Mil millones de moscas no pueden estar equivocadas

--> A mediados del pasado mes de agosto firmaba mi admirado Sergio Manuel Gutiérrez un artículo que radiografiaba de manera brillante, no exenta de cierto desasosiego, a la prensa deportiva en particular y a la sociedad en la que nos toca vivir en general. El periodismo deportivo no deja de ser más que un reflejo de esa sociedad cainita de la que se hablaba en ese artículo, aunque muchas veces me he preguntado -y sigo preguntándome- quién es más culpable de tanta zafiedad, si quien escribe para formar la conciencia del consumidor de prensa, o el lector, entusiasmado con este tipo de producto con cada vez menos calidad, más manipulado y con menos margen para la formación del pensamiento propio. Reconozco que ignoro la respuesta.

Un artículo de Luis Jiménez (@lujimmix).
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Florentino Pérez, pidiendo al público silencio cuando éste pedía la continuidad de Mesut Özil.

                Una polémica recurrente: la telebasura. Programas de dudoso gusto, pero de consumo masivo en nuestro país. Una iniciativa a través de las redes sociales intentó, con aparente éxito, que los anunciantes de uno de estos bodrios que nos ha amenizado el verano retiraran su publicidad. Algunas firmas, seguramente por miedo a mancharse de porquería -¿acaso ignoraban antes de pasar por caja dónde invertían su dinero?-, decidieron dejar de patrocinar la aventuras de unos incalificables frikis en un campamento veraniego. Hasta aquí, todo correcto, incluso plausible este intento de dignificar el contenido de la bien llamada 'Caja Tonta'… hasta que llegaron los inexorables datos de audiencia y volvían a demostrar el apoyo mayoritario de los espectadores a esta bazofia en forma de programa de televisión. Ya saben el dicho: mil millones de moscas no pueden equivocarse. Coma mierda.

Periodismo deportivo y verdad oficial

                ¿Qué tiene que ver toda esta parrafada con el mundo del deporte y el periodismo que vive de contarlo? Mucho. El poder deportivo utiliza a los medios con un cinismo y descaro sonrojantes para esta maravillosa profesión. La prensa deportiva se ha convertido en una correa de transmisión del argumentario oficial de quienes ostentan el mando. Un ejemplo reciente que me ha llamado poderosamente la atención ha sido el caso Ozil, su venta al Arsenal y la metamorfosis del alemán en tiempo récord, de brillante jugador y lujo para cualquier plantilla a futbolista sin sangre y solo motivado por las mejoras en su contrato. Cómo un periodismo, aparentemente serio y aparentemente solvente, se presta al juego de manchar la imagen de un futbolista solo para justificar una salida, cuando menos deportivamente discutible, tapando, además, el desembolso de unas cifras escandalosas para contratar a Gareth Bale, un buen jugador, pero con escaso currículum. O cómo se ha pasado de puntillas por la salida, ruinosa para el Real Madrid, de Kaká hacia el Milán, en una operación con escasas luces y numerosas sombras. Gran parte de ese ente amorfo llamado 'Público Soberano' se lo ha tragado, eso sí, ya masticado y digerido. El gesto del presidente del Real Madrid acallando a aquellos aficionados que querían que Ozil permaneciera en el club blanco es más significativo de lo que aparentemente parece. Son los nuevos tiempos para el consumidor del producto llamado prensa deportiva: encefalograma plano, espíritu crítico nulo y una sola verdad. La verdad oficial. O estás conmigo, o estás contra mí. La telebasura abrió una veda que el periodismo deportivo sigue con verdadera pasión.

Escribe para 'El Chut': @lujimmix
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