"" abril 2014 ~ El Chut <br> Expertos deportivos

"Que quien se calla cuanto me callé
no se podrá morir sin decirlo todo.".

José Saramago.

Aquí no dimite ni Dios

Perdonen la blasfemia, pero Dios también habría de dimitir de su cargo divino, si es verdad aquello que Alejandro Blanco afirmó en su condición de muy respetable presidente del Comité Olímpico Español. "Dios va con Madrid", dijo muy ufano. Qué cosas tiene el señor Blanco. Dios, ya se sabe, carga con demasiadas responsabilidades, y uno no puede pretender que se ponga siempre de su lado.

Ganó Wimbledon, perdió la “Batalla de los Sexos”

Este 25 de octubre se han cumplido 18 años del fallecimiento de una de las personas que más ha contribuido al progreso del tenis femenino y también a la igualdad de premios de la que tanto se habla en la actualidad.

Novelismo (I): “El germen de la traición”

Pateaban un balón de fútbol contra una pared, igual que cuando contaban apenas doce años. Se entendían sin palabras y agradecían mutuamente el silencio con el que se comunicaban. Pep Guardiola y Tito Vilanova hacían tiempo antes del entrenamiento de la mañana.

Mi futbolista favorito

Habría que recordar más a menudo la razón que convierte al fútbol en el más universal de los deportes: el fútbol es lo que es porque lo juegan niños de toda condición, y los ricos pocas veces son los mejores.

La decisión

"¿ Todos los días tomamos decisiones. Es inevitable. Prácticamente desde el primer momento, al despertar, cuando escoges poner primero un pie u otro en el suelo. La mayoría son nimias. "

24 abril 2014

Propuesta de un nuevo Barça 2014/15

--> La palabra es catarsis. Los dirigentes del Barça deben procurar una catarsis controlada, una revolución purificadora que genere optimismo sin caer en la renovación porque sí, porque ha llegado la hora de renovar. Sin líneas rojas, sin mayor dogma que la propia personalidad histórica del club. Con consciencia de que el próximo verano valdrá por dos, pues una sanción de la FIFA quizá deje al Barça sin fichar en 2015. Y todo ello sin cometer locuras. Zubizarreta dispondrá de un presupuesto superior a los 80 millones de euros, no incluidos los potenciales ingresos por traspasos. Desbrozar respetando lo cultivado. Arrancar incluso las flores hermosas que uno mismo sembró y que han acabado estropeando el jardín por imprudencia temeraria.

Un artículo de Sergio M. Gutiérrez (@sergiomguti)

Eliaquim Mangala, celebrando con Danilo un gol del Porto.

     Así que dejémonos por esta vez de utopías. Conocemos de sobra el suelo que pisamos: junta directiva, máximo responsable deportivo, limitaciones de un mercado que no siempre ofrece lo que el Barça necesita y que no se pliega sin más al deseo del aficionado. Realicemos a partir de ahí un modesto ejercicio de realismo mágico. Propongamos una lista verosímil de altas y de bajas. Hagámoslo como bien podrían hacerlo Ernesto Valverde o Frank de Boer. Y esperemos acontecimientos como corresponde a quien no tiene la sartén por el mango.

La lista de bajas

     Trece, en total. Sin tapujos, sin anestesia: Víctor Valdés (salvo que se arrepienta), Pinto, Oier, Dani Alves, Puyol, Song, Sergi Roberto (cedido, no traspasado), Jona, Afellay, Alexis (traspaso condicionado, después lo aclararemos), Cuenca (cedido), Tello y Neymar (éste es el elemento mágico: difícilmente aceptaría esta junta directiva traspasar a Neymar; la alternativa es traspasar a Cesc, pero aquí optamos por proponer el traspaso de Neymar).

Los que se quedan

     Los doce restantes: Montoya, Piqué, Bartra, Alba, Adriano, Busquets, Mascherano (como pivote defensivo, más que como quinto central), Xavi (dando un paso lateral, quizá en su última temporada), Iniesta, Cesc, Pedro, Messi.

