"" junio 2015 ~ El Chut <br> Expertos deportivos

"Que quien se calla cuanto me callé
no se podrá morir sin decirlo todo.".

José Saramago.

Aquí no dimite ni Dios

Perdonen la blasfemia, pero Dios también habría de dimitir de su cargo divino, si es verdad aquello que Alejandro Blanco afirmó en su condición de muy respetable presidente del Comité Olímpico Español. "Dios va con Madrid", dijo muy ufano. Qué cosas tiene el señor Blanco. Dios, ya se sabe, carga con demasiadas responsabilidades, y uno no puede pretender que se ponga siempre de su lado.

Ganó Wimbledon, perdió la “Batalla de los Sexos”

Este 25 de octubre se han cumplido 18 años del fallecimiento de una de las personas que más ha contribuido al progreso del tenis femenino y también a la igualdad de premios de la que tanto se habla en la actualidad.

Novelismo (I): “El germen de la traición”

Pateaban un balón de fútbol contra una pared, igual que cuando contaban apenas doce años. Se entendían sin palabras y agradecían mutuamente el silencio con el que se comunicaban. Pep Guardiola y Tito Vilanova hacían tiempo antes del entrenamiento de la mañana.

Mi futbolista favorito

Habría que recordar más a menudo la razón que convierte al fútbol en el más universal de los deportes: el fútbol es lo que es porque lo juegan niños de toda condición, y los ricos pocas veces son los mejores.

La decisión

"¿ Todos los días tomamos decisiones. Es inevitable. Prácticamente desde el primer momento, al despertar, cuando escoges poner primero un pie u otro en el suelo. La mayoría son nimias. "

18 junio 2015

Perder con los tuyos o ganar con mercenarios

--> No hay color. Si usted pregunta a un aficionado medio al fútbol, no importa cuál sea su equipo, observará que casi siempre prefiere ganar con una pandilla de fichajes caros a perder con un puñado de chicos criados en el pueblo. Existen excepciones, por supuesto; tradiciones que honran la idiosincrasia de instituciones admirables como el Athletic Club de Bilbao. Pero incluso en esos casos las condiciones de raigambre exigibles para formar parte de la plantilla se estiran cuando la situación es delicada, y llegan a ponerse en duda los principios fundacionales si el descenso amenaza o el futuro inmediato adelanta nubarrones. Quién se atrevería a juzgar a los hinchas de voluntad cambiante: lo que uno desearía de verdad es ganar con once chicos de la casa, pero pocas veces es posible.

Un artículo de Sergio M. Gutiérrez.

Marc Bartra se fotografía en la rúa del triplete del Barça.
     La gran obra de Pep no fue el triplete, sino el triplete con Pedros y Sergios, con muchos chicos de La Masia y con una identidad propia, única e irrenunciable. Todo se puede comprar en el fútbol, menos la identidad.
     El Barça de Pep, de hecho, hizo todo lo posible por fichar a Cesc por pura identidad, porque Cesc era un pedacito de Barça y el Barça anhelaba casi tanto como la victoria ganar con once chicos de la casa.
     Ocurre, sin embargo, que de un tiempo a esta parte la costumbre en Can Barça es ganar. ¿A qué se debe tamaña sucesión de éxitos? No voy a afirmar que sea consecuencia única y directa de la aplicación del modelo de cantera, pero tampoco nadie podrá negar que el modelo de cantera ha sido determinante. Un buen observador debería tener en cuenta infinidad de factores, desde el surgimiento inimaginable de Lionel Messi hasta la misma polarización geopolítica de la vida social y futbolística: ser uno de los dos grandes equipos de la Liga tiene sus ventajas. Nunca hay, en fin, una sola razón. Las cosas suceden, y no siempre es fácil explicarlas.

