--> En toda sociedad las cabezas visibles son las de los políticos que gobiernan un país. Lo normal sería que éstos fueran nuestros héroes, pero no es así. Nuestros líderes son unos sinvergüenzas, corruptos, mentirosos y, aún por encima, tontos. Por lo tanto, debemos mirar hacia otro lado para buscar ejemplos, para encontrar seres que nos demuestren que merece la pena luchar por ser como ellos… Y en este grupo destacan los deportistas. ¿Pero es bueno mitificar, o casi adorar, a los deportistas?
Un artículo de Diego García (@diegoelchut).Seguir a @diegoelchut
Ben Johnson, en los Juegos de Seúl. |
¿Les suena el nombre de
Floyd Landis? ¿Y el de Alberto Contador? A nadie se le escapa quién
es a Lance Armstrong, ¿no? Todos ciclistas. Maradona, el mejor
futbolista de la historia. También destacan
(tristemente) los nombres de Marion Jones o Ben Johnson, ambos
atletas. Todos fueron, por supuesto, campeones y todos tienen otro nexo
en común: sucumbieron a la tentadora ayuda del dopaje para
ganar.
A veces, conseguir la gloria suscita tanto interés que los deportistas deciden manchar su nombre, su reputación y toda su carrera, a sabiendas de que, por brillante y limpia que fuera anteriormente, si son “cazados” todo se destruirá.
Es condición del ser
humano la de mitificar a los “seres superiores”. Se piensa que
los Messi, LeBron James, Fernando Alonso o Rafa Nadal no son humanos.
Que son poco menos que máquinas provistas de unas cualidades
extraordinarias que los hacen únicos. Y es cierto, pero es tan
cierto como que no hay otro igual a usted, querido lector, o a mí,
el autor del texto.
Mitificamos porque lo
necesitamos. Necesitamos creer que un hombre puede pedalear durante
doscientos quilómetros día sí día también, o que quizás llegue
a correr los cien metros en menos de diez segundos. Exigimos vernos
reflejados en esas personas, nos llena de orgullo y satisfacción
saber que pertenecemos a su misma especie. Hacemos que piensen que son
prácticamente héroes, como Armstrong, que tras superar un cáncer
volvió a ganar, cuando en realidad son farsantes, mentirosos,
tramposos… Cualquier adjetivo por el estilo vale. Pero nunca, nunca serán ejemplos para nada.
En Italia, Carlo Petrini
afirma que los casos de ELA (Esclerosis Lateral Amiotrófica)
aumentaron en la década de los 60 a los 80. Época ésta en la que
el Calcio era conocido por ser casi un paraíso de dopaje. Esta
enfermedad provoca la parálisis muscular progresiva que acaba en la
muerte, con una esperanza de vida de cinco años.
Muchas veces los deportistas buscan regatear la justicia, sin saber que en realidad lo que realmente arriesgan son sus vidas.
Abidal, un héroe de verdad
Para concluir, es imposible acabar este artículo sin mencionar al que es, hoy por hoy, el héroe o espejo de muchas personas. Abidal, ese futbolista que superó dos operaciones, sigue en activo. Mónaco será su siguiente (y presumiblemente último) club. Nadie sabe cómo le irá, pero todos tenemos claro que triunfó. Simplemente verlo jugar es un soplo de aire fresco, es una motivación extra para toda esa gente que lucha contra sus enfermedades. Abidal demostró que se puede salir, que cuesta, que hay que tener perseverancia… Pero que se puede salir.
P.D: ¿Es Abidal un
héroe, como parece ser, o un tramposo, como Armstrong? Sólo el
tiempo lo dirá. Por el bien del fútbol, y de la sociedad en sí,
ojalá el bueno de Abi sea un héroe. Ojalá él sí pueda ser un
mito, y no pasar del cielo a las catacumbas, como tantos otros.
Escribe para 'El Chut': Diego García (@diegoelchut)
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