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"Que quien se calla cuanto me callé
no se podrá morir sin decirlo todo.".

José Saramago.

16 abril 2015

Aimar sueña con su última función

--> Volvió el “Payaso”. Todos lo esperaban desde que deslumbró por su potrero exquisito. Quiere retirarse en River pero una lesión en su tobillo lo tiene a maltraer. Su pícara sonrisa cordobesa se desdibuja con una nueva cirugía pero nadie le quita la ilusión ni a él ni al mundo River.

Un artículo de Leandro Bailac (@pilarfutbol).
(Publicado en la revista "Por Amor a River").


     Volvió un día para retirarse en su club. “Tarde”, “roto”, dice el hincha que no entiende, que no vio las primeras funciones de Aimar, donde jugaba y se divertía con “la banda”, ese hincha que por un fanatismo delirante no perdona que no haya vuelto antes y no entienda el tiempo “corto” de un futbolista, que trabaja, que tiene familia, que tiene una vida.

     Cuando le pregunté a un amigo que significaba para él la vuelta de Aimar a River me sorprendí: “es una ilusión volver a verlo, es volver a la esencia, volver a ser un niño. Aimar es River”.

     Mi amigo además de hincha del “millo” -hoy tiene apenas 2 años más que Aimar-, casualmente dejó el país en 2001 y se fue a España como “Aimar. Y “el Payaso”, como mi amigo, como todo aquel que deja su país, dejó mucho más que a su país.

     Cuando escuché la respuesta me dí cuenta que River en su “volver a ser”, además de títulos y copas, necesita como al aire, jugadores que se identifiquen con aquel “ser”, o según este nuevo slogan de campaña (en claro mensaje, también, a quienes involuntariamente “maltrataron” tal imagen en el último tiempo), lo que alguna vez fue.
     Pablo César Aimar se hizo en River y él hizo a la historia de River, escribió páginas doradas en la historia millonaria, por su manera de ser y sobretodo su manera de sentir, de “jugar” al fútbol.
     Cuando alguien se va, deja dijimos. Cuando un jugador se va de su club al exterior, viaja por lo económico sin dudas, viaja a “hacer la diferencia”. Cuando un jugador con la inteligencia y el sentir de Aimar se va, buscará además nuevos desafíos, relacionarse con nuevas culturas, aprender (y si además tenemos en cuenta aquel contexto-país, el objetivo será también escapar de aquella Argentina de Machinea-López Murphy-Cavallo y la convertibilidad; Argentina “difícil” para resumir y no desviarse y empantanarse).

     Aimar, en Enero de 2001 dejaría su adorado River para pasar al Valencia C.F., tras debutar en el “tricampeón” de Ramón y jugar entre Gallardos Ortegas, Enzos y Salas.

     Mi amigo (su mamá en su casa, adonde siempre vuelve) aún guarda una gran lata de pan dulce con la foto de aquel tremendo equipo, donde iba a colarse un tal Pablo “César” Aimar (César por  el “flaco” Menotti). El “Payito”, debutaría en el ‘96, y se colaría tanto y a tal punto en el equipo de Ramón que aparecería en la foto del “latón” de pan dulce de la navidad ‘97, hoy recipiente de polvo de lavar.

     La realidad dice que “Payito” (en honor a su padre el “Payo” Ricardo Aimar), más tarde “el Payaso” (apodo que no le interesa, impuesto por un periodista de Clarín en 1997 luego de: “reírse y hacer reír”, decía el epígrafe de la foto), nace en Río Cuarto, a orillas de aquel Río su fútbol de potrero, y lo amateur en la Asociación Atlética Estudiantes. En una nota -en el sitio “Puntal.com.ar”- afirmaba: “Nunca me divertí tanto jugando al fútbol como cuando era chico, cuando vivía acá”. Se fue a probar a River, con Héctor Pitarch para medir nivel pero volvió, y al poco tiempo José Pekerman lo sorprende y quizás cambie su vida: de Río Cuarto a la Selección Sub-17, a pelear la “10” con César La Paglia. Post-torneo juvenil en Perú, Daniel Pasarella, convencerá a su padre Ricardo, jugador de fútbol y técnico de “Payito” en la 6ta. de Estudiantes, y al poco tiempo River club y colegio serían su nueva vida, extrañando siempre aquel su potrero, sus sierras, su familia. Porque como todo y quien se va, no hay día en que no piense en volver, por sus raíces, por sus amores. Pablo además de haber formado su familia con Ana Belén y cuatro hijos, 2 valencianos y 2 niñas portuguesas, muere por sus viejos y por el “Nane”, su hermano -también futbolista- Andrés. Cuenta que lloró frente a una computadora, cuando Andrés le hacía 2 goles a Talleres: “porque es así, es mi hermano”.

