--> Es el espíritu de la contradicción. Un futbolista técnico que se gana la vida como central; un portento físico que se desempeña a menudo con flojera, como si el esfuerzo no mereciera la pena; un hombre con facciones afiladas pero de carácter voluble; un tipo extraño, llamativo por su estética estrafalaria y, sin embargo, con la mirada escondida debajo de ese peinado estilo arbusto o actor secundario Bob. Cómo es posible que alguien nazca con esos pelos en una ciudad llamada Diadema. David Luiz es un muy buen futbolista, pero mucho peor lo que podría.
Un artículo de Sergio M. Gutiérrez.Seguir a @sergiomguti
David Luiz, jugando la pelota en un partido con el Chelsea. Foto: Ben Sutherland. |
Cuentan que empezó jugando en el Vitória como mediocentro defensivo, pero que era tan caótico que estuvo a punto de salir del club con una patada en el culo. Por suerte, alguien lo probó como central, y ahí David Luiz sí demostró sus cualidades, menos exigido a la hora de distribuir la pelota con criterio, sobrado de zancada al corte y por supuesto de presencia a balón parado.
Resulta curioso que, muchos años después, Rafa Benítez desanduviera el camino, que recolocara al brasileño en el mediocentro del Chelsea para disimular sus lagunas de concentración, que aprovechara así sus dotes físicas y su excelente desplazamiento de pelota, que gracias a esa maniobra inesperada cerrara con éxito una temporada abocada al fracaso en el club londinense.
Para entonces, David Luiz ya era un central consolidado en la elite del fútbol mundial. Había triunfado en el Benfica, y José Mourinho llegó a pedirlo para su primer Real Madrid, el que había de luchar por derrocar al Barça triunfal de Pep Guardiola. La operación resultaba demasiado cara. En enero de 2011, Abramóvich pagó 25 millones de euros por él.
David Luiz, el liderazgo y las meteduras de pata
Sólo un futbolista tan peculiar como David Luiz puede exigir para sí el liderazgo de un equipo que cuenta con líderes tan contrastados como John Terry o Frank Lampard. Sólo el central brasileño sería capaz de expresar semejante deseo sin tener siquiera garantizado un puesto en el once titular.
Lo hizo durante la temporada 2011-12, la que acabó con la primera y muy milagrosa Copa de Europa del Chelsea. Debido en parte a las bajas de la zaga londinense, David Luiz disputó los 120 minutos de la final contra el Bayern, y anotó uno de los penaltis de la tanda que dio el título a su equipo.
David Luiz acostumbra a anotar goles espectaculares, en ocasiones decisivos. Marcó por partida doble en las semifinales de la Europa League de 2013 contra el Basilea.
Pero mete a menudo la pata, quizá porque además de ser un pelos es un poco bocachancla. Y así afirma que le gusta el aspecto físico del fútbol, en particular el exigido a un defensa central. Y concluye, para sonrojo general, que si no estuviera preparado para ello se dedicaría a jugar al tenis. Sí, al tenis. Como si no corrieran los que practican ese deporte.
Profundamente religioso, asegura que su modelo humano es Kaká. Repito: Kaká.
Kaká es un tipo magnífico, dicho sea de paso. Otra cosa es que, siendo tan pulcramente religioso, no tenga un pelo de tonto. Y que le guste Madrid. Y que obligue al club blanco a cumplir el contrato firmado. Tremendamente lucrativo, faltaría más.
En mayo de 2013, en un partido contra el United, simuló haberse hecho mucho daño tras una entrada no tan dura de su compatriota Rafael. El árbitro picó y expulsó al rival, pero las cámaras captaron a David Luiz pícaramente sonriente mientras se retorcía de presunto dolor. Vamos, que se estaba descojonando de la risa. Rafa Benítez, en un esfuerzo interpretativo propio del abogado defensor con menos escrúpulos, afirmó que David Luiz se reía porque los aficionados del United lo insultaban. Y añadió que toda aquella historia, tan esperpéntica, beneficiaba al United, porque con ella se dejaba de hablar de los malos partidos jugados por el equipo de Manchester contra su Chelsea. Una 'mourinhada' en toda regla.
David Luiz forma una formidable pareja de centrales en el Brasil de Scolari con el gran Thiago Silva. Sin embargo, comete errores algo más que puntuales, errores a menudo demasiado costosos. Sus desconexiones mentales lastran a cualquier equipo que apueste por él, que pague una millonada por él, que pretenda fiar su estabilidad defensiva a ese futbolista portentoso pero de natural inestable.
En este deporte, los genios juegan de delanteros.
Escribe para 'El Chut': @sergiomguti
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No olvidemos lo que paró a Pedro en el Brasil-España. De todos modos, como todos, comete fallos, pero sería un gran refuerzo para cualquier equipo y es un central con ases en la manga, desde lateral hasta mediocampista pasando, lógicamente, por central y a balón parado es muy bueno.
ResponderEliminarComo siempre, muy bueno Sergio.