"" 2013 ~ El Chut <br> Expertos deportivos

"Que quien se calla cuanto me callé
no se podrá morir sin decirlo todo.".

José Saramago.

Aquí no dimite ni Dios

Perdonen la blasfemia, pero Dios también habría de dimitir de su cargo divino, si es verdad aquello que Alejandro Blanco afirmó en su condición de muy respetable presidente del Comité Olímpico Español. "Dios va con Madrid", dijo muy ufano. Qué cosas tiene el señor Blanco. Dios, ya se sabe, carga con demasiadas responsabilidades, y uno no puede pretender que se ponga siempre de su lado.

Ganó Wimbledon, perdió la “Batalla de los Sexos”

Este 25 de octubre se han cumplido 18 años del fallecimiento de una de las personas que más ha contribuido al progreso del tenis femenino y también a la igualdad de premios de la que tanto se habla en la actualidad.

Novelismo (I): “El germen de la traición”

Pateaban un balón de fútbol contra una pared, igual que cuando contaban apenas doce años. Se entendían sin palabras y agradecían mutuamente el silencio con el que se comunicaban. Pep Guardiola y Tito Vilanova hacían tiempo antes del entrenamiento de la mañana.

Mi futbolista favorito

Habría que recordar más a menudo la razón que convierte al fútbol en el más universal de los deportes: el fútbol es lo que es porque lo juegan niños de toda condición, y los ricos pocas veces son los mejores.

La decisión

"¿ Todos los días tomamos decisiones. Es inevitable. Prácticamente desde el primer momento, al despertar, cuando escoges poner primero un pie u otro en el suelo. La mayoría son nimias. "

30 diciembre 2013

Michael Schumacher y el fútbol

--> El 'kaiser' del automovilismo ha sufrido un terrible accidente esquiando y todos los aficionados al deporte se conmueven con razón. Se suceden los partes médicos, las actualizaciones, los titulares a cinco columnas. Nada raro en ello, si no fuera por la extraña ausencia del fútbol alrededor. ¿Cuál sería el tratamiento periodístico de la noticia en vísperas de una gran jornada de Liga? ¿Qué papel quedaría reservado en fechas no navideñas para el fantástico Real Madrid de baloncesto entrenado por Pablo Laso? La ordenación de las informaciones conlleva a menudo dilemas éticos que no siempre se plantea el periodista.

Un artículo de @elchutpuntocom

Michael Schumacher, con los colores de Mercedes. Foto: ph-stop.

     Aunque esté feo decirlo ahora, a Michael Schumacher nunca le prestamos demasiada atención. Hablábamos de él porque no nos quedaba más remedio, porque era campeón del mundo de Fórmula Uno año tras año, porque hasta entonces nadie había alcanzado logros semejantes y porque al fin y al cabo se trataba de uno de los mejores deportistas de todos los tiempos. Pero tampoco dejaba de ser una estrella distante, un tipo que ganaba por decreto, un campeón de los que aburren a las ovejas. Y alemán, para colmo. Y con un hermano algo díscolo, enemigo en la pista de nuestro idolatrado Fernando Alonso.
     Ni siquiera hablamos demasiado de Vettel en estos tiempos. Y eso que éste va camino, quién sabe, de batir los récords de Schumacher.
     El trabajo del periodista depende en gran medida del caudal de noticias que produce la actualidad, y ésta no entiende ni de épocas vacacionales ni de reducciones de plantilla.

     Sin fútbol en España, resultan muy socorridos los resúmenes anuales, las remembranzas de los mejores y los peores momentos, las encuestas, los premios a todo y sin mayor excusa, los clásicos refritos... Informaciones, en fin, que no lo son por su carácter prefabricado, porque incumplen el requisito básico de la conexión con la actualidad.

     De vez en cuando, un acontecimiento de particular gravedad salva la plana al periodista sin recursos. Él no tiene la culpa, por supuesto, pero la audiencia sin duda subirá.

     Un piloto de Fórmula Uno se ha partido la crisma esquiando. Y además es siete veces campeón del mundo.
   
     Despleguemos todas nuestras fuerzas. Cobertura máxima, faltaría más, que no tenemos otra historia que contar. Vendamos el drama, que el fútbol aún tarda unos días en llegar.


Escribe para 'El Chut': @elchutpuntocom

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22 diciembre 2013

Algo se mueve en los banquillos europeos

--> La vida suele ser ciclotímica. Crisis, recuperación económica, otra vez crisis. Mantener un nivel de excelencia continuado sin pequeñas lagunas o grandes depresiones es algo imposible en este mundo que nos ha tocado vivir. El fútbol no es ajeno a ello ni mucho menos (es más, vive en un estado perpetuo de altibajos) y mucho tiene que ver en esto las distintas maneras que los entrenadores enfocan su conocimiento.


Un artículo de Ricardo Zazo (@RichiZazo).

Pep Guardiola, en su etapa como entrenador del Barça.

     A nadie se le escapa que los entrenadores están a día de hoy mucho mejor preparados que hace unos años (igual que sucederá en años posteriores, donde las generaciones venideras asimilarán lo aprendido y lo llevarán a otro nivel), pero es interesante constatar cómo ese crecimiento, ese conocimiento científico tiene correlación con el lugar de procedencia.

     Portugal es el lugar ideal para comenzar este análisis. Vitor Frade, Periodización Táctica, semilla de entrenadores y éxitos (no sólo de Oporto viven en Portugal, Benfica o Sporting han mejorado sus prestaciones). Mourinho, Vilas-Boas, Domingos Paciencia, Paulo Bento, una manera de trabajar. Una metodología propia.
     España, a raíz de la eclosión con la Eurocopa de 2008 entendió su camino, históricamente equivocado. Se puso orden y unas pautas a seguir. Los entrenadores españoles progresaron, adquirieron profundidad táctica y no desdeñaron al jugador habilidoso. Guardiola es el máximo exponente, pero no el único. Entrenadores jóvenes como Paco, Escribá, Roberto Mártinez, Javi Gracia, Francisco, Óscar García o Arrasate demuestran los niveles de los técnicos del futuro.
     En Alemania decidieron educar al Deporte. Dotaron de instalaciones y recursos a los equipos. Y formaron entrenadores. Y los formaron muy bien. El reducto de los Schaaf o Heynckes se ha visto alterado por la llegada de técnicos germanos abanderados por Jurgen Klopp y Joachim Löw, auspiciados por Klinsmann.

