--> Un líder es aquel que es capaz de transpolar sus ideas a un grupo. Y esto es así en una empresa, en un grupo de amigos o en un equipo. En el fútbol, como en otros deportes de equipo, el líder es el encargado de darle una identidad a su conjunto. Destaca el Atlético del Cholo Simeone, equipo aguerrido, bravo y peleón, características idénticas a las del Simeone jugador. O Pep Guardiola, que como jugador practicaba exactamente lo mismo que propone como entrenador. Por lo tanto, el principio básico de todo entrenador es dotar de una identidad a su equipo. Y nadie mejor que Paco Jémez para comprender la importancia de un entrenador en un equipo. Jémez es el Rayo tanto como el Rayo es Jémez.
Un artículo de Diego García (@diegoelchut).Seguir a @diegoelchut
Paco Jémez, entrenador del Rayo Vallecano. |
Paco Jémez fue un
central que se defendía con el balón en los pies, si bien es cierto que por
aquella época el fútbol no era como ahora. Los entrenadores no exigían a sus
centrales sacar el balón jugado. Su objetivo era simplemente sacarlo, y
cuánto más lejos mejor. Jugó en equipos como el Córdoba, Real Murcia, Rayo,
Deportivo de la Coruña… Y llegó a ser internacional absoluto, destacando su
titularidad en la Eurocopa del 2000.
Representando a Vallecas
Para comprender un
poco mejor a Jémez hay que empezar por el Rayo. El club del barrio madrileño de
Vallecas es el que menos presupuesto tiene de la Primera División Española,
llegando vagamente a los 7,5M€. ¿Cómo puede un equipo tan “pobre” llegar a
conseguir cosas tan grandes como un meritorio 8º puesto en la 12/13? La
respuesta es fácil. Siendo un “grande” de corazón, de coraje, de garra.
Luchando cada balón como si fuera el último, no cediendo ante las adversidades y yendo siempre de cara a la batalla. Representan así fielmente a su gente, a su público, socios y aficionados, porque “Vallekas” es un barrio noble y peleón.
El Rayo contrató
como entrenador a un exjugador llamado Paco Jémez que prometía espectáculo. Sus
años en Las Palmas y el Córdoba así lo atesoraban. Fútbol vistoso, el balón era
el protagonista y los jugadores no paraban quietos, con o sin pelota
siempre estaban en movimiento. Y si no era para iniciar un desmarque, era para
defender un contraataque, o para evitar que el esférico saliera de banda. Y
ante todo, toque, toque y toque. Superando líneas, atacando en todo momento.
Ya en el Rayo, Paco
tuvo claro que su ideal futbolístico no iba a cambiar. Que Trashorras sería su
“alma-mater”. El gallego, tras jugar en las canteras del Madrid y del
Barcelona, fue descartado por su poco esfuerzo físico. Era muy bueno con el
balón en los pies, pero también el punto débil defensivamente hablando. Nadie
sabe cómo le habrá convencido Jémez, pero hoy por hoy no es raro ver en
Vallecas al “rayista” correr treinta metros en repliegue para cortar un ataque.
Sacó lo mejor de jugadores como Piti, Diego Costa (al que demostró que podía
ser un gran jugador si dominaba su cabeza, o al menos si la utilizaba como
debía), Casado o Lass, velocísimo este, pero tan rápido como irregular
mentalmente.
Un Rayo de retales
Y si hay algo que
destacar además de su ideal futbolístico, es su don para convencer. Consiguió
que un grupo de “desheredados” (formó un equipo a base de cesiones o descartes
de otros clubes) se creyeran que valían para esto. Que ellos podían practicar
un fútbol brillante… Y vaya si se lo creyeron. Y lo consiguió con su palabra.
Directo y honesto, tanto te dice "somos el equipo más pequeño de la categoría. Hay 19 y
luego nosotros, el 20. Y a nadie le ha entrado en la cabeza eso.” como ordena a
los familiares de los jugadores a bajar a la charla en el último partido de la
temporada, con el simple objetivo de hacerles ver a los jugadores que sin el
esfuerzo de su gente, sin su apoyo y sin sus ánimos ellos no serían nada.
Aunque
Jémez no es todo seriedad, talante o sobriedad. Tiene su parte de guasa, su
parte simpática… Contador de historias, las tiene de todos los tipos. Desde
aquella anécdota que contó en la que Toshack se mofó de su calidad afirmando: “A todos también nos duele cuando le pegas al balón”; hasta aquella otra en
la que, en una charla en Valencia, Rainer Bonhofcontó casi con vergüenza que su equipo “sólo” tenía 110M€, a lo que él
respondió que no estuviera tan triste, que ellos tenían 7,5.
Paco Jémez es una de las pocas personas que todavía se preocupan por el cómo, además del qué. No todo vale. Hay que ser protagonista, valiente… Todo lo demás son excusas. Él consiguió que el Rayo triunfara, ganándose el aplauso de toda la liga, y tumbar así el mito de que hay equipos en los que es imposible jugar el balón.
Por esto, por su fútbol, su forma de ser, de comunicar… Por todo esto debemos agradecer que haya entrenadores como Paco Jémez. Pequeños héroes que abarcan el sentido más amplio de lo que es ser un entrenador, y que comprenden que un entrenador debe representar a sus jugadores, pero también a sus aficionados y el escudo que defienden.
Escribe para 'El Chut': @diegoelchut
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