--> El año I post-Mourinho comenzó de forma agradable, limpia y hasta sana. Parecía que todos los problemas se habían solucionado con la marcha del portugués, que las aguas volverían a su cauce y el club madrileño volvería a ganar. La teoría siempre es sencilla, y todos la sabemos. Florentino Pérez optó por Ancelotti como capitán del barco por su bagaje. El italiano es un experto en lidiar con vestuarios llenos de egos. Milán, PSG y Chelsea sirven como ejemplo. Pero Madrid es diferente. En la capital de España la prensa agota, fatiga y cansa tanto que hasta Mou salió escaldado. Ancelotti deberá ser un cortafuegos. Y no son pocos los que tiene que apagar.
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Carlo Ancelotti. |
El fichaje de
Gareth Bale fue un golpe presidencial. Florentino vio cómo el Barcelona le
arrebataba a la joya de la corona, el brasileño Neymar, y en un intento de
recuperar el prestigio perdido fichó al galés por cerca de 100 millones de
euros. Lo que supone una gran inversión a nivel de marketing, es un quebradero
de cabeza para el técnico italiano, que le debe ahora buscar un lugar en el 11
inicial.
Y no acaba aquí el
problema del fichaje de GB11, ya que su llegada forzó la salida de Mesut Özil.
El internacional alemán era de los pocos jugadores de la plantilla capaz de
desatascar partidos, o de levantar al público en un par de segundos. Su calidad
y su visión de juego están fuera de toda duda, y por ello es extraño que un
equipo que busque tener la pelota venga a su mejor “pelotero”.
Aquí Ancelotti tiene dos problemas, la llegada de un jugador que él no pidió y la marcha de otro que no era un descarte, ni el primero en las listas de ventas.
El tercer problema
es romper la idea de juego llevada a cabo los últimos tres años. Con Mou el
equipo buscaba un juego más directo.
Replegar, o al menos juntar mucho las líneas para salir corriendo al
contragolpe. Su jugada preferida era el córner en contra. Cuando se despejaba
el balón, siempre orientado, sonaba el toque de corneta, y todos a correr. Por
una parte sería descabellado que “Carletto” desaprovechara esto, pero por el
otro se busca una mejora en el juego posicional que, sobre todos, Isco debería
comandar.
Y el cuarto y
último problema es Casillas. Algo tan simple y básico como respetar la opinión
del entrenador se vuelve complejo y sucio cuando se trata de un peso pesado
como lo es Íker. Alguno aún piensa que sigue la sombra de Mou rondando por
Madrid y que Ancelotti lo sienta por orden directa del portugués. Estos lo
hacen sin pararse a pensar en si quizás le guste más Diego López por su altura,
o porque le inspire más confianza. Simplemente que le inspire más confianza.
Así todo, nadie duda que Ancelotti conseguirá que el Madrid juegue, y bien, al fútbol. El proceso de adaptación es largo y duro, y el italiano no tiene la suerte de su homólogo Martino, que debe cambiar cosas pero lo hace (al menos por ahora) desde la victoria. Dos malos resultados parecen alarmar al círculo más cercano del club blanco, pero nadie debe olvidar de que sólo si le dejan hacer su trabajo, podrá sacar el equipo adelante. Problemas tiene, pero soluciones también. Y muchas.
Escribe para 'El Chut': Diego García (@diegoelchut)
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