--> Thiago Silva es un central contundente, pero elegante. Duro aunque no comete excesivas faltas. Alto y espigado, pero ni lento ni torpe… Y casi todos los analistas deportivos (y entrenadores) afirman que es el mejor central del mundo (se puede llegar a incluir a Ramos o Piqué, pero éstos tienden un poco más a la irregularidad). Vale, paren. Algo falla. ¿Cuál es, entonces, el problema para que el Barça no pueda fichar a Thiago Silva? Pues simple y llanamente el económico.
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Thiago Silva, con la camiseta del PSG. Foto: PSG. |
¿Acaso algún iluso, o perdonando la expresión, tonto, piensa que un
equipo que ficha a un futbolista por más de cuarenta millones lo va a vender por
treinta el año siguiente? Que los jeques árabes no tienen ni idea de fútbol es
obvio, al menos en su mayoría. Únicamente buscan el placer de hacer sonar su
nombre en un mundo tan poblado como el futbolístico, o, como el del Málaga,
poder construir determinadas infraestructuras que les reporten beneficios. Y
sí, les sobra la “pasta”, pero de ahí a que vayan a tirar dinero de forma
estúpida hay un trecho enorme.
Una larga lista de centrales y no centrales
Salvando este “pequeño” escollo, si el Barcelona consigue fichar al
brasileño habrá conseguido tapar un puesto para el que año tras año se fichan
jugadores. Y año tras año se fichan más, y diferentes, ya que los que llegaron
previamente no valieron. Jugar en el Barça no es fácil, y de central, menos. Al
esperpéntico Chygrynskiy, que fue un lujo demasiado caro de Guardiola que jamás
llegó a demostrar ni por qué habría que pagar un millón por él, se sumó Martín
Cáceres, que tampoco encontró sitio de blaugrana, aunque éste sí juega en un
gran equipo, como es la Juventus.
Se buscó otra solución: “Si los centrales no valen, reconvirtamos a jugadores de otras posiciones”.Ahí surgió el Mascherano central, que por qué no decirlo, cumplió en muchos momentos, y llegó a estar a un nivel superior al de Piqué y Puyol. Pero no tardaron en buscarle las cosquillas, atacar sus puntos débiles y que el bueno del jefecito pareciera el culpable de todos los males. Con Busquets se intentó, pero el mejor pivote del mundo debía jugar ahí, de pivote. También pasaron Abidal y, como solución de urgencia, Adriano. Sangrante fue lo del brasileño, que no lo hizo del todo mal, pero jugó antes que el jovencísimo Bartra. Ahí Tito minó la moral del canterano, que se vio relegado a quinto central de la plantilla.
El verano pasado apareció Song. Se pretendía conseguir que fuera como el
argentino, que pudiera jugar de central y hacerlo de manera correcta. Pero el
camerunés no es rápido, ni tiene la inteligencia táctica de Masche, ni mucho
menos su rigidez posicional. Alex necesita campo, y jugó sus mejores partidos cuando el equipo se vio agotado. En esos encuentros demostró ser un soplo de
aire fresco, aportó frescura y una alegría que por aquellos tiempos desentonaba
en el juego gris y pausado del Barcelona.
Fin de los inventos en el puesto de central
Por eso Tito lo tiene claro. Ya basta de experimentos con gaseosa.
Hummels no posee la cintura necesaria para girarse en un pase a la espalda y
cortar el balón. Mismo defecto que Piqué. Y David Luiz no parece contar con la
confianza del cuerpo técnico, aunque tampoco se descarta su fichaje. Y si no,
Marc Bartra debería contar con más minutos.
O si no, querido lector, ¿cómo cree usted que surgieron los Messi,
Iniesta, Puyol o Valdés? Pues es sencillo. Los técnicos observaron en ellos cualidades, y
tuvieron lo que hay que tener para darles una oportunidad, dos o las que
necesitaran. Fueron llegando al primer equipo poco a poco, dosificándose…
Demostrando pinceladas de su nivel, y hoy son (o fueron en caso del eterno
capitán) los mejores del mundo en su puesto. Tito afirma ver en él cualidades,
asegura que en caso contrario no estaría en el equipo… ¿Pero entonces, le falta
el valor de “jugársela”? Cuando tuvo que competir, compitió. Y no lo hizo nada
mal ante todo un PSG. El Bayern es caso aparte. Nadie cumplió. Nadie dio la
cara. Es injusto culpar al joven de aquel descalabro.
Por lo tanto, sí. Thiago Silva es un jugadorazo, es increíble y parece
que todavía tiene margen de mejora. ¿Pero tirar la casa por la ventana, y por
segunda vez en un mismo verano, por un jugador que roza la treintena? ¿O jugársela con un jugador de la casa, coste cero y condiciones para ser el
central del Barça por una década? Yo, al menos, lo tengo claro.
Me quedo con Marc.
¿Y tú, Tito?
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