--> Este breve artículo habla del Atleti, y ni siquiera menciona al rival. No lo merece este último, más allá de la presente aclaración inicial. Estas líneas cantan el buen hacer de un equipo campeón, sobresaliente en la comprensión del juego, apasionado, entregado a su gente, bien dirigido por su técnico, deseosos sus jugadores de hacer felices a quienes representan. Sirva este homenaje para lo único que puede servir: para enumerar los aciertos de los ganadores, para resaltar sus virtudes como deportistas y para dejarlas ahí, flotando en el ambiente. Por si alguien desea establecer comparaciones.
Un artículo de Sergio M. Gutiérrez.Seguir a @sergiomguti
Gabi, capitán del Atlético de Madrid, levanta el trofeo de campeones de Copa 2013. Foto: Atleti. |
Un Atleti con fe en sí mismo
La confianza en las propias posibilidades es el punto de partida innegociable. Si no te lo crees, nunca triunfarás. Estos jugadores del Atleti se lo han creído porque su entrenador los ha convencido, porque Simeone les ha dado una personalidad y un proyecto común al que aferrarse en los momentos difíciles: "Trabajamos desde la humildad de sabernos humildes. Y desde la humildad nos sentimos grandes".Desde la humildad remontó el Atleti un partido que empezó torcido, en territorio comanche, contra el enemigo invencible, frente al bicho voraz. Desde la humildad y el trabajo solidario cualquier hazaña es posible.
--> Los milagros (I): Y entonces sí, entonces los milagros se presentan. El milagro de no venirse abajo ante la costumbre de que el vecino te pinte la cara. El milagro de mantener la compostura, de creer en el planteamiento táctico incluso a contracorriente. El milagro de Falcao, de su jugada imposible, de su revuelta de tigre a un kilómetro de la portería rival, del desmarque coordinado de Diego Costa, del pase perfecto del primero al segundo, de la definición impecable del brasileño. Todo milagroso, pero todo racional si se mira con los ojos de un creyente. De un creyente en el trabajo grupal.
--> Los milagros (II): Y así continúan los hechos insólitos, para estupefacción del oponente soberbio. Los tres balones a los palos, cuando en el pasado a esos balones siempre les habría dominado la satisfacción de entrar. La curación divina de Juanfran, con el Cata ya dispuesto para sustituirlo. La sensación de partido controlado. El crecimiento de Mario, insolvente al comienzo del duelo. El liderazgo de Gabi. El carácter de Filipe. La conexión entre Costa y Koke. El gol de Miranda. Los paradones de Thibaut Courtois. El desquiciamiento del enemigo.
--> Los milagros (II): Y así continúan los hechos insólitos, para estupefacción del oponente soberbio. Los tres balones a los palos, cuando en el pasado a esos balones siempre les habría dominado la satisfacción de entrar. La curación divina de Juanfran, con el Cata ya dispuesto para sustituirlo. La sensación de partido controlado. El crecimiento de Mario, insolvente al comienzo del duelo. El liderazgo de Gabi. El carácter de Filipe. La conexión entre Costa y Koke. El gol de Miranda. Los paradones de Thibaut Courtois. El desquiciamiento del enemigo.
Sólo un borrón en el expediente de un día perfecto: el mal comportamiento de Diego Costa, feliz en la tángana final. Fue el único jugador del Atleti que no comprendió que la imagen del club estaba en juego, y que también en ese otro partido, el moral, la victoria había de ser épica.
Escribe para 'El Chut': @sergiomguti
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