--> Leo Messi es un tipo extraño en un mundo en el que cada gesto, frase o regate se analiza con la mirada fría de mil cámaras y el juicio crítico de millones de aficionados al fútbol. Es bajito, barrilete, tímido hasta decir ¡ay! de verbo huidizo, nada estridente en su vestimenta, con coche caro, pero discreto y alejado, muy alejado de la vida de colorín que suelen llevar sus homólogos en el estrellato. Mientras que, por comparar con un referente opuesto, Cristiano Ronaldo es un tipo del que se conoce prácticamente todo, vida, milagros, aficiones, tendencias, peinados, ropa, intimidades, novias o familia, de Messi se conoce poco, muy poco. Uno es una superestrella, una marca comercial que juega de lujo al fútbol. El otro es un soso, que hace magia cada día que sale a un estadio a jugar un partido. Lo que resulta más sorprendente es que estos dos genios también coinciden en un aspecto: no conectan con la gente como se supone que una estrella tiene que conectar.
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Leo Messi con su pareja y su hijo, Thiago. |
Es curioso que
Cristiano haya tenido que recurrir a asesores de imagen para suavizar la imagen
de tipo antipático, sobrado y ególatra que le acompaña. Se ganan el sueldo,
pero poco a poco lo van logrando. Sin embargo con Messi, da la impresión de que
le importa un bledo lo que digan, lo que hagan y lo que piensen los demás. Es
un tipo feliz con lo que hace. Un tipo extraordinario que hace cosas
extraordinarias con una vida de lo más normal. Recientemente, el pequeño
argentino ha sido padre, siguiendo la generalizada tendencia de jóvenes
paternidades en el mundo del fútbol. De su novia se sabe poco, salvo que es una
chica normal, que se conocen desde que eran niños los dos y que vive una vida
ajena a la pasarela y los salones de belleza que el resto de beldades que
acompañan a nuestros astros.
La feliz pareja ha concedido una entrevista hace pocos días para hablar de su nuevo retoño en la que, asómbrense, hablan de pañales, cacas de nene y biberones. Ni el pañal es de Gucci ni el biberón de Armani, con lo que se constata una generalizada sospecha: Messi es humano.
El periodismo
tiene desde siempre una tendencia superlativa y una querencia innata para hacer
comparaciones y decidir al mejor, de lo que sea, de todos los tiempos,
presentes y remotos. Debates para avivar la llama de un negocio en crisis
¿Cristiano o Leo? ¿Leo o Maradona? Leo Messi es un jugador único al que he
visto hacer cosas que desafiaban las leyes físicas, con una visión privilegiada
de este juego, capaz de analizar la jugada a la velocidad de la luz y de lograr
el unánime consenso en el aplauso, incluso en territorios de consumada
hostilidad. Posiblemente sea uno de los jugadores más determinantes que haya
tenido jamás el Fc. Barcelona, aunque no me atrevo a afirmar quién es mejor.
Prefiero emplear mi tiempo en recrearme en la belleza de estos artistas que
perderlo en decidir quién es el más alto, guapo y listo de la clase.
Escribe para 'El Chut': @lujimmix
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