"" agosto 2014 ~ El Chut <br> Expertos deportivos

"Que quien se calla cuanto me callé
no se podrá morir sin decirlo todo.".

José Saramago.

Aquí no dimite ni Dios

Perdonen la blasfemia, pero Dios también habría de dimitir de su cargo divino, si es verdad aquello que Alejandro Blanco afirmó en su condición de muy respetable presidente del Comité Olímpico Español. "Dios va con Madrid", dijo muy ufano. Qué cosas tiene el señor Blanco. Dios, ya se sabe, carga con demasiadas responsabilidades, y uno no puede pretender que se ponga siempre de su lado.

Ganó Wimbledon, perdió la “Batalla de los Sexos”

Este 25 de octubre se han cumplido 18 años del fallecimiento de una de las personas que más ha contribuido al progreso del tenis femenino y también a la igualdad de premios de la que tanto se habla en la actualidad.

Novelismo (I): “El germen de la traición”

Pateaban un balón de fútbol contra una pared, igual que cuando contaban apenas doce años. Se entendían sin palabras y agradecían mutuamente el silencio con el que se comunicaban. Pep Guardiola y Tito Vilanova hacían tiempo antes del entrenamiento de la mañana.

Mi futbolista favorito

Habría que recordar más a menudo la razón que convierte al fútbol en el más universal de los deportes: el fútbol es lo que es porque lo juegan niños de toda condición, y los ricos pocas veces son los mejores.

La decisión

"¿ Todos los días tomamos decisiones. Es inevitable. Prácticamente desde el primer momento, al despertar, cuando escoges poner primero un pie u otro en el suelo. La mayoría son nimias. "

29 agosto 2014

Perspectiva y análisis del Barça de Luis Enrique

--> Acaba de echar a andar, pero ya poseemos datos suficientes para la disección: Luis Enrique atacará de este modo y defenderá de aquel otro, sus laterales ensancharán el campo y sus interiores correrán como nunca, sus extremos no lo serán y sus delanteros buscarán el gol como si no hubiera un mañana. El técnico asturiano es valiente en lo formal y lo explícito. Asume el coste de sus decisiones y no se arruga a la hora de tomarlas. Pero es, sin remedio, esclavo de sus circunstancias, de la coyuntura culé, de la vida futbolística en la Liga y fuera de ella; de una historia que existe (o habría de existir) para no ser repetida.

Un artículo de Sergio M. Gutiérrez (@sergiomguti).

Luis Enrique Martínez, en un entrenamiento con el Barça. Foto: FC Barcelona.

     Hay dos tipos de entrenadores: los buenos y los que sólo piensan en el aquí y el ahora, en sí mismos y en los resultados que los perpetuarán en la butaca. van Gaal es un ejemplo maravilloso del primer grupo, exiguo a todas luces; los miembros del segundo son legión, y no pretendemos amargarles de momento el presente.

     Se dirá que esta clasificación es simplista, pues en un club como el Barça el presente siempre manda. Que cada cual opine lo que estime oportuno.
     Aquí defendemos la idea de que el Barça sólo podrá ser el Barça si camina tratando de alcanzar el horizonte.
     Guardiola siempre persiguió aquel horizonte lejano (el de un equipo perfecto a tres años vista), sin dejar de mirar por el rabillo del ojo el suelo que sus pies habían de pisar. Y fue tan grande su ambición que aquel proyecto utópico pervive, y el Barça actual continúa siendo el de Pep remedado.

Evolución táctica

     Se quiera o no, las bases del estilo de Luis Enrique son 'guardiolescas': estricta ética de trabajo, entrenamientos de alta intensidad, defensa lejos de la propia portería, presión, recuperación, toque, posición. Elementos como el 4-3-3 inicial, la responsabilidad global de Messi o la figura imponente de Busquets reafirman la idea del origen 'guardiolesco' de todas las cosas en el Barça de hoy.

     Tito Vilanova se enfrentó al problema de romper partidos frente a rivales atrincherados. Abrió a los extremos, generó espacio en el medio para Messi y pidió a Cesc que lo aprovechara. El modelo funcionó muy bien contra equipos menores, pero fracasó cuando un oponente sólido sabía sacar ventaja de la vulnerabilidad de Busquets y Piqué en campo abierto. Martino se dejó llevar de modo reverencial, y apenas se refugió en un 4-2-3-1 disimulado cuando percibió la debilidad de una plantilla encantada de conocerse a sí misma.