La lista de altas

--> La portería: Si es posible su contratación, no existe mejor portero que Thibaut Courtois. Jordi Masip como segundo guardameta de la primera plantilla. Ocurre, sin embargo, que la opción Courtois se antoja inviable. Optamos entonces por el dúo Yann Sommer - Pepe Reina. No nos gusta ter Stegen, no todavía.

--> El lateral derecho: Complicadísimo. No hay en el mercado un lateral con mejores aptitudes que Dani Alves, pero Dani Alves debe abandonar el Barça cuanto antes. Sólo nos convence Branislav Ivanovic (Chelsea), futbolista al que Mourinho no soltará jamás. Por ello, elegimos a Danilo (Porto). Sin entusiasmo, confiando en las posiblidades de Martín Montoya. Valorado queda Séamus Coleman (Everton), pero entendemos que el perfil británico encaja mal en un Barça clásico. Más alto además Danilo, sin perder el duelo en velocidad. Más joven e inexperto también, por otro lado. Nos quedamos con Danilo.

--> Los centrales: Fichamos a dos. Dos nuevos centrales. Ficharíamos sólo a uno si contáramos con Ivanovic, pero Ivanovic es imposible. Por eso fichamos a dos, también con la sensación de que el Barça puede llamar a muchas puertas y encontrarlas todas cerradas (Thiago Silva, Marquinhos, Kompany...). Descartamos a Subotic por su grave lesión y a Hummels por su terrible inconsistencia. Nos quedamos con Eliaquim Mangala (Porto). Sabemos, desde luego, que sacar a dos futbolistas jóvenes del club portugués el mismo verano cuesta una gran cantidad de dinero. Aun así, nos quedamos con Mangala. Y lo acompañamos con Musacchio: tercer o cuarto central, en principio; suplente directo de Piqué. Dos centrales posicionales (Piqué-Musacchio) y dos más correctores (Bartra-Mangala), todos buenos por arriba. Y que peleen por dos puestos.

--> Los medios: Koke (Atlético de Madrid) y Arturo Vidal (Juventus). De momento, no se trata de sustituir a Xavi, no drásticamente, sino de acompañarlo o de tantear fórmulas alternativas, de multiplicar los recursos de una plantilla monocorde, perdida cuando Hernández no está en el campo. La "transición Cesc" ha fracasado, y el nuevo técnico del Barça querrá disponer de todo tipo de recursos: Koke te da ritmo incluso desde una banda, Vidal te proporciona carácter incluso desde el banquillo. Al Barça le falta un tipo con carácter. Habrá quien alegue que el chileno no es un futbolista "estilo Barça". Tampoco Seydou Keita lo parecía. Todos hemos visto a Arturo Vidal a las órdenes de Bielsa. Y no desentonaba.

--> Los atacantes: Rafinha, Deulofeu, Wayne Rooney. Aclaramos aquí el traspaso de Alexis Sánchez, futbolista infravalorado, maltratado, 'jugadorazo' por méritos propios pese a sus limitaciones técnicas y sus tan televisivos errores por impericia transitoria sobrevenida. Alexis Sánchez ofrece muchísimas soluciones al Barça, en particular la del extremo que ejerce de nueve. Sólo Wayne Rooney puede mejorar a Alexis. Aquí fichamos a Rooney porque es un futbolista superlativo, versátil como ninguno, y porque sería el complemento ideal de Lionel Messi.

Los 23 elegidos

     Esta plantilla, por supuesto, está montada alrededor de Messi. Con Messi como principio y final. Por Messi y para Messi. Por eso desaparece Neymar. Júnior, por descontado, es un gran jugador, y él no tiene la culpa de que lo hayan utilizado. Rectificamos un error histórico del club, sin más.

     Colocamos a los futbolistas en su posición más común, pero nótese la versatilidad de muchos de ellos (Iniesta en la izquierda, Koke en la derecha, Rooney y Deulofeu en ambos lados, Rafinha como interior...). Partimos del 4-3-3 guardiolesco, pero esta configuración del plantel nos conduciría a jugar muy a menudo un 4-4-2 asimétrico, dejando abierta una de las dos bandas para el lateral más ofensivo. Allá vamos:



     Sí, mantenemos a Cesc. Lo mantenemos en un rol potencialmente secundario. La anarquía de Fàbregas es perniciosa en los partidos que exigen orden, pero ha demostrado ser un abrelatas efectivo frente a rivales menores y muy bien encerrados. Y si Cesc no acepta ese papel, se le asigna sin rubor el de baja número 14.

