--> David Albelda era el último superviviente de una etapa que más bien fue un sueño. Un lustro, cinco años, donde el Valencia se erigió en aspirante a todo hasta llegar a ser campeón incuestionable y mejor equipo del mundo en el año 2004. Una era en la que los valencianistas fueron capaces de levantar y quemar cada año la mejor falla de la sección especial posible, no importaban el artista que comandara el banquillo ni el presupuesto para erigir el más colosal monumento, siempre estuvo a la altura desde 1999 y no faltó al éxito ninguno de esos años.
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David Albelda, celebrando un gol con sus compañeros del Valencia. Foto: Valencia CF Oficial. |
No pretendo hoy volver a recordar los
cataclismos que acabaron con aquel sueño. Esos, los aficionados valencianistas
e incluso los que no lo son, los conocen de memoria por haber sido repetidos constantemente
incluso hoy. La marcha de Rafa Benítez, la segunda etapa de Ranieri, los
desfases económicos de Juan Soler, las manos echadas (al cuello) del gobierno
valenciano, las esperpénticas apariciones de Juan Villalonga, Vicente Soriano o
el águila pendenciera de Dalport. Todos contribuyeron a convertir el sueño en
pesadilla.
Pero hoy, el día donde se consuma el adiós al último de aquellos ‘mohicanos’, lo que me apetece es recordar a ese grupo de hombres y de nombres que construyeron un proyecto que fue capaz de crecer y engrandecerse hasta el punto de mirar por encima del hombre los poderes futbolísticos de Real Madrid o Barcelona.
Recordarlos no significa nombrarlos. Hablar
sólo de unos pocos sería menospreciar al resto. Muchos se empeñaron en convertir
a varios en murciélagos del escudo, en jugadores franquicia, en columnas
vertebrales y una lista aún más larga de comparaciones un tanto absurdas, con
todos los respetos.
Un gran Valencia, un gran equipo
Lo que aquel grupo de jugadores entendió, bien
liderados por los diferentes entrenadores que les acompañaron en esos cinco
años, es que el éxito individual sólo les llegaría a través de la victoria
colectiva. Muchos llegaron ‘rebotados’ de experiencias (más dolorosas que
felices) en grandes clubes. Real Madrid, Barcelona, Milán, Olympique de
Marsella, Roma…. Les habían dejado tocados, malheridos, pero no acabados.
Muchos en Valencia pensaron que aquello parecía el atisbo de recreación de una
fantástica residencia de verano. Buena ciudad, gran clima, excelente comida…
escasa presión.
Pero no, aquel grupo de hombres que se fue
juntando, del que algunos fueron saliendo, otros entrando y siempre
reagrupándose, entendió que lo que tenía a su alcance era conseguir algo al
alcance de muy pocos profesionales. El destino les fue uniendo para hacer
triunfar un club que llevaba más de 30 años de ostracismo y convertirlo en el
mejor de una era. Eso, al futbolista, le llena más que ganar con un club de los
realmente descomunales, los que año sí y año también siempre son capaces de
ganar algo.
Salvo alguna excepción contada, todos lo entendieron. No fue fácil, se unieron y se desunieron. Fueron compañeros y luego amigos para, en algunos casos, acabar siendo enemigos. Pero, con la perspectiva de los años, con el paso del tiempo, se darán cuenta de lo que juntos construyeron y consiguieron disparar como la mejor mascletà de un 19 de marzo, en el año 2004.
Se ganaron el respeto, desde el respeto al
juego. Entendieron que el equipo estaba por encima del individuo para llegar a
ser leyenda. Y lo hicieron. Albelda es el último de aquellos que quedaba en el
campo. Ahora, dos de aquellos hombres, tendrán la oportunidad de intentar
recuperar aquellos valores. Djukic en el banquillo, Rufete en la escuela de
Paterna. Puede ser parecido, pero nunca será ya igual.
Escribe para 'El Chut': Jorge Segura (@JSeguraclara)
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hombre, me parece a mi que el gobierno no solo ha echado manos al cuello al valencia, coño, que el club sigue vivo gracias al dinero de todos los valencianos o de todos los españoles. Uno puede ser buen valencianista y decir las cosas como son.
ResponderEliminarNo nos engañemos: la gran mayoría de clubes españoles han sobrevivido (y muchas veces vivido por encima de sus posibilidades) gracias a las Administraciones Públicas (comunidades autónomas y ayuntamientos). Y el Valencia es uno de los reyes del mambo en estas lides. Recomiendo ver el programa de Jordi Évole del año pasado sobre la situación del fútbol español.
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