     Francia, tan propensa al suicidio por romanticismo, seguía mirando las cenizas de su época triunfal. De los Houllier, Jaquet, Wenger o Roux han aparecido entrenadores con altas expectativas como Deschamps, Blanc, Remi Garde o Rudi García.

     Italia hizo algo parecido a Alemania pero desde su vertiente menos poética. El tacticismo imperante ha dado como resolución que los Allegri, Montella o Mancini tengan cabida, todos ellos supeditados a Antonio Conte, figura central de la evolución de los entrenadores italianos.

     ¿Y en Inglaterra? En Inglaterra bien, gracias. Solo David Moyes consigue despuntar entre sus coetáneos en un fútbol que se ha quedado estancado probablemente porque sus entrenadores no han sido capaces de adecuarse a los tiempos en los que viven.

     Algo está cambiando en Europa. Mourinho, Guardiola, Rudi García, Conte, Klopp, Wilmots en Bélgica, Solbakken y Laudrup en Dinamarca, el finlandés Hyppia, Murat Yakin en Basilea, los holandeses Cocu, De Boer o Van der Brom, el checo Vrba ... La máquina no se detiene y el país que no forma entrenadores no tendrá peso a la hora de optar a ganar Eurocopas o Mundiales.


Escribe para 'El Chut': Ricardo Zazo (@RichiZazo)

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20 diciembre 2013

Una maquinaria contra el Barça

--> Qué malo es todo el mundo, cómo nos malquieren los demás. Están contra nosotros, malmeten, instigan, conspiran. Nos tienen envidia, sin duda, porque somos más altos, más guapos, mejores, más listos y sensibles, porque siempre tenemos la razón y ya no encuentran el modo de quitárnosla. Los nuestros nunca fallan, los otros jamás han acertado. Aquí está el bien y allí el mal. Lo cercano es lo mejor; nada peor que lo que de ellos, lo que viene de fuera. Hemos de estar alerta, de lo contrario nos invadirán. Porque quieren destruirnos. Los otros (los que no nos entienden, los que no son como nosotros) siempre lo intentarán.

Un artículo de Sergio M. Gutiérrez (@sergiomguti).

Sandro Rosell, presidente del F.C. Barcelona. Foto: fcbarcelona.

     El lector es inteligente, y habrá notado que el primer párrafo de este artículo es un cúmulo de tópicos, frases recurrentes de quien refuerza la identidad propia socavando la de los demás. La estrategia es tan vieja como el mismo arte de la guerra. ¿Tiene usted un problema con su pareja? Convénzala de que el vecino no los respeta, de que desea amargarles la existencia. No suele fallar.

     El victimismo se ha instalado en el Barça porque ésta es una época victimista en Cataluña y en España, porque la maniobra (tan simplona, tan evidente) se está mostrando efectiva para quienes recurren a ella. ¿Me van a pasar factura electoral los inhumanos recortes en servicios sociales que mi gobierno aprobará? Pues me busco un enemigo para distraer a la gente. La culpa es de Madrid, que nos malquiere, que nos maltrata, que no nos entiende. La culpa es de Barcelona, que nos malquiere, que nos maltrata, que desea romper nuestro juguete.

     Llega todo de golpe, qué casualidad. Las portadas vergonzantes contra la familia Messi, la multiplicación de las insinuaciones de su relación con el lavado de dinero del narcotráfico, el enfado de Leo con la directiva, la querella por aquella minucia de los 40 millones perdidos en el traspaso de Neymar, los rumores sobre la dimisión de Gerardo Martino, los presuntos enfados de Iniesta, las elucubraciones sobre la retirada de Puyol, que si Montoya y Bartra no renovarán, Thiago Alcántara hablando regular de su antigua casa y obligado a rectificar, la flagrante manipulación de las votaciones para el Balón de Oro, la investigación de la Comisión Europea...
     No puede ser una coincidencia, asegura el mismo Rosell. Y así flota en el ambiente culé la idea de que alguien ha iniciado una campaña para acabar con el Barça. Nos atacan, nos difaman, y hemos de defendernos.
     Como si no hubiera sido siempre así. Como si los ataques, las difamaciones, las mentiras interesadas, no circularan también en sentido contrario, más acentuadas o apaciguadas según las épocas, según las propias posibilidades, según los propios intereses.

     Es cierto que Florentino Pérez posee (y está aumentando) una extensa red de influencias en los medios de comunicación. Es cierto que sus escrúpulos son escasos y que apenas le preocupa simularlos. Pero a ver si ahora va a ser el Real Madrid el culpable de que las amistades del padre de Messi sean poco recomendables. Conozco a un centenar de profesionales honestos que podrían llevar los asuntos de esa familia sin levantar la más mínima mota de polvo. A ver si ahora va a ser Florentino quien instiga al propio Leo para que salga en un medio de comunicación rajando de un vicepresidente del Barça. A ver si va a ser culpa de alguien en Madrid que un directivo azulgrana se refiera a su mejor futbolista como "ese señor", que el Tata anduviera exasperado, que nadie sepa quién se ha quedado los 40 kilos del traspaso de Neymar. Culpa sin duda de España que exista una terrible lucha de poder en Can Barça, que el presidente y el expresidente se tengan declarada la guerra, que maniobren en la sombra (y al sol) contra su oponente, todavía a años de las próximas elecciones. Quién será el responsable de que algunos de los mayores símbolos del barcelonismo estén defenestrados por su propia junta directiva.

     Es la misma historia de siempre: Mariano Rajoy es un cabrón español que recorta presupuestos de modo inhumano; Artur Mas, en cambio, es un héroe, un mártir en potencia, el padre de la futura patria catalana.
     Qué quieren que les diga: ¿una maquinaria contra el Barça, contra Cataluña? Ciertos políticos y medios de comunicación están jodiendo la marrana. Pero lo que hay, antes que ninguna otra cosa, es muchísima negligencia y muchísima cara dura. En el Barça actual y en la actual clase dirigente de Cataluña. Y no sólo en el Barça. Y no sólo en Cataluña.

     La mentira más burda y más antigua del mundo, la que sostiene que la culpa es siempre de los demás, les está saliendo redonda.


