"" 'Novelismo': En la cabeza de Andrés Iniesta ~ El Chut <br> Expertos deportivos

"Que quien se calla cuanto me callé
no se podrá morir sin decirlo todo.".

José Saramago.

23 febrero 2014

'Novelismo': En la cabeza de Andrés Iniesta

--> No entienden nada. Hablan, y hablan y no paran de hablar. Y yo siempre preferí a las personas calladas, o a las que pían poco, claro y sobre todo de frente. Que si el Barça ya no es el mismo, que si éste y el otro ya no corren como antes, que si Messi y que si Andrés. Y a mí me da la risa. Casi nadie sabe de fútbol, pero todo el mundo opina con voz alta y segura. Ay, si adivinaran lo que en realidad pasa por aquí. Ay, si yo pudiera explicarlo. Se montaría una buena. Al final es mejor callarse y esperar que escampe. Aunque para entonces habrá que ver dónde estamos y cómo nos organizamos.

Un artículo de Sergio M. Gutiérrez (@sergiomguti).

Andrés Iniesta. Ilustración de: giveawayboy.

     Se veía venir, está claro. Y me da rabia porque me ha costado mucho coger la forma para desperdiciarla de este modo. Antes hacíamos las cosas bien, y el que se despistaba acababa en el banquillo. Ahora cada cual va a lo suyo y ya casi ni parecemos un equipo.

     Si es que está muy claro. Si es que jugamos cuando queremos. Mira a Messi, por ejemplo. No corre más de tres veces en cada partido. Y sí, es verdad que tampoco le fabricamos huecos. Y claro que Leo es especial y que todos debemos procurar que se sienta feliz. Pero, jolín, es que ha dejado de jugar para sus compañeros, y ya sólo aparece para pegar su fogonazo. Al final es un asunto del club, que metió la pata hasta el fondo fichando a Neymar. Aunque la culpa no es de Ney, claro. A él también le han contado una película que no tiene nada que ver con la realidad.

     El caso es que la junta directiva encabrona a Leo, engaña a su familia y cuestiona su liderazgo. Y a Messi, que durante años sólo le importó la pelota, le hacen todo esto cuando sólo le importa su hijo. Y a los demás, que nos den. Normal que Leo se centre en los suyos. Él es así, un niño genial pero caprichoso. La primera obligación de todos los culés habría de ser que Messi viva contento.

     Nadie lo comprende, ni siquiera Martino. El míster lleva medio año haciendo equilibrios, como esos artistas callejeros que van añadiendo pelotas a sus malabares. Primero tres, luego cuatro, más tarde cinco y al final seis o siete pelotas a la vez. Normal que se caigan. Martino es un buen hombre y un buen entrenador, pero no ha sabido cortar por lo sano.

     Él mira a Messi y piensa que siempre ha sido así. Porque vale, serán de la misma ciudad y hablarán del mismo modo, pero aún no se conocen. Antes Leo era el primer enfadado cuando perdíamos un partido. Le cambiaba la cara, se ofuscaba, se refugiaba en sus cosas y no se le podía ni hablar. Y sólo se le pasaba el mal humor en el siguiente entrenamiento, cuando agarraba la pelota, nos regateaba a todos y metía el gol del siglo. Ahora todo le importa un comino.

     Los que están afuera no entienden nada. Dicen que Xavi y yo estamos acabados, que ya no corremos, que ya no defendemos... como si alguna vez hubiéramos tenido cuerpo para hacerlo. Xavi está como nunca. Es un espectáculo verlo. Y sigue siendo el que más kilómetros corre en cada partido. No ven que Xavi es como los buenos vinos. Como Pirlo. Y no saben cuánto lo echarán de menos.

     Pocos intuyen quién está en verdad descentrado, o acabado, o desinteresado. Pocos se preguntan en qué emplea el tiempo libre Gerard Piqué (quién lo ha visto y quién lo ve: Gerard y el póquer, Gerard y sus entrevistas, Gerard el aspirante a presidente del Fútbol Club Barcelona). Alguien debería ponerle las pilas a Piqué. Aunque Piqué también sea una víctima de lo mal que jugamos, porque a Piqué se le ven los defectos antes que a los demás.

     ¿El problema del Barça cuál es? Es uno y son todos. Son todos porque aquí cada cual va a lo suyo: Alves ataca y no defiende, y raja de la afición; los chicos no renuevan, los viejos renovamos por una eternidad; y tras cada renovación llega un representante preguntando qué hay de lo mío; no se entrena como se debería entrenar, no se trabaja lo que se debería trabajar; no hay una idea de juego; salimos a contragolpear y manejamos la pelota, queremos controlar la pelota y nos ponemos a contragolpear.

     Son los egos, que están por encima del grupo. Y a mí me tienen harto. Siempre me toman por el pito del sereno.

     Y, para colmo, los que mandan tienen al club en los tribunales. Ellos son los primeros culpables. Son ellos y lo somos todos.

     Pero bueno, tendremos que callarnos.
   

Escribe para 'El Chut': @sergiomguti

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