La idea de Luis Enrique

     Lucho transforma el sistema:

- Defiende en 4-3-3, pero los extremos apenas ayudan al lateral de su lado; esa responsabilidad corresponde a los interiores.

- Ataca en 3-4-3. Sergio Busquets se retrasa para jugar como un central más, casi como líbero. Los dos laterales ensanchan el campo a la vez. Los extremos no existen, son delanteros. Los interiores (Iniesta y Rakitic) empiezan y terminan la jugada, a menudo demasiado lejos del área. Se busca el gol de modo directo, particularmente cuando la presión produce un robo de pelota.

     Si un interior pierde la posesión, hay orden clara de acudir prestos a la recuperación. Pero esa presión es más complicada cuando las distancias entre compañeros son grandes.
     Es el mismo problema descubierto por Tito, con sus extremos abiertos, y experimentado por el Tata, con su desbarajuste estratégico: si creas espacios, también los sufres.
     Iniesta y Rakitic corren como posesos en ayuda del central de su lado. Los laterales, no; los laterales de Lucho roban muchas pelotas porque siempre se encuentran adelantados (esta temporada, al menos, hablaremos poco de la espalda de Dani Alves), pero difícilmente apoyarán a su central en la transición defensiva cuando el rival supere la primera línea de presión.

     Busquets, integrado como central, acaba convertido en hombre de cierre, en defensa escoba. El Barça pierde su faro defensivo, el hilo que evitaba la rotura de todas las costuras, el mejor futbolista del mundo en esa posición gracias a una inteligencia táctica fuera de toda medida y al trabajo coordinado de sus compañeros. Busquets sufrirá como líbero, si es que no le quita el puesto Javier Mascherano, mucho más apto para tales menesteres.

     Los centrales, por supuesto, deben ser extremadamente rápidos (Mathieu, Bartra y Mascherano dan el perfil) o estar siempre extremadamente bien colocados (Piqué y Vermaelen deben demostrarlo).

Herencia y coyuntura


     Luis Enrique ha gastado casi todo su presupuesto para fichajes (el de dos años, de hecho) en el mejor delantero centro del planeta, y ha asumido que los demás refuerzos serían parches. Cubre con Luis Suárez una necesidad largamente debatida (la alternativa de Messi al gol), pero aplaza la solución de otras urgencias para mejor ocasión. Si el uruguayo mete muchos goles, el mundo aplaudirá; pero un equipo debe generar las condiciones adecuadas para que brille su delantero; incluso Messi las necesita.

     Todo técnico, sea bueno o de los que sólo miran por su asiento, debe lidiar con una directiva. Y ha de conciliar los intereses propios con los de su presidente, intereses ambos pocas veces coincidentes con los del club.

     A menudo me pregunto cuáles son las prioridades de Luis Enrique, si sueña o no sueña con ese Barça perfecto a tres años vista, si toma las decisiones que toma pensando en el futuro valiente o en el cobarde presente. Cuánto habrá cedido Lucho a las prioridades de una junta directiva de muy discutible honorabilidad, cuánto a la tentación de ganar ya y sólo ganar.

     Vermaelen, Douglas...

     No, Luis Enrique no es de ésos. O sí, quién sabe. Sólo el tiempo lo dirá.


Escribe para 'El Chut': Sergio M. Gutiérrez (@sergiomguti)

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18 agosto 2014

Aclaración histórica

--> Tras el triunfo de Roger Federer sobre David Ferrer en la final de Cincinnati, el cara a cara entre ellos alcanza ya el 16-0. Esta cifra, unida a algunos comentarios contradictorios que se han escuchado en las últimas horas y que tienen como protagonistas a Bjorn Borg, Vitas Gerulaitis y Jimmy Connors me lleva a realizar una aclaración histórica para que las frases y los hechos que se produjeron hace tres décadas y media queden ubicados correctamente en cuanto a sus protagonistas, lugares y tiempos.

Un artículo de Fernando Gómez (@fgomezsaez).

Roger Federer y Bjorn Borg.

     El 16-0 actual es el mismo con el que cerraron sus enfrentamientos particulares Borg y Gerulaitis. Su último duelo fue en los octavos de final de Wimbledon 1981 con victoria del sueco por 7-6, 7-5 y 7-6. Es verdad que en una ocasión fue el estadounidense el que pasó ronda, en la moqueta de Dallas en 1978. Esta semifinal no se contabiliza en los choques directos porque Borg no se presentó al partido por lesión. 