Escribe para 'El Chut': Sergio M. Gutiérrez (@sergiomguti)

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17 diciembre 2013

La otra chica de Alcobendas

--> El personaje a quien rendimos homenaje ha puesto a Alcobendas en el mapa mundial. No, no estamos hablando de Penélope Cruz, que también es vecina ilustre de esta localidad muy próxima a Madrid. Estamos hablando de otra mujer que ha logrado tantos éxitos o más que “Pe” en su profesión. Nada más y nada menos que Amaya Valdemoro, un orgullo para el baloncesto español, el deporte español y, en definitiva, para todas las españolas. Y por qué no, también para todos los españoles.

Un artículo de Rafa García (@rafarcia03).

Amaya Valdemoro, en un partido con la selección española de baloncesto.

Sin Amaya, el basket femenino español sería otro muy distinto, posiblemente un deporte minoritario entre las españolas. Pero no. Gracias a ella estamos hablando del deporte más practicado entre todas las mujeres españolas. Simplemente con este dato ya se justificaría toda una carrera. Pero Amaya va mucho más allá.
En esta época tan convulsa en que parece que casi debemos pedir perdón por ser españoles, ella ha enarbolado la bandera de España por todo el mundo. Si Jerry West se convirtió en el logo de la NBA, su sombra debería ser el logo del baloncesto español, más bien de la selección española.
Su cinta en el pelo con los colores de España se ha convertido en su seña de identidad, su imagen de marca, como también lo han sido o son las muñequeras con los colores españoles de Arantxa Sánchez Vicario y Sergio Ramos o la cinta rosa en la cabeza de Marta Domínguez. Quizás ese pequeño amuleto ha sido en realidad lo que le ha dado energías para darlo todo hasta el último día.

No es descabellado hacer un paralelismo entre las trayectorias de Rafa Nadal y Amaya Valdemoro, seguramente los 2 mejores deportistas españoles (hombre y mujer) de la historia. Ambos quizás no son o han sido los deportistas con más talento, con más genialidad, con más aptitudes naturales. Pero esas carencias siempre las han suplido con su generosidad, ganas de trabajar y de mejorar, autoconfianza y mentalidad ganadora.

Tanto Rafa como Amaya se creen los mejores del mundo (y posiblemente lo sean pese a que nunca lo digan en público) aunque luego respeten a todos los deportistas como el que más desde el más sencillo hasta la estrella más rutilante. Además, Rafa y Amaya han hecho mejores personas y deportistas a los que les han rodeado (el ideal olímpico) y han vuelto a su mejor nivel tras sufrir gravísimas lesiones.

El último acto de servicio de Amaya (con un currículum espectacular, incluidos 3 títulos de la WNBA con Houston Comets) fue el pasado verano en el Campeonato de Europa. Jugó poco (o menos de lo que ella acostumbraba), pero su aportación desde el banquillo fue impresionante, dejándose la piel como siempre y siendo referente para las más jóvenes. El resultado: España, campeona.


Una última sugerencia: Amaya, no te vayas muy lejos. Serías la perfecta sucesora de José Luis Sáez como presidenta de la Federación Española de Baloncesto. Por tus conocimientos, experiencia y valores te lo mereces. ¿Te hace la idea?


Escribe para 'El Chut': Rafa García (@rafarcia03)

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16 diciembre 2013

El Atlético según el cine

--> Les propongo un juego, por simple diversión, nada trascendental, no se preocupen. Serán un par de minutos, como mucho cinco, pero seguro que no más de diez. Juguemos a ser el Cholo Simeone, y juguemos a ver qué películas podrían ser perfectamente las que mira el argentino antes de dormir. Podría ser Mel Gibson en Braveheart, o Al Pacino en 'Un domingo cualquiera'.

Un artículo de Diego García (@diegoelchut).

Diego Costa, superestrella del Atleti.

     Pongámonos  en  situación:  El  Atlético de Madrid  de la  13/14  es el  colíder  de la  Liga  junto  al  Fútbol  Club Barcelona. El Cholo consigue así, al menos por ahora, callar las bocas de aquellos que afirman que es una Liga de dos, y que  antes de empezarla ya se sabe quién será el campeón. Ellos, con la casaca rojiblanca siguen ahí, a poco de terminar la primera vuelta, en lo más alto de la tabla.
     Porque es fácil imaginarse un discurso del argentino al más puro estilo Al Pacino. “O jugamos como equipo o nos desmoronamos. (…) Podemos salir del infierno, pulgada a pulgada. (…) Medio segundo más lento y no llegas a pasarla, a cogerla. En este equipo luchamos por cada pulgada. Nos dejamos el pellejo por cada pulgada. Porque sabemos que la suma de esas pulgadas marcará la puta diferencia entre ganar o perder, entre vivir o morir. En cada lucha aquel que va a muerte gana ese terreno. Mirad a vuestro alrededor, vais a ver a un tío que se sacrificará por este equipo, porque sabe que cuando llegue la ocasión vosotros haréis lo mismo por él. ESO ES UN EQUIPO.”
     O quizás alguno lo mire más en la piel de Gibson, y su épico discurso antes de una batalla. Seguramente sería algo así como: “Estoy viendo un ejército de paisanos míos, aquí, desafiando la tiranía. Habéis venido a luchar como hombres libres. (…) ¿No estaréis dispuestos a cambiar todos los días desde hoy hasta entonces por una oportunidad, sólo una oportunidad para matar a vuestros enemigos? Pueden que nos quiten la vida, PERO JAMÁS NOS QUITARÁN LA LIBERTAD.

     Menos aguerrido pero aún más carismático había de ser si fuera el Morgan Freeman de Invictus. Emulando a Nelson Mandela, consigue unir un pueblo con un equipo de rugby. Consigue la total unión entre sus jugadores y sus ciudadanos, fuera cual fuera su etnia, raza o cultura. Exactamente igual que lo que hace el Cholo con su afición y sus jugadores. El 'Cholismo' está en las venas del seguidor atlético.

     Por último, quizás sea menos conocida la película Camino a la gloria ('Glory Road' en su versión original) en la cual un entrenador acepta el reto de dirigir al equipo de baloncesto de la Universidad de Texas Western, en El Paso. Este equipo, con muchísimos menos recursos económicos que sus rivales y cuyos jugadores eran discriminados por diversas razones acabó ganando la Liga contra el intratable Kentucky. Podría extrapolarse esta historia a la Final de Copa del año 2013, en la cual “El pupas” consiguió el título superando al todopoderoso Real Madrid.