     Su primer título fue en la 10ma. categoría, Campeón provincial de la A.C.F con Estudiantes en Belle Ville, en 1992, título por el que sonríe, el más importante para su padre Ricardo: “Dales bola a los que te corrigen y no a los que te palmean”, fue una de las enseñanzas del viejo D.T., su “mejor entrenador”.
En River, los torneos conseguidos, Apertura ’96; Clausura y Apertura ’97, marcarían el debut, la aparición. La historia dice que cuando le dan la noticia, que debía entrenarse con el plantel de primera, no tenía botines con él, y quien le prestó los suyos fue un tal Ariel Ortega. Su debut oficial fue el 11 de Agosto de 1996.

     El Apertura ’99 -su recordado gol a Boca “crucificándose” en el banderín del corner- y Clausura 2000, sellarían la consagración, le erigirían ídolo. Fue fundamental en aquel equipo bicampeón; corridas en el aire, frenos indescifrables, pases de billar y gritos exquisitos fueron su manera de ser. Bastó y sobró para enamorar a todo River. Pero se fue. El insiste en que todo, se le fue dando casi sin querer, y se fue.
     Me pongo la piel del hincha pero no entiendo el no perdonar, expresando que vuelve cuando justamente “está de vuelta”. Hay que enfriar, reitero, comprender que hay una carrera “corta”, una familia; una vida de futbolista si, una vida al fin. ¿Cómo no entender? ¿Cómo no valorar el volver por más tardío que asome?
     Siempre volvió Aimar a Córdoba, mi amigo también a Buenos Aires, para las fiestas.

     Todos lo esperaban a Pablo, todos esperamos a mi amigo: sus familias, sus amigos.

     Al repasar la historia del “Payaso”, sus diferentes colores, es imposible no recordarlo de celeste y blanco y desde muy temprano en la Sub-17. Hubo risas mientras debutaba en River; Aimar se lució en el Sudamericano Sub-20 y más aún en el campeón del Mundial en Malasia, junto a sus amigos Juan Riquelme y Esteban Cambiasso. Pero hay tristeza que recordar también, alguna lágrima con Bielsa en la decepción de Corea-Japón, mientras gambeteaba a todos ya en Mestalla.

     Se fue a Valencia en 2001 y se vio la mejor versión de Aimar. En River el flaquito de 1,70 y pico era rápido, inteligente, “jugaba”, hacía jugar; se paraba sobre la pelota mientras pensaba, se reía y hacía reír hasta llorar, y se fue. “El Payaso” se fue a hacer reír hasta llorar a la comunidad valenciana. Se fue por 7 años y por dos docenas de millones de Euros, y por esos días se expresaba otro cordobés, leyenda de la historia “Che”: “Marito” Kempes lo calificaba como “el fichaje perfecto para contrarrestar la falta de creatividad del Valencia”, y otro tan lúcido y del mismo palo, Santiago Solari opinaba: “tiene lo más importante, la técnica”, y no se equivocó.

     Mi amigo haría historia en la ecléctica Ibiza trabajando pasados los amaneceres isleños; el “Payaso” Aimar llevaría al Valencia C.F. a lo más alto de su historia. Fue donde más jugó, donde más goles y acrobacias hizo, donde más funciones dio. Consiguió nada menos que 2 títulos de Liga 31 años después, allá lejos y con Don Alfredo Di Stéfano DT. Conquistaría además una Copa Uefa, y la Supercopa. En “Uefa.com” escribirían “Aimar’s divine improvisation”; jugaría una final de Champions League. La descosió y volvió a coser Aimar en Valencia, hasta que comenzó algún dolor, y apareció el peor: despedirse y marcharse al Real Zaragoza. Duro golpe para la “afición blanquinegre” también, que lo consideraba un símbolo ya. Saludó a Cañizares, Ayala, Villa, a Kluivert, y se fue.

     Se fue una vez más con la misión cumplida, el hacer reír hasta llorar.

     Su estadía en el conjunto “Maño” desde el verano de 2006 se vio afectada por lesiones. Ya había pasado un nuevo sueño en el Mundial de Alemania, donde apenas sonrió hasta 4tos. de final. Hace poco al respecto decía: “me hubiese encantado en vez de ir a 2 mundiales ir a 3, cuentas pendientes tengo (Francia ’98?). Me hubiese encantado ganar uno”.

     En la “Romareda” disfrutaron poco de sus funciones, de la lírica de Aimar, hasta que a fines del 2008, todos vieron y sufrieron con el descenso del club a Segunda División.

     Rui Costa por entonces Director Deportivo del Lisboa, al igual que su ya conocido entrenador “Quique” Sánchez Flores, lo seducen para cambiar de club, de país. “Espero jugar y disfrutar”. Y jugó casi 180 partidos, ganó la liga de Portugal en 2010 y 4 Copas de Liga. Hizo 17 goles para el Sport Lisboa de Benfica: “Tener éxito es hacer muchas veces lo que te gusta” suele decir, vaya si es exitoso Aimar, apodado ahora en Portugal como el “Mago da Luz” (por el “Estadio da luz”).