     Los títulos alegran el ánimo del culé, ensalzan a quien los consigue y relativizan las tormentas que rodean al club en su vertiente institucional. Incluso el modo de conseguirlos parece secundario. No, no se me enfade el devoto de Luis Enrique: siempre he reconocido las virtudes del técnico asturiano, su excelente trabajo, los resultados innegables que al final proporcionó su tozudez. Es cierto que mantengo la sospecha de que el triplete ha sido bastante casual, resultado de una encrucijada de voluntades difícilmente repetible: la situación personal de Messi, su relación con Neymar y Suárez, el empeño de recuperación de Piqué, el dilema vital de Alves, el pegamento silencioso de Iniesta y de Xavi, la convocatoria de elecciones de Bartomeu. Pero cómo voy a toserle a Luis Enrique. A Luis Enrique ahora mismo no le tosen ni sus compañeros de rutas ciclistas.

Los jóvenes

     Hace cuatro años, el Barça contaba con una generación de jóvenes que parecía llamada a marcar otra época: Thiago Alcántara y Deulofeu, seguramente los dos mayores talentos en bruto del fútbol mundial desde Leo Messi; Martín Montoya, dueño de la banda derecha en la exitosa selección española sub-21; Marc Bartra, el coraje de Puyol con el talento de Piqué; Sergi Roberto, un todoterreno con asombrosa facilidad para jugar sencillo, al estilo Barça; Rafinha Alcántara, Tello, Grimaldo, Sergi Samper, Sandro Ramírez, Munir, Adama... Casi todos han acabado fagocitados, o están en serio peligro de no llegar jamás a aquello que soñaron.
     Las circunstancias hacen al futbolista: Pedro y Busquets dieron el salto con Guardiola, demostraron sus respectivas capacidades y se quedaron. Los chicos de las generaciones posteriores sufrieron épocas de mayor exigencia, de cambios constantes de entrenadores, de proyectos que empezaban desde cero y siempre relegaban a los jóvenes.
     A menudo se habla de las dificultades que vivió el mismísimo Andrés Iniesta para hacerse con un puesto de titular en el Barça. Si se juzga sumariamente a los que no lo han conseguido, se concluirá que no son tan buenos. Y lo cierto es que seguramente no lo sean.

     En la victoria, en cualquier caso, pocos se detienen a pensar en estas cosas. Montoya está a punto de dejar el Barça. Bartra se lo está pensando muy seriamente: más culé que él no hay nadie, pero su cláusula ha bajado a 12 millones y, maldita sea, el chico quiere jugar. Pedro ha renovado por motivos familiares, pero asumiendo un rol en el equipo por completo secundario. Sergi Roberto aguardará una temporada más, imaginando que quizá se pueda consolidar como suplente de Busquets; incluso ser suplente está caro. Rafinha va entrando, pero las elecciones le traerán a un Pogba o un Kondogbia, y es posible que le acabe ocurriendo como a Bartra con Mathieu. Munir y Sandro ya saben que el quinto delantero rasca muy poca bola. Y hasta Douglas tiene hueco antes que Grimaldo.

     En la victoria pocos lamentan las bajas colaterales, pero en la derrota el hincha desea al menos poder agarrarse a algo. Y perder con los tuyos, con tus chicos, siempre fue un buen consuelo. El Barça, de hecho, se dice a sí mismo más que un club por motivos como ése.

     Que la derrota, cuando llegue, coja a todos los culés bien agarrados a algo.


Escribe para 'El Chut': @sergiomguti

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15 junio 2015

Peter Lim rompe la baraja

--> "Se acabó la diversión, llegó el comandante y mando a parar...", así cantaba y loaba Carlos Puebla a Castro en su himno revolucionario cubano 'Y en eso llegó Fidel'. El pie para este artículo no lo es tanto por la equivalencia de la historia entre aquello y lo que ahora sucede, como por el golpe de autoridad soltado por el propietario de la mayoria accionarial del club. Que es lo mismo que decir el dueño de la entidad. Diferencias muchas claro, casi todas, sobre todo porque uno estaba a pie de campo de batalla y el otro anda felizmente por Singapur. Pero Peter Lim ha aclarado quién manda y pinta en el nuevo Valencia, para cerrar confusiones.

