--> A Ximena la conocí un sábado. Concretamente un 5 de noviembre de 2011. Imposible olvidarlo. Mi padre cumplía años, pero como tantos otros no pude compartirlo con él. Una vez más me tocó cambiar la familia y la tarta por la familia de la radio y el micrófono. La LFP no dejaba entrar a las radios en los estadios para contar los partidos (parece que fue hace un siglo y aquello está a la vuelta de la esquina) y llegué con tiempo a la sede de Radio Marca en Valencia. Era jornada de derbi, cada vez más igualado, entre Levante y Valencia.
Un artículo de Jorge Segura (@jseguraclara).Seguir a @jseguraclara
David Casinos y su perra guía. |
Ximena y David en un Levante-Valencia
Me esperaban Blay, que narraría el partido, y
un nuevo comentarista fortuito. Pero ni me fijé en ellos. Nada más entrar los
ojos se me fueron a ella. Ximena tenía el pelo negro zaino, una planta
impresionante pero, sobre todo, una mirada penetrante. Hipnótica. Cautivadora.
Prácticamente ni se movió al verme, ni un gesto de alegría ni desprecio.
Permaneció sentada y tranquila. Me miraba. Y nada más.
Al fortuito colega de comentarios ya lo había
visto alguna vez. Aunque no de cerca. David es de esos tipos que te imponen respeto. Respeto físico quiero decir. Miedo para ser más claro. Fácilmente
podría pasar por portero de discoteca. No es muy alto, pero no le hace falta.
Tiene músculos que usted y yo jamás descubriremos en nuestro cuerpo. Un cuello
cercano en anchura al mástil de un velero. El pelo muy corto, rapado. Y unas
gafas de sol, negras, opacas, imposible descifrar sus ojos. Su mirada… ¿Ya les
ha entrado también el miedo?
Olviden todo. Es lo que ocurre cuando David te
da la mano, te acerca y te dedica un simple saludo. La muralla física inicial
se desvanece como un castillo de arena. David transmite serenidad, irradia
buenas vibraciones. Siempre sonríe. Es capaz de alegrarte un mal día. Su frase
preferida es: “Todos los días sale el sol. Y si no, ya me encargo yo de
sacarlo”. ¿Hay alguien capaz de quedarse quieto tras esa sentencia?
Tiene la capacidad de mirarte sin poder verte
y ha agudizado el sentido más atrofiado del ser humano de un tiempo a esta
parte: el de escuchar. Sí, el de escuchar, no el de oír que son cosas
diferentes. Muy diferentes. Tras dos minutos de conversación, olvidé por
completo la sensación de tristeza que sentía al llegar por no poder estar con
mi padre. Lo siento papá, ya no me acordé de ti en toda la tarde.
Un buen comentarista de fútbol
Durante la retransmisión del partido, que el
Valencia ganó 0-2, David demostró dos cosas básicas para mí en un buen
comentarista: paciencia y sensatez. Paciencia para no hacer público un
comentario a micrófono cerrado antes de tiempo. Basta que te precipites a
‘decapitar’ a un jugador para que te sorprenda con dos goles en un minuto.
Sensatez porque todos sus apuntes estaban desprovistos de prejuicios, fueran
filias o fobias. Algo que yo sigo sin acabar de conseguir al cien por cien.
Aunque David me ganaba a cada minuto, fui incapaz de evitar miradas furtivas a Ximena. Que seguía callada. Tranquila. Sin mostrar el más mínimo interés en mí. Siempre pegada a David. Solo al acabar, mostró cierta alegría al levantarse de un respingo. Creo que estaba aburrida.
Ha sido el partido que más disfruté comentando, el que me cambió la visión de las cosas, de la vida. David Casinos
no puede ver. Se quedó ciego en 1998 por culpa de su diabetes. Se apagó su luz,
pero no su motor. El corazón se le hizo más grande. Tanto que ha sido capaz de
ganar 4 medallas de oro en lanzamientos de peso y disco en cuatro Juegos
Paralímpicos consecutivos, de Sydney a Londres, y de ser el abanderado en
Pekín. Ahora quiere llegar a Brasil, mientras transmite su positivismo como deportista
de elite impartiendo conferencias, en cursos de ‘coaching’…
Porque
Porque
A David nunca le he visto en persona los ojos.
No me hace falta. Su fuerza la descubrí al cruzar la mirada aquella tarde con
Ximena, una preciosa labradora, la perra guía de David Casinos. Su “compañera
en la selva de asfalto” como él dice. He tenido la oportunidad de conocer
muchos deportistas de elite sin discapacidad alguna y ninguno ha sido capaz de
transmitir el liderazgo que demuestra David Casinos… Bueno, quizá a su altura
esté Javi Hernández. De él les hablaré otro día.
Escribe para 'El Chut': Jorge Segura
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Jorge Segura es periodista.
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