     Gerulaitis nunca pronunció ninguna frase sobre la imposibilidad de perder 16 veces contra un mismo jugador en relación con el escandinavo. Lo había dicho antes y en referencia a Connors. A pesar de que ganó 25 títulos individuales y llegó a ser el número 3 mundial, a Gerulaitis se le atragantaban de modo especial los dos rivales mencionados. Desde Roanoke (Estados Unidos) en 1974 hasta Tokio en 1979 había perdido los 15 partidos que había jugado ante su compatriota (4 de ellos finales y 9 semifinales). Es cierto que también en una ocasión contó con la fortuna de la incomparecencia de su adversario maldito, con lo que pudo coronarse campeón en 1975 en el torneo de Nueva York sin disputar el último encuentro.

Borg sí pudo hacerlo

     Con un parcial de 15-0 llegó el día señalado, el de las semifinales, también en Nueva York, del Masters perteneciente a la temporada de 1979, aunque se jugaba en enero de 1980. Solo en el año anterior había doblado la rodilla cinco veces ante Jimbo, pero aquella ocasión fue distinta. Ganó y lo hizo con la claridad que refleja el marcador de 7-5 y 6-2. 
Al llegar a su encuentro con la prensa es cuando pronunció aquella frase célebre de que "nadie puede ganar 16 veces seguidas a Vitas Gerulaitis". Sin apenas tiempo de saborear el éxito, al día siguiente perdió la final por un doble 6-2 frente al mismo Borg, que en ese momento ya le ponía el cara a cara en 11-0. Por cierto, Gerulaitis fue capaz de imponerse 6 veces a Connors al final de sus 23 encuentros.
      Ferrer en su discurso de subcampeón en Cincinnati se mostró mucho más comedido. Simplemente expresó el deseo de poder derrotar alguna vez a Federer cuando jueguen en el circuito de veteranos. Afortunadamente parece que todavía queda mucho para esa cita futura.


Escribe para 'El Chut': Fernando Gómez (@fgomezsaez)

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07 agosto 2014

Practicando deporte en verano

--> Cuando el sol aprieta, cuando los mercurios andan por las nubes, la práctica deportiva puede parecer doblemente efectiva: más sudor, más esfuerzo, más sufrimiento, ¿mejores resultados? Nada más lejos de la realidad. La efectividad de un entrenamiento suele verse reducida como consecuencia del calor. Pero, más allá de esas razones, la salud se impone como eje vertebrador de las necesarias medidas de precaución que se han de adoptar.

Un artículo de El Chut.

Jugando al voley playa. Foto: Viditu.

     A más de 35ºC de temperatura y con más de un 60% de humedad, también en condiciones ventosas, la deshidratación corporal aumenta y los mecanismos de autorregulación del organismo corren el riesgo de fallar. Calambres, desvanecimientos, riesgo de agotamiento, dolor de cabeza, desorientación, tirones musculares...
     El ejercicio físico provoca un lógico aumento de la temperatura corporal. Si ésta supera los 40ºC, corremos el riesgo de sufrir un golpe de calor.
     Por ello, antes de practicar deporte en época estival es preciso seguir una serie de recomendaciones. La primera es, por supuesto, adaptar el ejercicio a las propias limitaciones. No caer en el común error de la autosuficiencia. No subestimar los elementos ambientales. Si uno no está habituado, mejor echar un vistazo a nuestros diez consejos para empezar a practicar deporte desde cero.

     A partir de ahí, el sentido común se constituye en el más importante de los protocolos de seguridad. Del mismo sentido común (y de la experiencia) nacen estas recomendaciones para practicar deporte en época veraniega:

1.- Reduce la intensidad de las sesiones.

2.- Practica deporte en las horas de menor calor, por la mañana o por la noche.

3.- Hidrata tu organismo antes, durante (con pequeñas cantidades de agua o bebida isotónica) y después del ejercicio.

4.- Aligera tu ropa. Ponte una gorra para protegerte del sol.

5.- Si realizas deporte al aire libre, adapta los lugares o las rutas. Mejor escenarios frescos, con presencia de agua; mejor a la sombra.

6.- No tomes alcohol o cafeína: aceleran la deshidratación.

7.- Cuidado con los medicamentos, particularmente antihistamínicos y antidepresivos.

8.- No creas que por sufrir o sudar más el ejercicio va a ser más efectivo. Tus sesiones pueden llegar a ser contraproducentes.

9.-  Cambia de disciplina, quizá el verano sea un buen momento para probar deportes menos secos como la natación.

10.- Cuida la recuperación: los días posteriores a un esfuerzo excesivo son muy peligrosos.


Escribe para 'El Chut': @elchutpuntocom



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