Un artículo de Jorge Segura.

Rodrigo Caio.
     Realmente no debían haber dudas desde que el empresario oriental compró el 70 por ciento de los títulos, pero el devenir de los primeros meses de matrimonio de conveniencia (sí de mucha conveniencia) con Salvo habían dejado una sensación de extraño equilibrio de fuerzas. Más allá de dejarlo en la presidencia ejecutiva como agradecimiento por abrirle las puertas a la compra y por su evidente tirón público entre buena parte de la hinchada blanquinegra, daba la sensación de que ambos comían sopas en el mismo plato. No había más que echar un vistazo al exhibicionismo de Kim Lim, la hija de Peter, en la redes sociales con fotos aquí y allá, en la capital del Turia y en la República de Singapur, de cena en cena y tiro porque me toca. Claro que del plato no sólo come Amadeo, también hay otros dos que lo hacen y desde mucho tiempo atrás. Y aquí es donde han llegado las rencillas.

     La dupla que conforman Jorge Mendes y Nuno Espirito Santo es como uña y carne. Prácticamente indivisible. Algo de romántico hay en la primera unión profesional que sirvió para sacar a uno del videoclub y ponerlo en el camino a convertirse en el representante de jugadores más poderoso del mundo. De hecho, puede que el personaje con más influencia de este mundo del balón tras la caída de Blatter. Los portugueses van juntos, de la mano y he aquí que ellos llegaron antes a picar del bufet de Lim. El dueño valencianista mantiene una relación más que extrecha con ellos y, de momento, ha evidenciado que ellos tienen preferencia. Más aún cuando el entrenador ha cumplido de momento, clasificando en su primera temporada al equipo para la previa de la Liga de Campeones.

     En los desencuentros entre la facción portuguesa y la valenciana del club, que conforman Amadeo Salvo y Rufete, más allá de pequeñas rencillas previas, el primer foco de fricción importante que iluminó al lado 'visitante' fue con la compra de Joao Cancelo. A cualquiera le parecían una barbaridad pagar 15 millones por este chico que apenas ha jugado en el lateral derecho esta temporada. Pero era deseo de Nuno y, sobre todo, de Jorge, así que... a tragar. Vía libre. Fue la primera en la frente. Aunque quizás ya antes se llevó Salvo un buen golpe, cuando Lim le obligó a cerrar la ampliación de contrato de Gayà pese a su empecinamiento en tensar la cuerda al límite. Aquel fue un aviso.

      Pero el foco guerrillero ha llegado con la 'jugarreta' que Espirito Santo y Mendes le han jugado con Rodrigo Caio en estos últimos días. Da la sensación de que Nuno les dijo una cosa a Salvo y Rufete en la reuniones para planificar la temporada en Paterna y le faltó tiempo para al salir por la barrera de la ciudad deportiva para desenfundar el celular, llamar a Jorge y juntos convencer al amigo Peter de que debían hacer lo contrario de lo pactado. La idea aparentemente común era apostarlo todo a la contratación de Imbula, pero acabaron fichando al brasileño del Sao Paulo. 
     ¿Tienen razón en enfadarse el presidente y el director deportivo? Seguramente. Pero, de verdad esperaban otra cosa. Quizás ahora saben dónde están y qué pintan. 
     ¿Y ahora? Adopatará Salvo la postura guerrillera con la que ya se sublevó contra quienes le regalaron la presidencia del club en su momento o ante el evidente ninguneo al que le han sometido recogerá el despacho y se marchará a casa. En cualquier caso parece que, efectivamente, se acabó la diversión.


Escribe para 'El Chut': Jorge Segura (@jseguraclara)



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