--> Neymar está en boca de todos, y más ahora, tras su (por fin) fichaje por el Fútbol Club Barcelona. Tras años siguiéndolo, cada uno de nosotros puede hablar de ese espigado y frágil (sólo pesa 64 kg) delantero brasileño, e intentar adivinar sus cualidades, citarlas una a una, y por qué no, presumir de haber visto sus mejores jugadas o goles. Pero no debemos olvidar que la mayoría sólo vemos los “highlights”. ¿Es eso suficiente para juzgar a un jugador? ¿Clasificarlo como regateador, chupón, egoísta y hasta burlón? El “difama que algo queda” llega a todo su esplendor con este futbolista, pero… ¿Quién, y sobre todo, qué es realmente Neymar?
Un artículo de Diego García (@quincevidas).Seguir a @quincevidas
Neymar, con la camiseta del Santos, frente a Víctor Valdés y Éric Abidal. Foto: Globalite. |
A pocos se les escapa que Neymar es la joya de fútbol mundial. Que por
él pasan las esperanzas de todo Brasil para el Mundial que la canarinha organizará en 2014. Se espera que él sea el líder, el que no sólo puede sino
debe tirar del carro. Y se le exige porque de todos es sabido que puede.
También tiene compañeros que son buenos peloteros, claro está. Los Lucas Moura,
Hulk, Óscar… Son jugadores con calidad, y dentro de lo que cabe sacrificados
por el juego colectivo. Pero el Mundial es la prueba de fuego para el de Mogi
das Cruzes.
Si Brasil decepciona, será Neymar el principal culpable. Los jugadores deben comprender que jamás se les exigirá algo por encima de sus posibilidades.
Las condiciones de Neymar
Neymar posee un cuerpo prodigioso para el balompié. Su 1,75 engaña, y
ya no digamos sus 64 kg. Parece tener poco equilibrio, ser fácil de derribar o
no resistir al contacto, pero nada más lejos de la realidad… “Ney” es de esos
pocos jugadores que saben cómo colocar el cuerpo para que nadie los tire, que
sea muy complicado arrebatarles el balón sin ser en falta. Por lo tanto, un
activo vital para cualquier equipo. En un partido, sea el que sea, uno siempre
necesita tener un jugador que aguante el balón, que no lo pierda… Y que como
mínimo saque una falta a favor. Y en el caso de Brasil, o del Barça, lugares
donde la presión y la exigencia son impresionantes, mucho más. Esto no lo
tendrá que aprender en su nueva andadura… Es brasileño, ya saben: si aquí uno
nace con una barra de pan bajo el brazo (aunque cada vez es más utópica esta
frase), en Brasil, cada niño nace con un balón, y regateando.
Los que hace meses, cuando “era” jugador del Madrid, decían de él que
destacaba por su verticalidad y su desborde hoy alegan que es un chupón y un
egoísta. Cabe apuntar que esto ocurre igual a la inversa, cuando un jugador que
interesa al Barça acaba en el Madrid. Pero Neymar no es un chupón. Una de sus
jugadas favoritas es el “toco y me voy”. Amigo de las paredes, con Iniesta,
Xavi o Messi se puede hartar a hacerlas. Sí es cierto que en Brasil jugaba como
en el patio de su casa, que la liga le quedaba pequeña, que prácticamente
burlaba sin esfuerzo a los defensas… Pero sería extraño que en España (y
Europa) intente driblar a cuatro o cinco jugadores cada vez que coja el balón.
Extraño y contraproducente. Un jugador de su nivel, con sus cualidades, no se
debe limitar a regatear a diestro y siniestro, sino que debe aprender a elegir
cuándo debe regatear y cuándo pasar. En él ha de prevalecer aún más esa máxima que dice:
“Regatear siempre es un recurso, no un vicio”.
De cara a portería no es un goleador al uso, ni un nueve nato. Lejos de
ser Falcao, Cavani o anteriormente Ronaldo o Romario, sí es un jugador con unas
cifras bastante óptimas. Promediando poco más de medio gol por partido,
consiguió 70 en su etapa como jugador del Santos. A esto hay que sumar su
participación directa en 40 goles más, lo cual muestra su faceta como
asistente. Pegado a la banda, es habitual ver cómo traza la diagonal, arrastra
adversarios liberando a compañeros, a los cuales cede el balón con todo el
trabajo hecho. Queda la siempre difícil tarea de meter el balón en la portería,
pero cuando sólo tienes al portero delante resulta algo más fácil.
Neymar en el Barça
Por lo tanto, es sencillo adivinar que Neymar
formará tripleta atacante junto a Messi y quizás Pedro o Alexis. El brasileño
partirá desde la banda izquierda, lo cual favorecerá sus diagonales, que
sumadas a su visión de juego le permitirán buscar compañeros con los que
asociarse. Si Jordi Alba tenía una perita en dulce con Iniesta, Neymar encajará a la perfección en la ecuación. El billete de la felicidad culé
pasa por volcar el juego a la izquierda. Si con Guardiola destacaba el
triángulo Alves-Xavi-Messi, con Tito el carril fuerte habrá de ser el opuesto. Todo esto
servirá para liberar a Xavi de unas exigencias físicas a las que probablemente
ya no llegue, y a Messi de combatir él solo contra dos o tres marcadores.
Ya no es el Barça de Messi. No es que lo sea de Neymar, pero sí es
cierto que ahora los rivales tendrán otro objetivo que fijar. Si antes se
podían permitir el lujo de destinar a varios jugadores para cubrir al
argentino, ahora no podrán. Si lo hacen, el suicidio está asegurado.
Aunque todo esto son conjeturas, cabe esperar una fácil adaptación al
juego culé. El balón siempre como medio de supervivencia, el ser incisivos en
el ataque, protagonistas en el juego y con un estilo alegre favorecerá a ambos.
El matrimonio será total si encaja con Messi tanto como sus palabras hacia el
astro culé. La nueva era comienza. Que tiemblen los rivales, Messi ya no está
solo. Está con el mejor compañero posible, si todo encaja como debe encajar.
Escribe para 'El Chut': Diego García (@quincevidas)
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