     ¿La cosa del dinero? No se preocupen, hemos intentado ser mágicamente realistas. Las cuentas de la lechera están hechas, pero no vamos a desgranarlas aquí, que este artículo ya va para largo y de un salto se nos puede caer el cántaro al suelo.

     Ya saben, en cualquier caso, que sólo estamos fantaseando. O no.


Escribe para 'El Chut': @sergiomguti

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21 abril 2014

Derrotados por el agotamiento

--> Ibrahimovic, Cristiano, Diego Costa… parece el inicio de la enumeración de candidatos al próximo Balón de oro, pero no lo es. Podría añadir unos cuantos jugadores más del Barça, Valencia, Bayern Munich o cualquier gran equipo inglés. En realidad se trata de los jugadores que han sufrido lesiones musculares importantes en el tramo decisivo de la temporada. Además, una especialmente larga y delicada con el Mundial de Brasil agazapado a la vuelta de la esquina. Claro que la campaña pasada sucedió igual, sin un gran torneo de selecciones como colofón y sólo basta recordar el estado físico de Messi en las semifinales que su equipo jugó en la Liga de Campeones.





     La realidad es que los equipos llegan al momento estelar de los campeonatos con sus jugadores más significativos, los más caros, los que suelen definir el triunfo o la derrota, en muchos casos totalmente fatigados, agotados, extenuados. ¿Puede el fútbol permitirse no ver a sus mejores exponentes en los grandes momentos? Personalmente creo que la respuesta más que clara es cristalina y la principal causa es más que evidente: La saturación de partidos en un calendario eterno.
     Más de 50 partidos de altísimo rendimiento con sus correspondientes desplazamientos y concentraciones. Poco tiempo para el necesario descanso que facilita la recuperación y regeneración del futbolista. 
     Para colmo, el fútbol sigue anclado en el pasado, no sólo en su negativa a usar soluciones tecnológicas a ciertos problemas arbitrales, también con una duración de partidos ilógica, que hace los encuentros en muchos casos tediosos y lentos.

     Se pierde calidad, se pierde brillantez, en resumen, el espectáculo es cada vez más pobre. Sólo los más fuertes quedan en pie y qué mejor ejemplo el gol de Bale en la reciente final de Copa y su carrera desigual con Marc Bartra.

     Las organizaciones que rigen el fútbol, plagadas de ejecutivos y escasos exjugadores, así como los clubes y sus dirigentes, no parecen ver el problema o quizás no quieren verlo. Los entrenadores seguramente son conscientes de ello pero, normalmente, también dependen del deseo de los jugadores y tienen poco margen para maniobrar como debieran. Los futbolistas, ávidos de récords de partidos, de goles, de absurdas estadísticas, elevan su esfuerzo y su ego inconscientemente en muchos casos y presionados por los propios patrocinios publicitarios en muchos casos.
     Para colmo, en el escenario obligatorio de asueto vacacional, ya sea por cuestiones mercantilistas o por fines benéficos, los jugadores continúan jugando encuentros, viajando más de la cuenta y desgastándose cuando debería estar descansando.
     La enfermedad por agotamiento que sufre el fútbol es fácilmente trasladable la elite de cualquier otro deporte. Rafa Nadal, número 1 del tenis, ha sido el principal abanderado en las críticas al terrible calendario que deben afrontar cada año los tenistas en el circuito ATP. En los últimos años en la NBA, se han incrementado las graves lesiones entre algunos de los jugadores franquicia de los mejores equipos, basta pensar en Kobe Bryant en los Lakers o Derrick Rose en los Bulls. Podríamos incluir claro está al ciclismo y a otras muchas disciplinas más.

     Pedimos cada vez más velocidad, más brillantez, más espectáculo a los deportistas sin darnos cuenta de que los exprimimos y agotamos con suma rapidez. Sinceramente creo que si queremos que el deporte en general y el fútbol en particular siga teniendo ese poco de arte y magnificencia, hay que empezar a pensar en cambiar definitivamente las cosas. O eso o todo acabará siendo muy vulgar.    


