--> Argentina juega tranquila. Ya han pasado los tiempos en los que toda la presión recaía sobre la albiceleste de forma constante. Las decepciones del Mundial de Sudáfrica y la Copa América disputada en casa colmaron el vaso de la atención mediática, cansada de esperar un 'boom' argentino en las grandes citas que nunca llegaba. La oscura etapa de Diego Maradona al frente del banquillo, con sus alineaciones plagadas de nombres sin un orden táctico definido llegó a su fin en aquel partido en el que Alemania bailó sobre una selección en la que el centro del campo brillaba por su ausencia. La transición confiada a Sergio Batista también naufragó, víctima de la presión de organizar un gran torneo en el propio país cuando el momento invitaba más a la reconstrucción que a las grandes metas.
Seguir a @Agustin_GalanArgentina aguarda el Mundial 2014 en calma. |
Alejandro Sabella
Llegó entonces Alejandro Sabella, un entrenador de perfil bajo para el gran público, aunque en su hoja de méritos figuran hitos como llevar a la extenuación al Barcelona de los seis títulos en el Mundial de Clubes 2009. Al exentrenador de Estudiantes le correspondería recomponer a una Argentina sin fe en sí misma y devolver el ánimo a una hinchada que asumía que el liderazgo que Messi ejerce semana tras semana en el Camp Nou nunca se trasladaría a los estadios del hemisferio sur. Sabella recibió un equipo plagado de estrellas que en la actualidad no cuenta en las grandes quinielas para los trofeos ante la solidez que presentan las selecciones europeas.
En
lugar de verse abrumado por la tarea encomendada por los magnates de la AFA,
Sabella no se arredró. Comenzó a ver brotes verdes donde otros veían oscuridad
y con la tranquilidad de quien sabe que su trabajo está encaminado al largo
plazo empezó a poner al servicio de la selección su talento como estratega. Sin
apenas ruido, Messi ha asumido de forma definitiva el brazalete de capitán al
que fue reacio al principio y la 'Pulga' ha comenzado a brillar en cada partido
con la selección, sin acusar el peso que supone capitanear a la albiceleste ni
la presión de los titulares que se rasgaban las vestiduras cada vez que no
anotaba.
Hoy, Messi no sólo marca, sino que sabe cómo mejorar a sus compañeros, especialmente a Gonzalo Higuaín, que recupera la sonrisa que no termina de encontrar en Madrid cada vez que el '10' se asocia con él y le habilita para engordar más y más su cuenta goleadora.
Conmebol sin Brasil
Pero no sólo en Messi se vislumbra el trabajo de Alejandro Sabella. La fase clasificatoria de la Conmebol, con Brasil ausente dada su condición de anfitrión del pasado Mundial, ha sido asumida como una oportunidad de ir perfilando un grupo en el que, esta vez parece que sí, el colectivo ha desplazado al individualismo. No es raro ver convocados a jugadores del ámbito local con poco nombre pero toneladas de compromiso, perfectamente conocidos por un entrenador que tiene estudiado de arriba abajo el fútbol argentino. Braña, Sosa, Rojo, Fernández o Campagnaro son nombres que dirán poco al aficionado europeo, pero han sostenido el esqueleto de la selección con unos resultados que en el pasado eran añorados.
La
eficacia del método Sabella está a la vista. Líder con cuatro puntos de ventaja
sobre Ecuador, su más inmediato perseguidor y sólo una derrota en el casillero
dentro de un grupo en el que el factor cancha alcanza niveles de influencia que
en Europa son difícilmente entendibles. Para ello, el técnico argentino ha
triunfado donde sus predecesores patinaban visiblemente, confeccionando onces
en función del escenario, aspecto éste casi más importante que el rival. Sirva
como ejemplo el choque disputado en el Hernando Siles de La Paz, donde la
defensa estuvo conformada por Peruzzi, Campagnaro, Domínguez, Basanta y
Clemente Rodríguez. En otras fases clasificatorias, la zaga la conformaban los
cuatro defensas más populares de turno en el lugar de los secundarios
eficientes que demandaba la visita a Bolivia, lo que ha llevado a Argentina a
cosechar resultados sonrojantes, con un 6-1 precisamente ante Bolivia como
muesca más sangrante.
Brasil 2014
El
1-1 cosechado a 3.600 metros de altura no debe ser considerado como un
patinazo, dada la extrema exigencia física a la que se ve sometida el cuerpo
del futbolista no habituado a semejantes condiciones. El resto de resultados
del grupo sudamericano, en el que sólo Paraguay pudo anotar un gol en Quito, ayuda a reafirmar el resultado argentino, quien ya ve en el
horizonte la clasificación matemática a Brasil 2014, justo en el momento en el
que la maquinaria diseñada por Sabella empieza a tomar forma.
Mientras
la atención sigue puesta en el nuevo laboratorio de pruebas de Luiz Felipe
Scolari con la 'seleçao' en sus bolos por Europa; y mientras en el Viejo
Continente las grandes potencias continúan sus puestas a punto en busca de
confirmar su favoritismo, en Sudamérica hay una selección que en silencio está
haciendo su trabajo, con una fecha en el horizonte, un líder sobre el césped y
otro en el banquillo. Argentina aún no ha dicho su última palabra, pero no
esperen que reclame los focos, Sabella prefiere seguir trabajando a oscuras para
luego dar que hablar cuando llegue el momento, como ocurrió en Abu Dabi en
2009, cuando estuvo a tan solo dos minutos de ser el único estratega capaz de
hacer doblar la rodilla a Pep Guardiola.
Escribe para 'El Chut': @Agustin_Galan
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Agustín Galán es periodista deportivo.
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Coincido por completo contigo, Agus. Argentina me parece un equipo muy serio. Quiero decir que se habla poco de esta Argentina de Sabella. Está la España campeona. Está la Holanda renovada. Está por supuesto la nueva Alemania del fútbol total. Está el Brasil anfitrión... Pero esta Argentina tiene al mayor genio de todos los tiempos. Orden, seriedad y Messi son tres realidades más que suficientes para optar al título mundial. Sin complejos.
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