     Entonces fue tentado por River, por su ya secretario técnico Francescoli. D’Onofrio también apoyó la moción: “me gustaría que vuelva pronto Aimar, después del mundial, o antes si fuera posible”. Fue seducido por Belgrano de su Córdoba también, y Pablo con su tonada, esa que ni los viajes pudieron borrar agradeció: “Fue hermoso que me llamaran de Belgrano, pero en Argentina y si River me aceptara y estaría dispuesto, solo jugaría en River”; y en otro medio cordobés (MD) afirmaba en Julio: ”Cómo no va a ser una posibilidad River! Yo salí de ahí, ese estadio, esa historia, esa camiseta… Está claro. Pasa que primero tengo que estar convencido de ciertas cosas y después decidirlo, pensarlo bien. Yo sé que seguramente es el último paso en el fútbol profesional de mi carrera, así que tengo que decidirlo bien”.

     Pero apareció el millonario fútbol del sureste asiático, Malasia.

     Por cifras que aún no se conocen -solo trascendió que sería el jugador mejor pago de la historia de aquel país-, el 14 de Septiembre de 2013 con 33 años, es presentado por el Johor Darul Takzim F.C. en el Larkin Stadium. Apenas 2 goles en 8 partidos. Y afectado por su lesión en el tobillo y voluntad de regreso definitivo es prácticamente despedido vía Facebook el 21 de Abril de 2014 por el club: “Aimar no se ha recuperado completamente de su lesión y no puede contribuír al ciento por ciento en los partidos”, afirmaba el presidente del club.

     Mi amigo se mudaría a Barcelona, viajaría por India, Turquía, volvería a Buenos Aires para las fiestas y se volvería a ir. Aimar decidió volver. Después de muchos años de experiencia internacional (14), volvió y pensó en River como no. Se negoció su regreso con Enzo, con Gallardo pero realmente el tobillo no lo dejaba mentir, engañarse, traicionar su pensamiento desde chico, quería disfrutar, jugar, reírse, hacer reír hasta llorar. Y comenzó a entrenarse por su cuenta una vez más: “no estaba listo para regresar”, decía Goñi su representante.
Aimar, a mediados de 2014 coincidió con River en su vuelta. Tras ser operado de su talón, buscó recuperarse ya que “quiere volver con todo, no quiere dar ventajas y ganar algo grande” decían desde su entorno, la Copa Libertadores de América. La dirigencia ofreció lugar de entrenamiento pero el “Payaso” prefirió “no usar a River de enfermería”.

     Aimar cumplió 35 años, pasó las fiestas en su ciudad y confirmó que terminaría su recuperación en River, que se uniría a la pretemporada el 4 de Enero: “me quiero dar el gusto de retirarme en River, jugando bien, para eso me operé dos veces para encontrar una solución a la lesión. "En agosto no estaba para quedarme porque no iba a poder jugar en el nivel que se necesita en un club como River. En cambio ahora he notado la mejoría”, reconocía en conferencia de prensa.
     Y así fue, “Payito”, el “Payaso”, el “Cai”; el “Mago da luz” se volvió a entrenar en River, se fue a Punta del Este con el grupo, con toda la ilusión de volver: “Le dije a Gallardo que mi ilusión era volver. Gracias a Dios y a él, dijo que podía hacer la recuperación en la pretemporada”. Y fiel a su estilo y su sentir aclaraba: “la vara que me pongo es disfrutar y disfrutar es no tener dolor, estoy ilusionadísimo”.
     El Viernes 13 de febrero, con éxito, fue intervenido quirúrgicamente una vez más en su tobillo derecho. Ahora una entesopatía aquiliana le provocó severos dolores y no hubo otro camino que operar. Su recuperación, según el médico del plantel Pedro Hansing demandará entre 3 y 4 meses, por lo tanto habrá que esperar, hasta la segunda mitad del año, pasada la Copa América en Chile.

     River lo necesita, Aimar necesita a River por eso volvió, para reír y hacer reír. Quiere volver a ser el “Payito” por un momento, igual de pensante, menos vertical. Y River, como me dijo mi amigo -mi querido amigo que caminó hasta Compostela antes de volver una vez más para las fiestas-, intentará definitivamente “volver a ser”, porque Aimar es River, aquel River, el River que reía hasta llorar con campeonato tras campeonato.


     Es grande la ilusión de ver una última función de Aimar en cancha y con “la banda”. Ojalá se de. Ojalá vuelva mi amigo alguna vez.


Escribe para 'El Chut': Leandro Bailac (@pilarfutbol)

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