Escribe para 'El Chut': Jorge Segura (@jseguraclara)

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13 abril 2014

Quiero ser como el Milan de Sacchi

--> Tras la exhibición magistral del pasado miércoles del Atlético de Madrid en el partido de vuelta de cuartos de final de Liga de Campeones, muchos recuerdos futbolísticos se me vinieron a la cabeza. Pocas veces había visto una primera parte de un equipo tan arrolladora en un encuentro de tanta trascendencia y, por supuesto, tan sólo el Bayern había maltratado al mejor Barça de la historia de esa manera. Fue cuando me acordé del Milan que le metió 5-0 al Real Madrid en las semifinales de la Copa de Europa de 1989.

Un artículo de Rafa García (@rafarcia03).



     No sabemos si el Atleti del Cholo Simeone tiene al Milan de Sacchi como referente futbolístico pero desde luego poco a poco se va pareciendo. El despliegue físico, táctico y técnico de los rojiblancos en el Vicente Calderón se pareció mucho a aquel Milan de finales de los 80 que asombró a toda Europa y puso punto y final a las aspiraciones de la “Quinta del Buitre” de alzar la Copa de Europa.

     Aquel Milan de Sacchi, de los 3 holandeses (Van Basten, Gullit y Rijkaard), se doctoró en la goleada frente al Madrid en San Siro. El Madrid de Leo Beenhakker caminaba hacia su cuarta Liga consecutiva y estaba a tan sólo dos pasos de conquistar su gran sueño europeo, frustrado el año anterior en la amarga semifinal contra el PSV Eindhoven de Ronald Koeman.
     En el partido de ida, en el Bernabéu, Madrid y Milan habían empatado a uno y las espadas estaban en todo lo alto para la vuelta. En la primera parte de San Siro, el Madrid saltó hecho añicos. Enfrente estaba un equipo que iba a marcar época, una escuadra para el recuerdo.
     Poco antes del minuto 20, Carlo Ancelotti (hoy entrenador del Madrid) sorprendió a Paco Buyo con un disparo lejano y puso por delante al Milan. A partir de entonces, los de Sacchi arrollaron completamente a Butragueño, Hugo Sánchez, Míchel y compañía, hasta dejarlos prácticamente borrados del terreno de juego. Antes del descanso dos cabezazos de Frank Rijkaard y Ruud Gullit pusieron el 3-0 en el marcador y al Madrid ya sin opciones en la eliminatoria. En el baile de la segunda parte llegaron otros dos tantos rojinegros.
     Fue el comienzo de la leyenda del Milan. Ese 1989 los de Sacchi ganaron la final de la Copa de Europa 4-0 al Steaua de Bucarest en el Camp Nou y el año siguiente volvieron a alzar el trofeo (1-0 al Benfica en Viena en la final).
     Precisamente a finales de 1989 el Madrid y el Milan volvieron a cruzarse en una eliminatoria. Ya no hubo la distancia sideral entre ambos equipos en primavera pero aún así el Madrid se mostró impotente para superar a su rival. Los italianos tenían una superioridad física tremenda que cristalizaba en una presión asfixiante. En ataque tenían jugadores muy brillantes liderados por los 3 holandeses mágicos y su sistema defensivo (basado en la apuesta por forzar el fuera de juego) resultaba un sudoku irresoluble para sus adversarios.

     Como el fútbol es como es, tan sólo la obra de arte del Cholo Simeone y sus muchachos será unánimemente reconocida si a finales de mayo alzan la “orejona” en el Estadio da Luz de Lisboa. Pero hasta ese momento que les “quiten lo bailao”. Su despliegue físico, táctico y técnico ante el Barça se pareció mucho al protagonizado por el mítico Milan de Sacchi contra el Madrid y por una noche Villa, Adrián, Koke y compañía se convirtieron en los herederos de los maestros Van Basten, Gullit, Rijkaard, Baresi y Maldini del 89.


