"" Las risas de los mediocres ~ El Chut <br> Expertos deportivos

"Que quien se calla cuanto me callé
no se podrá morir sin decirlo todo.".

José Saramago.

03 abril 2015

Las risas de los mediocres

--> He visto ‘42’, una película norteamericana. Una más diría, nada del otro mundo. Estrenada en 2013. Me llamó la atención la presencia de Harrison Ford y la historia que contaba, por eso la alquilé, porque sí aún soy de los que acuden de tanto en tanto al videoclub. Narra parte de la vida de Jackie Robinson, el primer jugador negro que formó parte de las Grandes Ligas de Béisbol, como miembro de los Dodgers, que entonces estaban en Brooklin, Nueva York. La cuestión es que es un largometraje más de los muchos que el cine estadounidense dedica a sus deportistas, figuras o no, y que por algún motivo merecen llegar a la gran pantalla.

Un artículo de Jorge Segura (@jseguraclara).

Jackie Robinson.

     A lo largo de su historia las hay buenísimas. Basadas en hechos reales. ‘Hoosiers’, ‘Money Ball’, ‘Titanes’, ‘Invictus’… Gene Hackman, Dennis Hoper, Brad Pitt, Denzel Washington, Morgan Freeman, recreando grandes interpretaciones. Otras cuentan historias tan veraces que merecen la eternidad. ‘Million Dólar Baby’, por ejemplo, con el fantástico Clint Eastwood o ‘Rocky’ con aquella increíble banda sonora. Unas y otras, alaban la superación del deportista, ahondan en el dramatismo de la derrota o la victoria, cómo el deporte contribuyó a cambiar las reglas de una sociedad enferma… Eso en España parece impensable.
     Sinceramente no creo que el génesis del problema esté tanto en nuestra industria del cine como en la envidia de nuestra sociedad. Y por mucho que digan no hay envidia sana. No nos faltan héroes del deporte que, por un motivo u otro, merecerían ser recordados por siempre en una película.
     En la parte artística tenemos talento de sobra, productores, directores, guionistas, actores… es evidente que últimamente falta dinero, pero si lo hay para otras producciones por qué no para una deportiva que, además, cuenta grandes hechos unidos al protagonista o el momento. La gente del cine no es tonta. Nadie obvia que las grandes audiencias televisivas, las webs más visitadas, los periódicos más vendidos, los programas de radio más escuchados en este país se los llevan los grandes eventos deportivos. ¿Son ajenos a ello? No lo creo. Me basta pensar en mi buen amigo, excelente director y guionista Dany Campos, amante del baloncesto por encima de todo. O en la pasión por el fútbol y su Málaga del gran Antonio Banderas. Por poner algún ejemplo.

     Pero, teniendo en cuenta que cualquier creación cinéfila necesita también de unos beneficios económicos para justificarse y la idiosincrasia latina, más concretamente española, qué sentido tiene lanzarse a un proyecto que ya nacerá criticado (viciado) por buena parte de la potencial audiencia. Puede que así todo se entienda más fácil.

     Nuestra última víctima se llama Fernando Alonso. Un tipo que sólo ha sido dos veces campeón del Mundo, otras tantas subcampeón, exitoso y casi pionero en un deporte tan poco nuestro como la Fórmula 1. Más allá de títulos, considerado como el mejor piloto en la última década, capaz de llegar a correr en las mejores escuderías y de ser el mejor pagado….  y que sufrió un grave accidente en Barcelona con su McLaren hace poco más de un mes. Nada de eso cuenta. Aquí somos de echarnos unas risas y alegrarnos de su desgracia tras tener que abandonar en la carrera de Malasia y ganar Sebastian Vettel con el Ferrari. ¿El motivo? Ya he escuchado muchos, sobre todo de compañeros de la Prensa. Es antipático, un creído, nunca tiene la culpa… puede que haya parte de razón en todo eso, pero qué tiene que ver con su valía deportiva y su trayectoria. Nada. Es pura envidia. Porque aquí somos de reír la desgracia, de regocijarnos en ella.

     Ya lo hicimos con otro talento como Carlos Sáinz (el padre), otro que sólo fue dos veces campeón del mundo en rally, una disciplina deportiva muy española como se sabe. Incluso lo suyo se llevaron los Fernández Ochoa en esquí, Arantxa o Conchita en tenis… por no hablar de la irrespetuosa falta de atención a gente del waterpolo, balonmano y tantas otras modalidades a las que sólo hacemos caso cuando se cumple un ciclo olímpico y llegan los Juegos. Cada 4 años. Mientras tanto, somos de echarnos unas risas.

     Incluso he escuchado risas y críticas con Rafa Nadal o Pau Gasol. A uno por madridista, a otro por culé. O porque cantan mal. O vaya usted a saber. El caso es rajar. Qué risa oye. Con estos últimos me voy a quedar, total llevan 15 años en la élite del deporte mundial. Ganándolo todo y levantando admiración y respeto en cualquier país. Sensibles con los problemas de la sociedad, ejemplo en la derrota y la victoria, embajadores de Unicef… nada, menudencias. Puede que un día pueda alquilar una peli sobre ellos. Si es que aún existen videoclubs y si es que algún americano se decide a contar su historia claro.       


Escribe para 'El Chut': Jorge Segura (@jseguraclara)

Pinche aquí para consultar otros artículos de Jorge Segura.


Comparte este artículo:

1 comentario:

  1. Eh, que Pau Gasol no canta mal. De hecho, tenía una voz cojonuda. En serio. :-)

    ResponderEliminar