copa Intercontinental contra el Vasco de Gama y que bautizaron como el 'aguanís' o la pillería en la final de la Champions de 2002 ante el Bayer Leverkusen. Imposible olvidar también sus gestos de mandar callar el Camp Nou o el señalarse el nombre y el número de la camiseta cuando empezó a estar cuestionado por unos cuantos, celebración que ha mantenido hasta el final.
Es una galería que siempre es de color blanco, eso sí. Blanco madridista en su mayoría. De hecho, hasta el mejor gol que le recuerdo con la Selección también fue vestido de inmaculado, el que le hizo a Nigeria en el partido inaugural español del Mundial de 1998. Ese en el que, con el resto de compañeros y seleccionador, fracasó estrepitosamente, al caer eliminados en la primera fase ante el combinado africano y Paraguay.
Porque, y a pesar de muchos, la historia de Raúl con España nada tiene que ver con su idilio como madridista. Tras el fiasco francés, le siguieron el de la Eurocopa de 2000, donde la imagen que quedó sí fue suya, hundido de espaldas y cabizbajo tras mandar a las nubes un penalti ante Barthez que nos mandaba a la calle. Y continuó en 2002, cayendo ante la anfitriona Corea del Sur en un partido donde se quedó en el banquillo por molestias. Luego vino la penosa eliminación, otra vez a la primera, en la Euro de Portugal y la última de la Copa del Mundo de Alemania, en una ambiente viciado y una especie de 'sublevación' porque Luis Aragonés empezó no contando con él y otros veteranos como Cañizares o Salgado.
Poco más tarde, y tras otro ridículo nacional en Belfast contra Irlanda del Norte (similar al vivido en la época de Clemente en Chipre), el seleccionador decidió no convocarlo más. Y lo sufrió Aragonés, que tuvo que soportar la terrible presión mediática de aquellos que se empeñaron en convertir al capitán madridista en el '7' de España. Por imposición.
Tanto le apretaron las clavijas a 'Zapatones' que incluso se dio una rueda de Prensa de apaciguamiento con el propio Luis y Raúl presentes. Vergonzoso.Nada sucede por casualidad, tampoco que unos cuantos se empeñaran en hacerle emblema de la Selección, algo que nunca cortó Raúl porque le vino muy bien. Apoyado principalmente por los Hierro, Guardiola, Salgado, Morientes.... y los que iban llegando que debían entrar al juego. Respaldado por ellos y publicitado por otros, encargados a la vez de informar del Real Madrid y que luego eran voces, caras o plumas de lo que acontecía en torno a la 'Roja'.
Dudar de la necesidad y obligación de que Raúl liderara a España, era poco más o menos que ser un loco. Es el '7' de España y punto. A David Villa también se le asaeteó a preguntas por la elección del número, cómo osaba quitárselo, da igual si luego se ha convertido en el máximo goleador de la historia con el combinado nacional.
De aquello han pasado ya 7 años, curiosa coincidencia numérica. España ha ganado 2 Eurocopas y un Mundial sin él. Gracias al 'loco' de Luis Aragonés (que en paz descanse) y a un buen puñado de otros locos bajitos que sí cambiaron el sino de nuestro fútbol y sí nos hicieron ganadores... aunque algunos se empeñen en mantener la mentira del '7' de España.
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