"" Deco, el todocampista ~ El Chut <br> Expertos deportivos

"Que quien se calla cuanto me callé
no se podrá morir sin decirlo todo.".

José Saramago.

27 agosto 2013

Deco, el todocampista

--> A Deco lo descubrí en una maravillosa final de la UEFA frente al Celtic de Glasgow del gran Henrik Larsson. Por mucho que el pequeño sueco hiciera (e hizo mucho, anotando dos goles de cabeza) o Martin O´Neil se dejara la piel tapando los espacios a Deco, el brasileño nacionalizado portugués siempre encontraba algún resquicio por donde pasar el balón al compañero y dejarle solo delante del portero.

Un artículo de Ricardo Zazo.

Deco, con su primera Champions.

     Al año siguiente, Champions League. Trofeo que parecía destinado al Real Madrid y que una noche aciaga en Mónaco despojó de toda opción al título. La Champions de Deco. Es verdad que Deco luego ganó otra Champions con el Barcelona, pero no tuvo la omnipresencia que tuvo con la del Oporto. Era el mejor de Europa en ese momento, dominaba todos los partidos y era diferencial en ellos. Pura clase sobre el terreno de juego al servicio de un orden táctico.

     Y es que Deco no era Xavi o Pirlo, encargados de dominar a base de posesión al rival, ni siquiera un Scholes con llegada, mucho menos un Makelele venido a más. Deco aunaba una precisión exquisita en el golpeo como sentido táctico a todas sus acciones. No era rápido pero no lo necesitaba. Siempre sabía dónde colocarse para evitar que el contrario desplazara el balón. Con todo ganado, se fue a Barcelona, donde fue el sargento de Xavi y Ronaldinho, el que por un tiempo ponía el nexo entre el rigor cartesiano de La Masía y la magia brasileña.
     Deco supo ser el perfecto segundo, el necesario (igual que fue posteriormente Andrés Iniesta), el que permite que todo funcione bien, el guardián entre el centeno del Barcelona, quien permite una regularidad en el tono del equipo. 
Volviendo a ganar la Champions, Deco y el Barcelona iniciaron una autocomplaciencia que acabó con sus huesos fuera del Camp Nou, destino Londres, donde el Chelsea, verdugo en otra época (el infame Stamford Beach) requería sus servicios, con Scolari al mando.

     Felipao, que ya lo mandó a filas para enrolarle con Portugal para la disputa de esa Eurocopa que tenían grabada a fuego Luis Figo y Rui Costa y que acabó en manos de Charisteas (caprichoso mundo este del fútbol), necesitaba remodelar un equipo que zozobraba tras la marcha de Mourinho. Scolari no pudo enderezarlo, pero Deco pudo disfrutar de la Premier antes de dejar Europa y comenzar su retiro en el Fluminense.

     Probablemente Deco no fuera un 10 en nada, pero nunca bajó del 8 (siempre y cuando él quería). Dominaba todos los escenarios posibles, mutaba en guerrilero o mecía al rival, golpeaba desde la frontal (esos goles rebotando en el contrario son Marca Deco) a balón parado o entrando dese segunda línea. Primer Espada en el Oporto, donde Mourinho construyó un equipo rocoso donde Deco era el distinto (y que merecía el Balón de Oro de una manera abrumadora); la adaptación perfecta a la Filosofía Barça, donde nunca fue menos que los mejores, el sentir que estabas viendo a un jugador distinto.

     Personalmente, no recuerdo otro jugador que aunara tantas cualidades con tanta brillantez. Hablamos por aquí hace poco de Gundogan, que posee varias de las cosas que hemos dicho de Deco. El tiempo dirá si llega al éxito del portugués.

     Se nos va Deco y el fútbol hoy es menos arte. Se va un jugador inmenso.


Escribe para 'El Chut': Ricardo Zazo (@RichiZazo).

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