     Todas estas películas tienen un elemento de cohesión, algo que las une. Un director de orquesta, una cabeza visible que aúna respeto, carisma, cariño y a la vez es voz autorizada para absolutamente todo. Hoy por hoy Simeone está por encima del Atlético, y que a nadie le dude que mientras esto sea así, el Atlético seguirá ganando. Buscará la libertad de la cual hablaba Mel Gibson, la libertad de soñar sin miedo, pero todo siendo un equipo que busca ganar cada pulgada, cada pequeña batalla, para así ganar la guerra, como pedía Al Pacino. Todo esto con un grupo de jugadores que en un principio fueron ninguneados, que parecían no tener futuro… Y que hoy por hoy son piezas codiciadas, como consiguió Don Haskins con sus jugadores, entre los que destacaba Bobby Joe Hill, su Diego Costa particular. Todo esto con la necesaria unión entre equipo y afición. Como Mandela, Simeone es ese nexo. Es ese héroe.

     Porque el Atlético de Madrid es un equipo de cine.


Escribe para 'El Chut': Diego García (@diegoelchut)

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13 diciembre 2013

Los verdaderos culpables de la venta del Valencia

--> El corazón y la historia del Valencia seguirá perteneciendo siempre a sus aficionados. El Valencia y la gran mayoría de clubes de fútbol españoles. Al menos será así en esa metafórica pertenencia. Porque en la realidad, dejó de pertenecerles hace mucho tiempo. Puede que ya lo hiciera cuando se convirtió en SAD, desde luego fue cuando comenzó a hacerlo. Pero, definitivamente, se despidieron de él con la llegada de Paco Roig.

Un artículo de Jorge Segura (@jseguraclara).

Paco Roig, expresidente del Valencia C.F.
     Porque ahí, más allá de lo buen o mal presidente que fuera, se produjo el definitivo desequilibrio de fuerzas accionarial. Tanto es así, que la venta de sus títulos a Juan Soler (ordenada por los políticos gobernantes de la Comunitat y el Ayuntamiento del momento) abrió el agujero negro en el que hoy está sumergido económica y deportivamente el Valencia.
     Luego, los Vicente Soriano, Villalonga, Llorente y ahora Salvo/Aurelio Martínez han tenido más o menos 'éxito' en lo que han intentado pero, realmente, no siendo en la mayoría de los casos máximos accionistas, simplemente han sido unos mandados, más o menos dóciles, por el verdadero dueño (y viendo la evolución, puede decirse que gran lacra) que ha sido el gobierno valenciano.
     Ahora bien, ese dueño también pasó a estar paradójicamente atado por la deuda que decidió adquirir, no hace tanto, con una entidad económica por la última ampliación de capital. Digo una entidad económica porque de ser los mandados (por el propio gobierno valenciano) de Bancaja los 'inversores' del club, pasó a ser Bankia la dueña de esas inversiones. Incluso en un primer momento, con Rodrigo Rato a la cabeza, su vinculación política a la Generalitat le hizo seguir dando cancha a los dirigentes valencianistas. Pero cuando Bankia se derrumbó y Goirigolzarri tomó el mando, las cosas dejaron de ser lo mismo. Lógicamente, por otra parte.
     Querer hacer ver ahora a Bankia como el malo de la película por su decisión de vender el Valencia, cuando sólo busca recuperar su inversión y la deuda que tiene el club contraída, además de dar una estabilidad económica al menos a corto plazo, es un ejercicio de cinismo inmenso. Los bancos son culpables de muchos de los males que nos acucian como ciudadanos y sociedad hoy en día, pero no de la venta del Valencia, por mucho que alguno se empeñe en hacerlo ver así.
     Culpen si quieren a los políticos y gobernantes que tomaron las peores decisiones posibles en la sombra, que lo hicieron con la única finalidad de aprovecharse en las urnas de ello y de beneficiarse del escaparate mediático que les ofrecía una entidad nombrada mejor club del mundo en el año 2004. Ellos y los figurantes que eligieron como ejecutores para las sucesivas directivas del club son verdaderamente los únicos culpables.
     Y, de paso, asuman algo. El corazón y la historia del Valencia les pertenecerá siempre, pero el Valencia pasó a ser una empresa hace tiempo y, desgraciadamente, ese Valencia dejó de pertenecerles hace muchos años. Quién sabe si algún día volverá a pertenecerles. 


Escribe para 'El Chut': Jorge Segura (@jseguraclara)

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07 diciembre 2013

La invisibilidad de los equipos valencianos

--> He trabajado en seis medios de los que se consideran nacionales, es decir, aquellos cuya información llega (cuando menos) a todos los puntos del país, la mayoría de ellos con sede central en Madrid. También he tenido la posibilidad de hacerlo en varios de índole autonómica e incluso en alguno sólo de repercusión local. La conclusión que puedo ofrecer, fueran exclusivamente de información deportiva o generalista, es la misma. Todos buscan lo mismo: audiencia que se pueda traducir en ingresos por publicidad, cosa cada vez más escasa últimamente. A ese objetivo, luego hay que añadirle los intereses políticos que, al final, también tienen un fin económico y ahí, evidentemente, los públicos se llevan el 'premio'.

Un artículo de Jorge Segura (@jseguraclara).

Manifestación de los trabajadores de la radio-televisión pública valenciana.

