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"Que quien se calla cuanto me callé
no se podrá morir sin decirlo todo.".

José Saramago.

09 marzo 2015

Marcelino, el líder del Villarreal

--> Villarreal ya no es la misma quince años después. Demográficamente es un poco más grande y ha pasado de los casi 42.000 habitantes de entonces por los cerca de 52.000 actuales. No ha crecido mucho. Seguramente porque la emigración del campo a la ciudad sufrió un parón con la grave crisis económica actual. Cuando todo empezó en el año 2000, la industria de la cerámica azulejera estaba en pleno auge, lo que convertía el porcentaje de paro en inexistente. Había trabajo, bien remunerado y la gente vivía cómodamente, feliz. Al abrigo de todo aquello, construyó Fernando Roig su proyecto futbolístico. Tras adelantarse en 1998 a sus expectativas y estrellarse sólo un año más tarde, con el cambio de milenio el Villarreal CF subió a Primera como la espuma, de la mano de su ciudad y la privilegiada región empresarial.

Un artículo de Jorge Segura (@jseguraclara).



     Pocas instituciones deportivas habrán tenido una simbiosis tal con su entorno económico como la villarrealense. Durante años los éxitos de la comarca y el club fueron de la mano. Había dinero para casi todo, bien gestionado por otra parte. Así llegaron grandes figuras consagradas e inversiones en jóvenes talentos emergentes. La época dorada de los Palermo, Anderson, Arruabarrena, Riquelme, Sorín, Senna, Cazorla, Pires, Forlán, Rossi... ellos pusieron en el mapa geográfico a la localidad y en el futbolístico a la entidad. Tanto que se quedaron a un paso de la final de la Copa de la UEFA de 2004 o a un gol de jugar la de Liga de Campeones en 2006, tras perder sólo 2 de los 14 encuentros que jugaron en el torneo y después de eliminar a históricos como el Benfica o el Inter de Milán. Solo dos años después alcanzaron un histórico subcampeonato de Liga.

     Para entonces, verano de 2008, el club ya había comenzado un intenso trabajo de captación de jóvenes futbolistas y de construcción de una estructura de cantera que aligerara el gasto económico. La vertiente empresarial del presidente Fernando Roig ya le hacía atisbar que la crisis que comenzaba a entrar en todos los ámbitos sociales, terminaría agitando el fútbol. Así, ese esfuerzo en la base posibilitó el ascenso del equipo filial a Segunda y la estabilidad del primer equipo en la élite. Hasta 2011. Todo pareció derrumbarse con el descenso a Segunda, pero el trabajo previo que ya habían realizado hizo la reconstrucción más fácil. Eso y encontrar un entrenador a medida. El verdadero sucesor de Manuel Pellegrini. Porque aunque Juan Carlos Garrido tuvo buenos momentos al frente del primer equipo, no acabó de asentarse y las apuestas posteriores tampoco dieron sus frutos, hasta que Marcelino tomó las riendas del proyecto para acabar logrando el tercer ascenso de la historia amarilla.

     A partir de ahí, con la estructura de cantera como base, con jugadores como Manu Trigueros, Jaume Costa o Mario Gaspar girando en torno a las figuras de Bruno Soriano y Mateo Musacchio, García Toral mostró la temporada pasada el potencial de bloque de su equipo y el suyo propio. Ese técnico que a punto estuvo de comandar el Valencia en la primavera de 2008. 
      Convirtió al Villarreal en una combinación de fútbol de toque, rápido en el desplazamiento y vertical por las bandas, sin miedo a nadie hasta el límite de volver a meterlo en competición europea nada más regresar a Primera.
     Además de lo futbolístico, el técnico asturiano se ganó el respeto absoluto de Roig por decisiones de vestuario que refrendaron su mando en el grupo. Si Pellegrini cortó de raíz en su momento el intento de sublevación de Riquelme, al que decidió no poner más tras un intento de pulso, Marcelino comprendió que por el bien del equipo le tocaba hacer lo mismo con otros jugadores que habían sido trascendentes bajo su propio paraguas. El caso más evidente ha sido el del penúltimo referente de la primera gran época villarrealense, Cani. No hay lugar en ese vestuario para quien cree tener un estatus por encima del real. Incluso por caro que resultara el fichaje de Gio, tampoco a Marcelino le ha costado entender que la titularidad la merecía Vietto, emergente desde el incio de temporada y absoluta revelación de la Liga tras sólo unos meses en ella.

     Claro que el éxito fundamental de Marcelino y por tanto del Villarreal, radica en la capacidad que ha tenido de hacer sentir a 20 jugadores como titulares. Más allá de la decisión de guardar siempre su portería con Asenjo, cualquiera puede jugar en cualquier escenario. Centrado en la Copa hasta alcanzar por primera vez las semifinales y en Europa League hasta el cara a cara que le medirá con el Sevilla a partir del jueves, dio la sensación de poner siempre lo mejor en las eliminatorias. Todo hacía pensar que el glamour y escaparate del Bernabéu le llevaría a disponer también a los elegidos. Pero ahí surgió ese genio astur de Marcelino, quien se mantuvo fiel a la idea. Jugó con los ‘titulares’ de la Liga y consiguió un golpe de efecto que le ha hecho erigirse definitivamente en el líder, el comandante del submarino. 


Escribe para 'El Chut': Jorge Segura (@jseguraclara)



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