"" La mirada de Ximena ~ El Chut <br> Expertos deportivos

"Que quien se calla cuanto me callé
no se podrá morir sin decirlo todo.".

José Saramago.

10 mayo 2013

La mirada de Ximena

--> A Ximena la conocí un sábado. Concretamente un 5 de noviembre de 2011. Imposible olvidarlo. Mi padre cumplía años, pero como tantos otros no pude compartirlo con él. Una vez más me tocó cambiar la familia y la tarta por la familia de la radio y el micrófono. La LFP no dejaba entrar a las radios en los estadios para contar los partidos (parece que fue hace un siglo y aquello está a la vuelta de la esquina) y llegué con tiempo a la sede de Radio Marca en Valencia. Era jornada de derbi, cada vez más igualado, entre Levante y Valencia.

Un artículo de Jorge Segura (@jseguraclara).

David Casinos y su perra guía.

Ximena y David en un Levante-Valencia

     Me esperaban Blay, que narraría el partido, y un nuevo comentarista fortuito. Pero ni me fijé en ellos. Nada más entrar los ojos se me fueron a ella. Ximena tenía el pelo negro zaino, una planta impresionante pero, sobre todo, una mirada penetrante. Hipnótica. Cautivadora. Prácticamente ni se movió al verme, ni un gesto de alegría ni desprecio. Permaneció sentada y tranquila. Me miraba. Y nada más.

     Al fortuito colega de comentarios ya lo había visto alguna vez. Aunque no de cerca. David es de esos tipos que te imponen respeto. Respeto físico quiero decir. Miedo para ser más claro. Fácilmente podría pasar por portero de discoteca. No es muy alto, pero no le hace falta. Tiene músculos que usted y yo jamás descubriremos en nuestro cuerpo. Un cuello cercano en anchura al mástil de un velero. El pelo muy corto, rapado. Y unas gafas de sol, negras, opacas, imposible descifrar sus ojos. Su mirada… ¿Ya les ha entrado también el miedo?

     Olviden todo. Es lo que ocurre cuando David te da la mano, te acerca y te dedica un simple saludo. La muralla física inicial se desvanece como un castillo de arena. David transmite serenidad, irradia buenas vibraciones. Siempre sonríe. Es capaz de alegrarte un mal día. Su frase preferida es: “Todos los días sale el sol. Y si no, ya me encargo yo de sacarlo”. ¿Hay alguien capaz de quedarse quieto tras esa sentencia?

     Tiene la capacidad de mirarte sin poder verte y ha agudizado el sentido más atrofiado del ser humano de un tiempo a esta parte: el de escuchar. Sí, el de escuchar, no el de oír que son cosas diferentes. Muy diferentes. Tras dos minutos de conversación, olvidé por completo la sensación de tristeza que sentía al llegar por no poder estar con mi padre. Lo siento papá, ya no me acordé de ti en toda la tarde.

Un buen comentarista de fútbol

     Durante la retransmisión del partido, que el Valencia ganó 0-2, David demostró dos cosas básicas para mí en un buen comentarista: paciencia y sensatez. Paciencia para no hacer público un comentario a micrófono cerrado antes de tiempo. Basta que te precipites a ‘decapitar’ a un jugador para que te sorprenda con dos goles en un minuto. Sensatez porque todos sus apuntes estaban desprovistos de prejuicios, fueran filias o fobias. Algo que yo sigo sin acabar de conseguir al cien por cien.
     Aunque David me ganaba a cada minuto, fui incapaz de evitar miradas furtivas a Ximena. Que seguía callada. Tranquila. Sin mostrar el más mínimo interés en mí. Siempre pegada a David. Solo al acabar, mostró cierta alegría al levantarse de un respingo. Creo que estaba aburrida.
     Ha sido el partido que más disfruté comentando, el que me cambió la visión de las cosas, de la vida. David Casinos no puede ver. Se quedó ciego en 1998 por culpa de su diabetes. Se apagó su luz, pero no su motor. El corazón se le hizo más grande. Tanto que ha sido capaz de ganar 4 medallas de oro en lanzamientos de peso y disco en cuatro Juegos Paralímpicos consecutivos, de Sydney a Londres, y de ser el abanderado en Pekín. Ahora quiere llegar a Brasil, mientras transmite su positivismo como deportista de elite impartiendo conferencias, en cursos de ‘coaching’…
Porque

     A David nunca le he visto en persona los ojos. No me hace falta. Su fuerza la descubrí al cruzar la mirada aquella tarde con Ximena, una preciosa labradora, la perra guía de David Casinos. Su “compañera en la selva de asfalto” como él dice. He tenido la oportunidad de conocer muchos deportistas de elite sin discapacidad alguna y ninguno ha sido capaz de transmitir el liderazgo que demuestra David Casinos… Bueno, quizá a su altura esté Javi Hernández. De él les hablaré otro día.


Escribe para 'El Chut': Jorge Segura

Jorge Segura es periodista.
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