     A todo ello, debo añadir otra conclusión cuando se trata de medios exclusivamente de información deportiva, que todos son 'centralistas'. Quiero decir que todos dirigen la mayor parte del volumen de su espacio/tiempo a aquellos equipos que más seguidores tienen. Por ejemplo, cuando alguien se queja porque en ciertos medios no aparece suficiente información del Valencia, le replico que pregunte a quienes son seguidores del Levante o el Hércules respecto a cómo se sienten tratados en medios autonómicos o locales. Desgraciadamente ahora, en la comunidad valenciana, todos van a sentir lo mismo. Y ninguno ha levantado la voz.
     Llega el momento de invisibilidad total de los equipos valencianos.
     Con el cierre de TVV (no incluyo la radio pese a ser una gran injusticia porque las emisoras siguen teniendo desconexiones locales y cubren algo el hueco), la repercusión televisiva de cualquiera de los equipos de fútbol valencianos se reducirá a los extremos. Sólo interesará y se emitirá lo excelentemente bueno (mala época en ese sentido, ausente de títulos y machadas) y lo peor que haya informativamente en los clubes (mucho más habitual últimamente). Si los futboleros sufren este arrinconamiento televisivo, qué decir del resto de deportes/deportistas... ausencia casi absoluta.
     TVV cubría esa enorme laguna entre lo excelso y lo pésimo. Daba cobertura a lo diario, cotidiano y mantenía informado al aficionado con la imagen. La imagen, lo más caro y dificil de encontrar. Eso no lo ha entendido Alberto Fabra y lo empezarán a comprobar los clubes. Muchas de las imagenes del VCF, el Villarreal o el Levante que llegaban al resto de televisiones del espectro español e internacional, eran cedidas o vendidas por TVV... ahora quedarán reducidas en muchos casos.
Porque la mayoría de televisiones nacionales no llegan por falta de recursos humanos y las propias televisiones de los clubes no lo hacen por eso y por falta de medios técnicos.
     Los clubes van a ver minada sensiblemente su imagen y con ello, el interés de muchos patrocinadores a corto plazo, justo en la época en que más ingresos en ese sentido necesitan. Pese a todo, no han tenido prácticamente ni un gesto de solidaridad o de intermediación, mucho menos en público. Es el peaje que deben pagar por haberse convertido en clubes directamente dependientes de la Generalitat Valenciana o subvencionados por ella. Han perdido por completo su libertad y no quieren escupir en el plato de donde, de momento, han comido... Una pena.



Escribe para 'El Chut': Jorge Segura (@jseguraclara)

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06 diciembre 2013

Lo que Mandela comprendió y usted todavía no

--> Se nos había muerto tantas veces que creíamos que no nos quedarían lágrimas para llorarlo. Pero Nelson Mandela despertaba los mejores sentimientos del ser humano, si es cierto que el ser humano posee aún tales sentimientos y no se ha convertido en una máquina irreversible de competir y rentabilizar. Esta vez, Madiba se nos ha muerto de verdad. Ya no está, pero aún existe. Con un poco de cuidado por parte de todos, Mandela siempre existirá.

Un artículo de Sergio M. Gutiérrez.

Mandela entrega el trofeo Webb Ellis a Francois Pienaar, capitán de la selección sudafricana de rugby.

     Es probable que a estas alturas usted haya leído demasiados panegíricos y le dé pereza aburrirse con éste. No tema, que un servidor se ha propuesto ser tan políticamente incorrecto como le permita su propia honestidad. Nelson Mandela fue, antes que nada, un gran manipulador de masas; la antítesis de Hitler, han llegado a afirmar sus hagiógrafos. Y puede que en efecto lo fuera, aunque sus respectivas capacidades para comprender el comportamiento de las masas apenas se diferenciaran.

     Mandela llegó a Barcelona en 1992 como un novato, pues aún no había podido asistir a grandes eventos deportivos. Su excarcelación se había producido poco más de dos años antes, y a aquellas alturas de su vida Madiba probablemente concebía el deporte sólo como una herramienta, la que lo había ayudado a mantenerse en forma durante 27 años de presidio, la que le permitió volver a pisar la calle en libertad con espléndida salud y no como un anciano en busca de retiro. Gracias en gran parte a la actividad física autoimpuesta, Nelson Mandela pudo refundar su país y dar una lección de cambio social a la humanidad.

     En los Juegos Olímpicos de Barcelona, Mandela asimiló el poder transformador del deporte de masas.
     Afirma el lugar común que el deporte es bueno, que sus valores educan, que contribuyen a generar una sociedad mejor, solidaria, adulta, bien estructurada. No hay mayor mentira entre las mentiras que ésa. El deporte de competición, particularmente el deporte de masas, no es más que una manifestación colectiva, en muchos casos irracional como irracionales y peligrosas suelen ser las masas.
     El deporte de competición, sin ir más lejos, está organizado en federaciones nacionales; por tanto, enfrenta banderas, refuerza fronteras, divide más de lo que une, separa, remarca las diferencias antes que las similitudes. El deporte fomenta el nacionalismo, el odio al que es diferente: yo soy el bueno, tú eres el malo, y te lo vamos a demostrar, te vamos a derrotar, te vamos a dar para el pelo.

     Grancanarios contra tinerfeños, periquitos contra culés, yo a este lado y tú al otro del Manzanares, quién es bético y quién sevillista, Vigo contra A Coruña, España contra Portugal. Hay que ganar a esos franceses, argentinos o brasileños, nigerianos contra nigerinos, o malienses, o cameruneses, vaya usted a saber si de la misma etnia o de etnias diferentes. Nada me produce más tristeza, querido lector, que una Copa de África de Naciones: sólo recuerde cómo se crearon esas fronteras nefastas, cómo se sostienen, a quién favorecen y a quién arruinan la vida.

     Estoy exagerando un poco, por supuesto. Lo hago sólo para que usted me entienda, para que se dé cuenta de la enorme milonga que nos han contado: el deporte une, dicen. Unirá a los suyos, a los que son como usted, pero a los demás que les den por donde más les duela.

     Mandela llegó a Barcelona. Y observó. Y se dio cuenta de que el deporte de masas no era ni bueno ni malo, sino todo lo contrario. Y lo utilizó para refundar un país: negros y blancos unidos, apoyando a los Springboks, un equipo de blancos en un deporte de blancos, un equipo que sin embargo representa desde entonces también a los negros por arte de birlibirloque.

     Mandela comprendió que las masas son estúpidas. Que el deporte canaliza la voluntad colectiva. Y que su bondad o maldad depende de las manos que lo manipulen.


Escribe para 'El Chut': Sergio M. Gutiérrez (@sergiomguti)

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¡Viva Pepe Mel, manque pierda!

--> Si me permiten, les confesaré algo. Soy celtista desde que nací, me enseñaron a mamar el azul cielo de nuestra camiseta, el “díxolle o sobriño o tío, se gañamolo domingo fágoche socio de río (nombre de una grada del coliseo vigués)”, “le dijo el sobrino al tío, si ganamos el domingo te hago socio de río”, y hasta digamos que tengo un coche marca Citroen en honor al patrocinador (y principal motor de la ciudad). 

Un artículo de Diego García (@diegoelchut)

Pepe Mel, durante un partido del Real Betis.

     También me enseñaron las filias y las fobias. Los amores y los odios. Una visita del Gijón era poco menos que una fiesta, ya saben el refrán, gallegos y asturianos primos hermanos. Algo parecido pasaba con el Athletic de Bilbao. Por otro lado uno debía odiar al Deportivo, y sobre todo al Betis. Algo no encajaba en mi mente juvenil y amante al fútbol. Porque hubo años en los que adoraba estar frente al televisor viendo a estos dos equipos. Sobre todo al Betis. Pero no a uno cualquiera, sino al Betis de Pepe Mel.

