--> Todos los días tomamos decisiones. Es inevitable. Prácticamente desde el primer momento, al despertar, cuando escoges poner primero un pie u otro en el suelo. La mayoría son nimias. Qué jersey, qué pantalones, qué color de calcetines, estos o aquellos zapatos. Algunas son tan intrascendentes que ni siquiera te das cuenta de estar dilucidando. Otras acaban por ser tan importantes que angustian y cuesta una vida decantarse. La realidad es que, más o menos fundamental, seguir un camino y no el otro marca el futuro más inmediato e inevitablemente también el lejano. Cualquiera entiende de qué hablo, supongo que Fernando Alonso camina ahora por esa delgada línea que separa el acierto del error.
Un artículo de Jorge Segura (@jseguraclara)Seguir a @jseguraclara
Fernando Alonso. Foto: PresidenBertho. |
Cuando escribes sobre personas
con las que has tenido un mínimo contacto directo, siempre debes hablar de
suposiciones. Cuando el individuo en cuestión está tan expuesto públicamente,
al menos te permite poder valorar con cierta perspectiva real la consecuencia
de sus elecciones. Más allá de las sensaciones personales de felicidad o
tristeza, con el paso del tiempo, cualquiera se atrevería a valorar como
erróneos los caminos que ha tomado Fernando desde que se convirtió en el
bicampeón Mundial más joven de la historia de la Fórmula 1 en 2006. A mé esa
conclusión siempre me parecerá equivocada.
En 2007, con el pelo rapado y dos títulos en casa, Alonso se presentó en Valencia con McLaren. El mejor piloto decidió marcharse a la mejor escudería del momento, a una histórica donde había triunfado su ídolo Ayrton Senna. Pocos se fijaron, aquella noche de enero en la Ciudad de las Artes y las Ciencias, en el joven inglés que sería su compañero esa temporada. A todos les pareció entonces maravillosa y muy acertada la resolución del asturiano. Lo que pasó meses después es muy conocido.
Seguramente, la consiguiente
medida a aquel tortuoso año estuvo más provocada por la necesidad de la persona
de ser feliz, que la del profesional por seguir conquistando records. ¿Algo que
objetar? Acaso nunca hemos tomado una decisión más por salud física y mental
propia que por hacer lo laboralmente correcto. Fueron dos años largos en
Renault, nada que ver con los anteriores. Pero quedaba por venir la opción más
vertiginosa.
Llegó 2010 y apareció Ferrari.
Portadas de diarios, informativos y revistas. Reconocimiento Mundial a la
llegada a la ‘SCUDERÍA’, dónde sólo pilotan los más grandes, los mitos.
Decisión acertadísima, que comenzó con victoria en Bahrein. ¿Alquien dudaba? Ni
siquiera un complicadísimo campeonato con un coche inferior al de Red Bull,
hizo tambalear la confianza en que Fernando había escogido bien. Incluso
después de perder el título en Abu Dhabi por un absurdo error de estrategia de
los que estaban en el muro, no escuché a alguien aventurar que se había
equivocado yendo a Maranello. Cuatro años más tarde, los ‘visionarios’ dicen
que ya lo avisaron. Cuanta falsedad y mediocridad.
La envidia de los que esperan y
están convencidos de que volverá a equivocarse. La mayoría de ellos españoles.
Qué típico. Qué tópico. Es evidente que Fernando Alonso no goza de las
cualidades que tanto agradan aquí. No es un tipo campechano, simpático y
dicharachero. Es sincero, directo y contundente. Eso en este país no gusta.
Además, si quien así se comporta tiene éxito, la mayoría se sienta a esperar el
fallo, para cebarse en la crítica y en la mofa. Una pena. Algunos siguen
recordando a Carlos Sainz más por el “trata de arrancarlo” que por sus títulos
Mundiales, a Olano por no vencer el Tour que por los éxitos que cosechó y así
con tantos otros referentes del deporte... Por mi parte espero a que Alonso escoja
y que esa decisión le vaya bien. Aunque muchos le seguirán esperando a la
vuelta de la esquina.
Escribe para 'El Chut': Jorge Segura (jseguraclara)
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