Escribe para 'El Chut': Rafa García (@rafarcia03)

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07 abril 2014

El error del Cholo Simeone

--> No se vaya, querido lector. Puede parecer una blasfemia criticar al técnico argentino, pero le pido un par de minutos para leer este artículo. No serán más de cuatro o cinco, y tras ese breve espacio de tiempo está usted legitimado para indignarse conmigo, para llamarme loco o ignorante, o lo que le entre en gana. Pero por favor, no se vaya. Deje que me explique.

Un artículo de Diego García (@diegoelchut).

Cholo Simeone.

     El Atlético de Madrid del Cholo es una máquina, un robot diseñado para incordiar durante 90 minutos de forma constante, continuada. A partir del 4-2-3-1, o el mítico 4-4-2 juega de una forma que desconcierta. ¿Por qué? Porque defensivamente hay pocos como ellos. Son leones que buscan el balón con el alma, con el corazón, y que no dejan de correr hasta que lo recuperan. ¿Pero qué pasa una vez lo recuperan? ¿Se vuelven vulgares?

     Nada más lejos de la realidad. Son capaces de salir al contragolpe, y a su vez tienen la capacidad de generar ocasiones a partir del ataque posicional. Por lo tanto, podemos afirmar que es un equipo bastante, bastante completo, y sobre todo, compensado.

     Pongámonos en situación: Ida de Cuartos de Final de la Champions League. El Atlético se adelanta en el marcador, y consigue un 0-1 que a la postre se convertiría en el 1-1 final. Demos unos pasos atrás. Durante toda la primera parte el Barça generó una, o como mucho dos, ocasiones de peligro. Y el Atlético unas tres o cuatro. De robo y contraataque, y de ataque posicional. Todo cuadraba en el cuaderno del Cholo.

     El Atlético marca un gol, aparece el Tata Martino y hace un cambio. Decide que Iniesta vaya a jugar al medio, y a la banda izquierda vaya Neymar. Simeone, que defendió a Iniesta con un 1 vs 1 enfrentándolo a Juanfran, no cambió nada. Fíjense ahora, hagan memoria. ¿Cómo defendió Juanfran a Iniesta? Sin ayuda del central. Miranda estaba más pendiente de hacerle la cobertura a Godín que de tapar la espalda de Juanfran. Era lógico. Godín necesitaba al brasileño para provocar un 2 vs 1. ¿Pero y Juanfran?

     Simeone sabía que la espalda de Juanfran no tendría peligro. Que Iniesta recibiría en banda, caracolearía, y ahí ya habría llegado la ayuda de Gabi. Iniesta no es lo suficientemente rápido como para incordiar al hueco. Pero ahí sí apareció Neymar. Iniesta recibió, y la coló por donde Miranda debería haber cerrado. Juanfran no vio ni a Neymar, ni el pase de Iniesta, y sí, hizo la estatua (¿Qué más podría haber hecho? ¿Tantos palos se merece?). Miranda no llegó por un segundo a tocar el balón. Neymar la cruzó, y gol.

     Y partido nuevo. A partir de ahí el Barça pudo ganar, pero lo que deberá hacer es ganar en el Calderón si quiere pasar. Fríamente es un resultado precioso para los rojiblancos… Pero su sabor de boca es más agridulce. ¿Si el Cholo hubiera corregido ese cambio Neymar-Iniesta, habría empatado el Barça? Nunca lo sabremos.

    P.D: Si ha llegado hasta aquí, estimado lector, gracias. No me llame loco, admiro a Simeone como el que más. Pero se olvidó de Neymar… No me lo pueden negar.


Escribe para 'El Chut': Diego García (@diegoelchut)

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02 abril 2014

Cesc Fàbregas después de tres años

--> Es el hijo marchado a otro club y regresado por aclamación popular, pero nunca fue un hijo pródigo más que en minutos. Cesc los derrocha sin aparente agradecimiento, como el ricachón que fuma billetes de 500 euros porque son suyos y punto, como si su nombre estuviera asociado al Barça para la eternidad y no cupiera otra posibilidad. No existe un derecho natural que diga que Cesc tiene que jugar. Sus defensores callan estos días porque apenas encuentran argumentos, los detractores ladran porque se sienten cargados de razón: los últimos meses de competición de Fàbregas son una sombra de los anteriores y una rémora para este Barça que aspira a ser campeón. Porque el Barça aún aspira a ganarlo todo, en parte gracias a Cesc Fàbregas.