     Pepe Mel llegó al Betis en el 1989. Durante cuatro años defendió la zamarra verdiblanca con orgullo y pasión. Esta etapa le sirvió para empaparse de lo que era el beticismo, y el Betis. En el año 2010 ya llegó como entrenador. Cogió al equipo en la Segunda División española y logró el ascenso como campeón. Su primer año en la máxima categoría no acabó del todo mal, ya que el objetivo primordial, eludir el descenso, se consiguió a tres jornadas del final. Así se llega a la 12/13.

     El Betis ya sabía a lo que jugaba. Corrían todos, peleaban todos, y como mucho un solo jugador tenía la potestad de jugar andando, con calma, y éste jugador era Beñat. El vasco era la extensión de Mel en el campo. Él jugaba y hacía jugar. Con el balón en los pies de Beñat, Campbell y Pabón volaban desde las alas en largos desmarques. Rubén Castro y Molina tenían un asistente de lujo. Y el ahora jugador del Athletic tenía en la medular a un auténtico todoterreno que se encargaba de labores defensivas como era Cañas. Ahora es el Swansea quien lo disfruta. Adrián jugó gran parte de la temporada defendiendo la portería, y la línea de cuatro la formaban Amaya y Paulao, escoltados en las bandas por Nacho y Chica. Ese Betis jugaba realmente bien. Prometía espectáculo, diversión, y para más inri, casi siempre ganaba.

     ¿Qué pasó entonces, para que sólo un año después sea el colista de la Liga, y se haya cesado a su entrenador? Primero, que el fútbol no entiende de méritos, y sí de números. Mel debería decidir cuándo irse, se lo había ganado con su trabajo… Pero ya saben cómo funciona del balompié. Pasó que el Betis necesitaba vender. Pasó que su medio campo se fue al garete. Beñat acabó en Bilbao, Cañas cogió el avión y se fue hasta Gales, Pabón arribó en Valencia y Campell se fue al Olympiakos Piraeus (Grecia). Pasó que Rubén Castro se lesionó y sus goles no encontraron sustituto que los marcara.
     Pasó que hay clubes en los cuales el entrenador es más que los que mandan. Pasó con Guardiola en Barcelona, con Schaaf (antiguo entrenador del Werder Bremen, historia viva del club), pasó también con Ferguson y pasará con Wenger. Son los románticos que quedan. Los que aún persisten, que duren. Por el bien del fútbol.
     En definitiva, pasó lo que nunca tendría que haber pasado. Pepe Mel fue declarado culpable ante la opinión pública, con toda una afición que recela de su directiva. Para el público el culpable está en la grada. Para la directiva, el responsable está en su casa, buscando trabajo. Seguro que propuestas no le faltan, y allá adonde vaya se divertirán. Y si es en el extranjero, no dudo que llamarán locos a esos españoles que no lo valoraron.
     
     Pepe, poco tardarás en entrenar a otros jugadores, en alegrarnos las tardes y en volver a sonreír.

     Gracias.


Escribe para 'El Chut': @diegoelchut

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05 diciembre 2013

Parando el fútbol para beber agua

--> Acostumbra FIFA a soltar este tipo de globos sonda: el fútbol es el único gran deporte por equipos cuyo reglamento no admite detenciones del reloj, más allá del preceptivo descanso entre los dos tiempos de 45 minutos. Maldita sea: los ingleses que lo redactaron no pensaron en la salud de las estrellas, potencialmente deshidratadas (pobrecitas ellas) si corren por encima de sus fuerzas en condiciones ambientales nada deportivas. ¡Detengan el fútbol! ¡No sean inhumanos! Seguro que un par de tiempos muertos son incluso beneficiosos para el espectáculo, ¿que no? Sin duda lo serán para el negocio.

Un artículo de El Chut.

Cristiano Ronaldo se refresca durante un partido.

     A menudo son, como decimos, simples globos sonda, comunicaciones públicas que el poderoso acostumbra a filtrar para estudiar cómo andan los ánimos, de qué pie cojea la gente, cuánto preocuparía o dejaría de preocupar que se acaben las pensiones, que se privaticen los hospitales, que falten profesores en las escuelas o que bancos y empresas energéticas se enriquezcan sobremanera mientras la gente pasa frío en su casa (la gente que aún la tenga).

     FIFA no es un gobierno de esos que proliferan ahora, de los que han perdido la vergüenza y la intención de disimular que carecen de ella. Pero FIFA es muy poderosa: al fin y al cabo, posee el monopolio más grande del universo. FIFA es la dueña en exclusiva del material que compone los sueños de cientos de millones de personas. FIFA cree poseer la patente del fútbol.
    Y así FIFA comercia con el fútbol como buenamente le parece, con la rentabilidad comercial como único patrón.
     Uy, cuánto calor hace en Brasil.

     Es cierto: al menos en cuatro de las sedes del Mundial de 2014 los futbolistas se enfrentarán a unas condiciones ambientales (temperatura y humedad) que desafiarán su preparación como deportistas de elite.

     ¿Quién puede desear que los futbolistas pongan en riesgo su salud? Ya están otra vez los puristas (dirán algunos), quejándose porque sí, porque no entienden que el fútbol no debe permanecer ajeno a los nuevos tiempos, los que no quieren ver que en otros deportes las interrupciones son comunes y forman parte del espectáculo. Ya están los conservadores, los del miedo al progreso, los que consideran el fútbol una obra de arte acabada y eterna...

     No, no es eso. El fútbol puede y debe evolucionar. El problema es en manos de quién dejamos esa evolución. El problema es el criterio utilizado y, sobre todo, el objetivo perseguido. ¿Preocupa la deshidratación de las estrellas? Busquemos soluciones. Debatamos entre todos los implicados en este negocio. Escuchemos a las partes en los foros, intercambiemos argumentos.

     ¿Cómo y por qué lo hacemos? ¿Cuánto tiempo paramos el juego? ¿Cuántas veces? ¿Quién lo para? ¿En qué situaciones?

