--> A estas alturas, quién no se ha formado una opinión más o menos válida sobre la figura de José Mourinho. Quién no lo considera villano o héroe, víctima o verdugo, paradigma de la hipocresía o de la honestidad, genio absoluto o simple afortunado. El fenómeno Mourinho traspasa fronteras. Tan alabado como detestado en función del país, la ciudad y la filiación futbolística de cada individuo, Mou goza en Inglaterra de un prestigio fuera de lo común.
Cartel publicitario con la figura de José Mourinho. Carling 2007. |
--> El anuncio (I): Ahí lo tiene usted, querido lector. Fíjese detenidamente en el cartel publicitario que ilustra este artículo. Cuenta ya sus años, pero no por ello ha perdido actualidad. Corresponde a la final de la Copa de la Liga inglesa del año 2007 (por entonces denominada Carling Cup). El Chelsea de José Mourinho derrotó al Arsenal por dos goles a uno. Aquélla fue la última final disputada en el Millennium de Cardiff. Didier Drogba logró los dos tantos de los 'blues'.
--> El anuncio (II): Ahí aparece Mou. Sereno, confiado, seguro de sí mismo como sólo lo puede estar un líder nato. Cruzado de brazos en actitud tranquila pero desafiante, como si dijera: "Tú qué me vas a contar a mí". O más aún: "Yo ya sé de sobra todo lo que me vengas a decir". O incluso: "Inténtalo, atrévete. No podrás conmigo. No tengo nada que perder". A Mourinho todo le da igual, al menos en apariencia. Sólo le importa su negocio, su beneficio.
"He ganado" tantas cosas, acostumbra a decir. He ganado tantas cosas y no me pienso retirar sin ganar tantas otras.
--> En la cresta de la ola: José Mourinho está pletórico. Lleva diez días repartiendo buenas palabras a diestro y siniestro, comportándose con una mesura impropia del Mourinho polemista que siempre hemos conocido, aquel entrenador que manejaba el ambiente como el que sitúa en el mediocentro a un pivote más, y lo utiliza para detener las acometidas del rival. "Ha perdido el mejor equipo", afirmó tras vencer en Manchester. Y se permitió el lujo de comparar la expulsión de Nani con la sufrida por Pepe en el duelo de Liga de Campeones de 2011 contra el Barça. Se parecían al menos en las consecuencias, vino a decir.
Admitía así Mou de modo implícito que su equipo habría salido eliminado de Old Trafford sin el error del árbitro Çakir.
--> El fundamentalismo: Poca gente sabe que el primer fundamentalismo fue cristiano, que nació en los mismísimos Estados Unidos a comienzos del siglo XX. Aquel fundamentalismo originario no era más que un movimiento de reacción contra la modernidad darwinista. El hombre no podía descender del mono. Semejante atrocidad no había de ser enseñada a los hijos de la gran América. Hoy existen muchos fundamentalismos.
También ha nacido un fundamentalismo mourinhista, irracional como todos, populista y mesiánico como se presenta su líder, el señor José Mourinho.--> El juicio (I): No son buenos tiempos para la crítica ecuánime. No son buenos días para juzgar severamente a José Mourinho. Sus detractores lo serán para siempre y en todos los aspectos, y jamás reconocerán sus méritos técnicos. Pero lo cierto es que Mourinho ha demostrado ser un fabuloso entrenador de ciclo corto. Un tipo que exprime las entrañas de una plantilla magnífica para hacerla aún más eficiente. Le saca todo el jugo posible, y en el camino la destruye. Deja a su paso el portugués cáscaras de naranja, futbolistas sin caldo, estructuras vacías, aprovechadas de un sorbo, deprisa y corriendo, pues a los zumos se les oxidan pronto las vitaminas.
--> El juicio (II): No son buenos días para juzgar severamente a José Mourinho porque José Mourinho está ganando partidos importantes. Y entonces afloran sus defensores, fundamentalistas sin saberlo, y arrojan al juez los buenos resultados de su equipo como prueba inconfundible de la valía del entrenador. De su valía y de su honestidad, y de su perfección impoluta, y de su mérito exclusivo, y de su eternidad, y de su infalibilidad. Se trata de un nuevo maquiavelismo: todo lo justifica la victoria. Todo. Por eso hay que decirlo más alto y más claro que nunca justo en estos días de aparente felicidad blanca: Mou es un personaje nocivo para el Real Madrid, para el deporte y para la sociedad. Un mercenario detestable. Un profesional sin escrúpulos.
--> La moraleja: Quizá resulte pretenciosa, pero ahí va. Me sirven para ello las palabras de un personaje novelístico, un anciano llamado Peter Wheeler que se expresa del siguiente modo en "Tu rostro mañana", obra de Javier Marías:
"Has de tener presente que la mayoría de la gente es tonta. Tonta y frívola y crédula, no sabes hasta qué punto, una permanente hoja en blanco sin la menor huella ni resistencia, por mucho que te parezca saberlo no puedes saberlo bien, hasta qué punto, tú no has vivido guerras, espero que no te toquen."
Escribe para 'El Chut': @sergiomguti
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ey, has corregido lo de giggs!!! que se te va la pinza!!!!!!
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