Un artículo de Sergio M. Gutiérrez.

Cesc Fàbregas, en su presentación como jugador del Barça. Foto: Xavier Rondón.


     Cesc regresó al Barça en 2011 porque así debía ser. Las grandes familias no soportan que uno de sus miembros emigre para destacar en otro lugar. Miran con recelo los progresos del marchado, con sincero cariño pero también con reproche: podrías haberte quedado, nosotros te queríamos, pese a todo nosotros aún te queremos, eres uno de los nuestros.

     Así que Cesc regresó. Desembarcó en un equipo pletórico que evolucionó tácticamente en parte por su presencia. Guardiola desarrolló el 3-4-3 y encajó de ese modo impensable a Fàbregas sin degradar a Xavi ni a Iniesta, sin cortar la progresión de Thiago Alcántara. Las rotaciones y la utilización puntual del nuevo sistema disimularon durante meses la incorrecta adaptación del fichaje estrella: Cesc no corría como se le pedía, no atendía al juego posicional, detestaba la presión en banda, desordenaba el centro del campo para bien... pero también para mal.
     Las suplencias de Fàbregas según qué días contribuyeron a degradar el ambiente ya corrompido del vestuario azulgrana. Guardiola abandonó el barco para no ajusticiar a media tripulación. Tomó el timón Tito Vilanova y el papel de Cesc cambió.
     Tito abrió el campo con dos extremos y generó espacios en la zona central para aprovechamiento exclusivo de Cesc, en asociación fraternal con Messi. Así ganó media Liga 2012-2013, tras una primera vuelta asombrosa. Fàbregas era su hombre, el genio del caos controlado, el guionista enloquecido, el artista inspirado en el patio de su casa. El cuatro culé destrozaba defensas obligadas a abrirse en persecución de los extremos del Barça. Le sobraba clase para derrotar él solo a 15 ó 16 equipos de la Liga. ¿Pero qué pasaba con los grandes? Los grandes se organizaban mejor, y ahí Cesc no aparecía. Desordenaba el centro del campo, sí, pero sólo para mal.
     "Es un jugador anárquico", claudicó Vilanova. Tito intentaba elogiarlo, pero dio en el clavo, ratificó su condena.
     Con Martino la historia se está repitiendo: excelente Cesc hasta Navidad, favorecido por las condiciones colectivas, Bakunin ordenando a su gusto la comuna mientras los recursos sobran; mediocre después, insulso, desaparecido cuando los recursos escasean, cuando el partido exige atención y orden, cuando el talento innato no basta porque el enemigo es demasiado fuerte para superarlo como en el patio del colegio.

     El Tata siempre admiró a Cesc. Antes de trabajar en el Barça, Martino lo elogiaba hasta el punto de equipararlo con Xavi e Iniesta. Lo hacía tan partícipe del "estilo Barça" como al que más. Ya en el banquillo culé, ha llegado a modificar el sistema para encajar a Fàbregas en la mediapunta de un 4-2-3-1, liberado de grandes responsabilidades defensivas y pululando por el campo a su aire, en busca de la asociación con Messi que nunca llega.

     Han pasado casi tres años desde que Cesc regresó al Barça. En ese tiempo, ha brillado contra rivales menores, ha abierto infinidad de partidos de Liga otrora cerrados y ha contribuido de manera decisiva a la perpetuación de la hegemonía culé.

     Pero es que han pasado casi tres años desde que Cesc regresó al Barça. Y en ese tiempo (más que suficiente) Cesc no ha demostrado capacidad para dirigir al equipo como Xavi, tampoco el nivel de Iniesta, ni el sacrificio de Pedro o Alexis (ni siquiera una pequeña parte de él), ni por supuesto la magia de Messi.

     Han pasado casi tres años desde que Cesc regresó al Barça, y aún no se ha ganado el puesto en partidos importantes.


Escribe para 'El Chut': Sergio M. Gutiérrez (@sergiomguti)

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