     FIFA ha respondido a esas preguntas de modo unilateral, previa consulta únicamente con los seleccionadores que disputarán la próxima Copa del Mundo: pararemos el fútbol porque nos da la gana (quizá sólo por interés comercial), dos minutos en cada período, dos veces por tanto en cada partido, a discreción de los médicos y del árbitro, cuando ellos lo estimen oportuno y sin criterio futbolístico alguno, perjudicando a quien perjudique. Por el diner... Por la salud, queríamos decir. Por la salud de los futbolistas.

     Lo peor es que nos han hurtado el debate. Nunca nos dejan hablar, proponer, participar. Nunca nos dejan pensar qué fútbol deseamos.


Escribe para 'El Chut': @elchutpuntocom

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28 noviembre 2013

Carta abierta al Tata Martino

--> Estimado Gerardo

     Disculpe la confianza, pero me agrada su sonrisa. Me estimula su discurso, en apariencia tan honesto que roza lo extravagante. Me gusta lo que veo cuando lo miro, cuando lo escucho, cuando creo percibir en su mirada una inteligencia emocional y una sensibilidad social muy poco usuales en el mundo del fútbol. Es usted una gratísima noticia para este deporte, para esta Liga, para este Barça. Casi me atrevo a afirmar (y no le hago la pelota, ni le doro la píldora, ¿cuál es la expresión equivalente en Argentina?) que el Tata Martino es el mayor activo institucional del Fútbol Club Barcelona, el tipo más importante del club después de
Leo Messi. Le ruego que no lo estropee.

Un artículo de Sergio M. Gutiérrez (@sergiomguti).

Gerardo el Tata Martino, en rueda de prensa. Foto: FCBarcelona.
     Porque corre usted el riesgo de mandarlo todo al mismísimo carajo. Entrenar al Barça no es sencillo, qué le voy a contar. Pero le escribo estas líneas porque lo noto algo perdido, más pendiente del qué dirán que de las dinámicas perversas de su plantilla.
     Olvídese del entorno, maldita sea. No es razonable que el entrenador del Barça adapte su discurso en una rueda de prensa por haber leído un titular errado en Eurosport.
     Tiene usted dos opciones, estimado Martino: puede aspirar a controlar todo lo que se dice del Barça (y en ese caso se volverá tan loco como Mourinho, perderá tanto pelo como Guardiola) o puede limitarse a corregir las barrabasadas más sangrantes que publiquen los medios. Los periodistas deportivos españoles no somos serios, ya lo ha comprobado. No nos trate de igual a igual, no pretenda razonar con nosotros. No nos ataque, no nos chancee. No malgaste en eso su ironía, no nos lo merecemos.

     Y sin embargo, mi admirado Gerardo, los periodistas a veces tenemos razón, siquiera por casualidad o porque miramos los problemas desde el exterior. Por ello le sugiero que nos lea, sí. Hágalo sólo a título informativo, por pura rutina, porque leernos es una de las tareas más sacrificadas de cuantas conforman su trabajo. Léanos, pero no nos combata. Trátenos como Mefistófeles a Fausto: usted es el diablo, nosotros pobres mortales; suyos son los trucos de magia, nuestra únicamente la capacidad de asombrarnos; usted manda, usted dirige la obra, usted nos conduce de un escenario a otro, y poco importan nuestras quejas, nuestras manías y nuestros quebrantos.
     No caiga en la zozobra de los -ismos blaugranas. Céntrese en lo que se ha de centrar, en esa plantilla acomodada cuyas jerarquías aún no se ha atrevido a sacudir. 
     ¿Que le falta legitimidad para hacerlo, que es usted nuevo, que no posee pasaporte holandés ni entiende una palabra de catalán? Qué quiere que le diga, Gerardo: eso usted ya lo sabía. Lo contrataron para mandar, no para dejarse guiar. Ordene, impóngase, diga aquí estoy yo, soy el jefe, y vamos a hacer lo que mi boquita indique.

     Una vez más, Gerardo, tiene usted dos opciones: o toma las riendas de una puñetera vez o se deja llevar hasta que esta historia termine mal. Sea usted valiente. Demuestre fidelidad a quien se la debe: a sí mismo y a nadie más.

      Actúe en consecuencia, no tema molestar. Y cuando protesten sus jugadores, cuando le azoten los periodistas, usted sólo sonría con tranquilidad. Sonría, Gerardo. Sonría y conténgase. Aunque le apetezca, no nos mande a freír espárragos. Ni siquiera a cagar, que diría un argentino. No merece la pena, ya le digo.


Escribe para 'El Chut': Sergio M. Gutiérrez (@sergiomguti)

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22 noviembre 2013

El Balón de Oro y la democracia

--> ¿Sabía usted, querido lector, que los sistemas de elección por el voto eran considerados muy poco democráticos en las antiguas polis griegas? Pensará que estoy equivocado, que no sé lo que digo, pues democracia y Atenas son dos palabras que acostumbran a viajar unidas en el imaginario colectivo. Créame, amigo mío: no le estoy tomando el pelo. Lo cierto es que la elección por sorteo (sí, por sorteo, por azar) siempre fue considerada más equitativa, más cercana a quienes no controlaban los mecanismos del poder. Los griegos, con todos sus defectos, eran hombres muy sabios: se habían dado cuenta de que las elecciones (bien controladas) a menudo proclaman ganador al más poderoso.

Un artículo de Sergio M. Gutiérrez (@sergiomguti).

El Balón de Oro. Foto: FIFA.

     Cuento todo esto, ya se sabe, por aquello de la burda manipulación del sistema de votaciones para conceder el Balón de Oro de 2013. Entiéndame: FIFA no es un organismo democrático ni con especial respeto por la cosa de los derechos humanos. FIFA es una multinacional, y posee el monopolio universal de un producto que se vende fácil y bien entre ricos y pobres por igual.

     Si usted vendiera algo (pipas, melocotones, lámparas o teléfonos móviles), querría vender cuanto más mejor. Y ya me contará cómo se vende el asunto del Balón de Oro: polémicas por aquí, discusiones por allá... ¿Quién merece ganar el premio? ¡Discutan, discutan! ¡Sean ustedes bobos! ¡Peléense! ¡Defiendan a su candidato! ¡Monten grandes campañas mediáticas! ¡Hablen de nuestro producto, que así seremos ricos, mucho más ricos, asquerosamente ricos!

     La democracia es una idea imperfecta, y son pocos los ciudadanos que se han detenido a reflexionar sobre su contenido y su verdadero significado.
     Muchos afirman que el premio del Balón de Oro es objetivo porque se elige por votación. Y ahí no hay tutía, se dice: los electores votan, los votos se recuentan y el ganador sale en la foto con el balón dorado. Mentira cochina.

El Balón de Oro y sus mentiras

1.- Los electores son, por un lado, futbolistas y entrenadores con compromisos personales, con motivaciones corporativistas (tú me votas a mí, yo haré tal cosa por ti), con amigos, con compañeros de profesión y camiseta, individuos con absoluto desconocimiento en muchos casos de lo que ocurre en países como Alemania o España; por otro lado, poseen voz y voto determinados periodistas (con filias y fobias, con amigos y enemigos, sobre todo condicionados por los intereses comerciales del medio que les paga). ¿Por qué no votamos usted y yo, querido lector? ¿Acaso no estamos mejor preparados? ¿Acaso no seríamos más justos, a buen seguro, que los electores actuales?

2.- Los votos son públicos. ¿En qué sistema legítimamente democrático se viola el derecho del secreto de voto? Según el modelo FIFA, todo el mundo conocerá tarde o temprano a quién ha votado cada cual. Y ya se sabe: si no votas a fulanito, que es tu compañero de equipo, o tu capitán, fulanito se enfurruñará contigo. Y para qué vas a generar un problema en el vestuario.

3.- Los candidatos son impuestos. FIFA determina de modo unilateral los candidatos al Balón de Oro. Usted y yo, querido lector, no podríamos votar a Sergio Busquets o al Cholo Simeone, por citar dos ejemplos clamorosos.

4.- Los méritos son difusos. Pese a que FIFA establece unos criterios que habrían de guiar al votante, ¿quién se los ha leído? ¿Quién se cree la pantomima? ¿Qué elector va a votar con arreglo a ese criterio y no al gusto personal? ¿Cuánto pesa, sin ir más lejos, el fracaso colectivo del Real Madrid en los innegables méritos individuales de Cristiano Ronaldo?

     Quizá se haya indignado usted con el esperpento de la ampliación del plazo de votación. ¡Voten, voten!, dice FIFA a sus electores. ¡Voten, que el plazo se ha ampliado, que lo estamos regalando! ¡No importa que ya votaran en el pasado! ¡Romperemos su voto si votan lo que ahora deseamos!

     No le dé más vueltas: no es un procedimiento democrático. Ni se le parece ni tiene la intención de simularlo. Es un negocio. Un enorme negocio multimillonario. Un paripé del que todos participamos.

     Los griegos, que eran muy suyos, habrían introducido el elemento del sorteo. Infinitamente más justo, más democrático, dónde va a parar.


Escribe para 'El Chut': Sergio M. Gutiérrez (@sergiomguti).

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19 noviembre 2013

Tan cerca y tan lejos

--> 57 kilómetros pueden ser una distancia corta o pueden ser un ‘mundo’. En este caso es ambas cosas a la vez. Esa es la diferencia terrenal entre Valencia y Villarreal y, a la vez, es una diferencia casi sideral entre el Valencia CF y el Villarreal CF. La única coincidencia de ambos en el presente socio-deportivo pasa por sus siglas: VCF. Es evidente que no soy tan inconsciente como para comparar la entidad de ambos clubes. El Valencia arrastra en la espalda una mochila llena de años de historia en la élite futbolística, de títulos, de grandes victorias mezcladas con grandes fracasos y de más de un millón de aficionados. Esa carga supone un peso que afianza cualquier proyecto, pero que también lastra el caminar cuando la situación es mala.

Un artículo de Jorge Segura (@jseguraclara).

Escudos del Valencia C.F. y el Villarreal C.F.

     Lo de Villarreal es otra historia. Por años de vida que tenga el club, realmente hay que pensar en una especie de refundación y nacimiento a mitad de los años 90, cuando Fernando Roig decidió cambiar baloncesto por fútbol y jugar sus cartas en una pequeña ciudad de poco más de 40.000 habitantes. Son algo más de 15 años donde el descenso de 2012 puede considerarse el único golpe duro sufrido, rodeado de momentos pletóricos como un subcampeonato de Liga y la disputa de dos semifinales europeas.

     Son dos resúmenes livianos, pero creo que válidos como punto de partida para entender la distancia invertida que ahora hay en la clasificación de la Liga y, seguramente lo que es más importante, la diferencia en cuanto a saneamiento empresarial de las dos sociedades.

     Mientras Roig supo interpretar el giro que estaba produciéndose en el fútbol, originado por la crisis económica que, por ejemplo, tanto ha afectado a la región azulejera donde se encuentra Villarreal, en el Valencia, personificado en la triste figura de Juan Soler y con la connivencia política se metieron en el ojo del huracán.

     Uno recortó gastos fastuosos y apostó por invertir en casa, con una modélica ciudad deportiva y una inteligente estructura de cantera. El otro invirtió lo que tenía en jugadores de excelente pasado y dudoso porvenir, para acabar gastándose lo que no tenía en un proyecto de estadio inacabado… que a punto ha estado de acabar con el club.

     Cierto es que al Villarreal el cambio y la nueva apuesta le costó el descenso. Pero qué es un año cuando lo importante es cimentar el futuro de décadas por delante. Ahora, sólo un año después y con esa base, el primer equipo galopa en la Liga cerca del regreso a Europa con muchos jugadores de cantera… y los que vienen por detrás. Por cierto, más de uno ex residente de la ciudad deportiva de Paterna, donde no quiso continuar o donde no le quisieron tener, lo cual es más grave.

     El Valencia intenta ahora alcanzar ese modelo, claro que juega con dos hándicaps muy adversos. Su situación económica es indefiniblemente mala y la presión que ejerce su afición por conseguir resultados, le hace aumentar el peso de esa mochila, ya de por sí muy pesada históricamente.

     Lo que no acabo de entender es por qué Amadeo Salvo y Aurelio Martínez, en la escenificación de su llegada al Valencia, decidieron acrecentar el peso de la presión poniendo como ejemplo a seguir al Borussia de Dortmund. Cierto es que los alemanes son subcampeones de Europa y recientes bicampeones de la Bundesliga, por tanto ponerlos en el escaparate del aficionado valencianista era muy goloso. Pero les faltó decir que llegar ahí le costó 8 años de crisis existencia al Dortmund… No hubiera sido más lógico poner como ejemplo el modelo de gestión del Villarreal?  


Escribe para 'El Chut': Jorge Segura (@jseguraclara)

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